Refutan el valor cardioprotector de las estatinas

Refutan el valor cardioprotector de las estatinas

Refutan el valor cardioprotector de las estatinas

24 de febrero de 2015 16:05

Su seguridad y eficacia en la prevención de eventos cardiovasculares habría sido exagerada deliberadamente, según un informe de la Universidad del Sur de Florida.

La evaluación crítica ha sido llevada a cabo por David M. Diamond y Uffe Ravnskov, este último experto en colesterol y enfermedades cardiovasculares. De ella se desprende que, aunque las estatinas reducen el colesterol, no mejoran la ocurrencia de eventos cardiovasculares. Los autores describen la artimaña estadística utilizada para demostrar la existencia de una asociación entre la reducción de colesterol y la de eventos cardiovasculares. La clave parece residir en cómo es presentada la tasa de beneficio frente a la de efectos adversos.

Tomando en consideración el efecto en la población, llamado “riesgo absoluto”, el beneficio de las estatinas es del 1%, lo que significa que sólo una de cada 100 personas tratadas tendrá un accidente cardiovascular menos. En las publicaciones que abogan por el uso de estatinas, el riesgo absoluto es transformado en riesgo relativo, lo cual crea la apariencia de que las estatinas benefician al 30-50% de la población. La exageración del efecto beneficioso ha sido ilustrada en los estudios JUPITER, ASCOT-LLA y British Heart Protection Study. En el caso del JUPITER, se reportó una reducción en infartos de miocardio del 54%, cuando la reducción real fue menor del 1%.

En el ASCOT-LLA, interrumpido prematuramente por sus buenos resultados, el porcentaje de infartos y muertes en el grupo tratado con Lipitor fue del 1,9%, frente a 3% con placebo, una diferencia que fue comunicada como una reducción del riesgo relativo del 36%. Los Drs. Diamond y Ravnskov también afirman que los efectos adversos relacionados con el tratamiento son más frecuentes que los reportados en los medios y en las conferencias médicas y que el riesgo de cáncer, cataratas, diabetes, deterioro cognitivo y desórdenes musculo-esqueléticos no compensa el beneficio cardiovascular del tratamiento.