El uso clínico de injertos vasculares bioabsorbibles en niños se muestra prometedor
20/05/2016 - E.P.
Los estudios histológicos de los injertos en modelos experimentales han demostrado que la implantación del injerto es seguida por infiltración inicial de células inflamatorias, que induce la curación fisiológica y la formación de tejido
Un equipo de cirujanos del Centro de Cirugía Cardiovascular Bakoulev, en Moscú, Rusia, informa que han logrado con éxito la implantación de injertos vasculares bioabsorbibles en niños para corregir una malformación cardiaca congénita. Los injertos están diseñados para biodegradarse con el tiempo como las células y proteínas propias de un paciente reconstituyen el funcionamiento natural del tejido, reduciendo así complicaciones permanentes relacionadas con el implante.
"Los resultados positivos del estudio proporcionan esperanza para un nuevo enfoque terapéutico de reemplazo de la válvula cardiovascular llamado restauración de tejido endógeno (ETR, por sus siglas en inglés). Esto es potencialmente un enfoque revolucionario para la medicina regenerativa en el tratamiento cardiovascular", afirma el investigador principal, Leo Bockeria.
Las válvulas de los vasos sanguíneos o los implantes cardiovasculares actuales están generalmente asociados con una serie de complicaciones, tienen una eficacia limitada en el tiempo y pueden requerir intervención repetida durante la vida de un paciente, especialmente cuando se implanta en un niño pequeño.
El nuevo procedimiento fue diseñado para ayudar a los niños que nacen con anomalías de ventrículo único, un término usado para describir un grupo de defectos cardiacos que comparten la característica común de que sólo uno de los dos ventrículos funcionan de manera adecuada. Puede deberse a la falta de una válvula de corazón, la capacidad de bombeo anormal del corazón u otros problemas.
El procedimiento quirúrgico, conocido como un procedimiento Fontan, implica desviar la sangre venosa de la aurícula derecha a las arterias pulmonares, sin pasar por la zona del ventrículo derecho. En este estudio de viabilidad prospectivo de un solo centro, se implantó en cinco niños de edades comprendidas entre 4,5 y 12,5 años nacidos con una malformación congénita de ventrículo único un injerto bioabsorbible que conecta la vena cava inferior con la arteria pulmonar derecha durante un procedimiento extracardiaco Fontan.
Injertos sin limitación de tamaño
Se siguió a los pacientes durante 12 meses después de la cirugía utilizando ecocardiografía, tomografía axial computarizada y resonancia magnética, sin detectarse eventos adversos relacionados con el dispositivo. Los injertos se componen de polímeros bioabsorbibles supramoleculares, fabricados mediante un proceso 'electrospinning' o electro hilado patentado por la compañía europea de dispositivos médicos Xeltis.
Los injertos no tienen limitaciones de tamaño, aunque este estudio utilizó injertos de 18 y 20 mm de diámetro. Los estudios histológicos de los injertos en ovejas han demostrado que la implantación del injerto es seguida por infiltración inicial de células inflamatorias, que induce la curación fisiológica y la formación de tejido. Después, se produce la degradación del andamio implantado con eventual reducción de la respuesta inflamatoria.
Los investigadores informaron en su presentación en la 96ª Reunión Anual de la Asociación Americana de Cirugía Torácica que los cinco pacientes se recuperaron con éxito del procedimiento, con una mejora significativa en el estado general de los pacientes. Los estudios de imagen demuestran estabilidad anatómica y funcional de los injertos.
Aunque se necesita más tiempo de seguimiento, los científicos dicen que el enfoque tiene el potencial de mejorar los procedimientos de cirugía cardiaca y vascular mediante la reducción de las complicaciones derivadas de los implantes colocados de forma permanente. A su juicio, es especialmente importante para un niño que tiene que vivir con las secuelas de la cirugía durante su vida.
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