jueves, 8 de junio de 2017

La neuroimagen puede detectar el autismo en bebés - DiarioMedico.com

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RESONANCIA MAGNÉTICA FUNCIONAL DE LA CONECTIVIDAD

La neuroimagen puede detectar el autismo en bebés

Las conexiones funcionales del cerebro podrían predecir si un niño a los seis meses será diagnosticado con un trastorno del espectro autista a los dos años.
Redacción. Madrid   |  07/06/2017 20:18
 
 

RMf de la conectividad
En el estudio se empleó resonancia magnética funcional para estudiar la conectividad cerebral. (STM)
Una prueba de resonancia magnética cerebral puede detectar cambios funcionales en niños a los seis meses de edad que predicen el desarrollo de un trastorno del espectro autista (TEA) cuando cumplan dos años. Así lo demuestra un estudio apoyado por el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano y el Instituto de Salud Mental, ambos pertenecientes a los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses. Los datos de este trabajo se publican hoy en Science Translational Medicine, con Robert Emerson, de la Universidad de Carolina del Norte, como primer autor.
La detección precoz del trastorno del espectro autista, que de acuerdo con los datos de este trabajo se presenta en uno de cada 68 niños, puede marcar una diferencia clara en la evolución de esta alteración. Sin embargo, los rasgos de conducta que típicamente se asocian al trastorno (problemas de lenguaje, comportamientos repetitivos y alteraciones en la conducta) no se manifiestan hasta cumplir los dos años.
En este trabajo, se escaneó el cerebro de 59 niños con riesgo familiar de trastorno del espectro autista. Las pruebas se hicieron mientras los bebés dormían. Se recogieron datos de 26.335 parejas de conexiones funcionales entre 230 regiones cerebrales diferentes, mediante la técnica que se conoce como imagen de resonancia magnética funcional de la conectividad (RMcf).
De los 59 pequeños, 11 se diagnosticaron con el TEA a los 24 meses de edad, lo que permitió a los autores identificar algoritmos sobre modelos de conectividad cerebral específicos que predijeran el diagnóstico. El programa obtenido resultó certero en el 93 por ciento de los casos.
"Cuando el análisis determinaba que un niño tenía TEA, era correcto; salvo en dos niños, que desarrollaron el trastorno, pero el programa no lo predijo", explica Emerson, y recuerda que este estudio es un primer paso, prometedor, pero que debe replicarse en muestras más amplias. "Nadie había hecho este tipo de investigación en niños de seis meses. Ahora hay que repetirlo en una población mayor y con diferentes tipos de participantes".
Se trata del cuarto estudio de neuroimagen en autismo que publican estos investigadores de la Universidad de Carolina del Norte este año. Uno de ellos, que apareció en febrero en Nature, determinó mediante resonancia magnética funcional (RMf) diferencias en la anatomía cerebral que también contribuían a predecir el trastorno en niños; otro, desveló un aumento del líquido cefalorraquídeo en el momento del diagnóstico de estos pacientes. "Creo que en un futuro habrá un diagnóstico biológico del autismo en la infancia", confía Emerson.

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