"La familia es clave para prevenir el sida"

El compromiso de Francisco Javier Romero con las toxicomanías, el alcoholismo y el sida va más allá de lo estrictamente profesional: ha adoptado a dos niños con estos problemas.

Enrique Mezquita. Valencia | 03/09/2012 00:00

Francisco Javier Romero ha dedicado su vida al estudio de las toxicomanías y el sida. (Enrique Mezquita)

Francisco Javier Romero, vicerrector de Investigación, Desarrollo e Innovación de la Universidad Católica de Valencia (UCV) y responsable de Investigación de la Fundación Oftalmológica del Mediterráneo (FOM), ha consagrado su vida al estudio de las toxicomanías, el alcoholismo y el sida. Ese compromiso ha ido más allá: ha adoptado a dos niños afectados por estos problemas y ha puesto en marcha una fundación de ayuda e investigación.

Su compromiso vital con estos temas es muy fuerte...
-Uno de mis hijos enfermó gravemente y cuando por fin salió de la UCI fue a parar a una cuna al lado de Eloy, un niño al que solamente atendían las enfermeras del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Valencia. Aparentemente estaba sano, pero era seropositivo VIH y había nacido con síndrome de abstinencia a los opiáceos. Tras su muerte, volvió a darse otra situación en la que no se puede mirar a otro lado y acogimos a Jesús, un discapacitado con una tetraparesia sensorio-motora, que había nacido con síndrome de abstinencia a opiáceos y era seropositivo VIH y VHC, aunque ambos anticuerpos se negativizaron a los nueve meses de vida.

Estamos cerca de describir en humanos la existencia de una verdadera retinopatía alcohólica, que ya hemos explicado en animales

¿Y cómo llegó a ese nivel de compromiso?
-Mi esposa y yo hemos sido muy afortunados con lo que hemos vivido con nuestros once hijos biológicos y estas dos historias, y me gustaría pensar que con la ayuda de Dios podríamos volver a hacerlo. Es cierto que la situación a finales de los 80 en España con respecto al Sida era compleja, pues los tabúes sobre la convivencia y el contagio eran muchos. Tras la muerte de Eloy intensificamos los trabajos en torno al sida pediátrico, buscando algún marcador sérico que ayudase a monitorizar la progresión de la enfermedad, pero cada vez eran menos los casos de este tipo de sida en España y retomamos el interés por los efectos de la cocaína y el alcohol en el cerebro y otras estructuras nerviosas.

En 2002 creó la Fundación Sida y Drogas...
-Surgió de la mano de un amigo, el doctor Vicente Villar, que nos ayudó con los papeles y el capital necesario. Es una fundación pequeña cuyo patronato y un grupo de voluntarios dedicamos mucho de nuestro tiempo libre a la formación para la prevención. Además hemos colaborado en la organización de seminarios con universitarios, centros de enseñanza y congresos científicos; incluso hemos aportado nuestra capacidad de administración (que no capital) y muchas actividades relacionadas con la prevención del sida y otras enfermedades de transmisión sexual, las adicciones y la relación y el impacto que tiene el consumo de sustancias sobre las primeras.

¿Cuáles son las claves para luchar contra este tipo de problemas?
-Para su prevención es vital la integridad y el refuerzo de la familia, donde se aprende a valorar al otro y a amar, y esa es una de las claves para avanzar en el ámbito relacional, incluidas las relaciones sexuales. Por ello, cualquier iniciativa normativa que contemple la protección de la familia es un elemento más en la prevención del sida, las enfermedades de transmisión sexual y el consumo de sustancias.

¿Tiene algún proyecto en mente en relación con estos temas?
-El de prevención del consumo de 0-6. Un modelo que ya se ha planteado en Estados Unidos y cuya eficacia es difícil de medir a corto plazo, ya que supone intervenir en personas de muy corta edad y en sus familias.

¿Y sus proyectos de investigación?
-Estamos desarrollando un proyecto financiado por el Plan Nacional sobre Drogas en la UCV que permite estudiar la activación de diferentes núcleos cerebrales a lo largo de la presentación de tareas con varias técnicas de neuroimagen en población adicta a la cocaína. Así se comprueban las diferencias funcionales y estructurales en el cerebro de estos pacientes respecto a las personas sanas. La respuesta cerebral al dolor y el impacto que el uso de algunas drogas tienen sobre ella están iniciándose como interés del grupo de investigación. En paralelo, hemos descrito las modificaciones que provoca el consumo de estas sustancias en el cerebro y en el sistema visual de animales, y estamos cerca de describir en humanos la existencia de una verdadera retinopatía alcohólica, que ya hemos explicado en animales.