miércoles, 26 de mayo de 2010

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Gonzalo Pin, coordinador de la Unidad Valenciana del Sueño, del Hospital Quirón.

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EL ESTRÉS PUEDE FOMENTAR ESTOS TRASTORNOS
El ritmo de vida actual influye en las parasomnias infantiles

El estrés y la privación de sueño que se relaciona con el estilo de vida están elevando la prevalencia de parasomnias infantiles. Gonzalo Pin, coordinador de la Unidad del Sueño del Hospital Quirón de Valencia, analiza el abordaje de estos trastornos y da recomendaciones básicas.


Enrique Mezquita. Valencia - Miércoles, 26 de Mayo de 2010 - Actualizado a las 00:00h.

Las parasomnias son comportamientos y eventos involuntarios, inconscientes y anormales que ocurren durante el sueño y disminuyen de forma importante su calidad. Las más habituales suelen ser el sonambulismo, los terrores nocturnos, las pesadillas, el bruxismo, los movimientos periódicos y rítmicos y los soliloquios. Y en los últimos años, según se explicó en la III Jornada sobre Avances en Medicina del Sueño, celebrada en Valencia, se ha observado un aumento en la prevalencia de estos trastornos, favorecido en gran medida por el déficit de sueño que padecen los niños en la sociedad actual.

Según Gonzalo Pin, coordinador de la Unidad Valenciana del Sueño del Hospital Quirón Valencia, "fundamentalmente son de origen genético -por ejemplo, un 60 por ciento de los niños sonámbulos tienen antecedentes familiares-, pero existen factores agudos desencadenantes que favorecen que se manifiesten clínicamente, sobre todo el déficit de sueño y el estrés". En este contexto, "las parasomnias siempre han existido, pero hemos detectado más casos en los últimos tiempos porque precisamente tenemos una sociedad cada vez más deficitaria de sueño, especialmente entre los niños".

El déficit de sueño y el estrés actúan como desencadenantes agudos de las parasomnias, que también cuentan con un origen genético

Como ejemplo, el 4,2 por ciento de los estudiantes valencianos se duermen alguna vez en clase, según los datos recogidos entre los profesores, o el 52,8 por ciento de los adolescentes de entre 14 y 16 años acuden a clase con menos de 8 horas de sueño. Y a partir de la prevalencia de las parasomnias en la literatura, "hemos calculado que un pediatra de primaria con un cupo de 936 niños, tendría que tener identificados alrededor de 67 casos de terror en sueño de manera habitual o cerca de 40 niños con episodios de sonambulismo"

Abordaje profesional

Desde un punto de vista profesional, "las parasomnias hay que abordarlas como cualquier acto médico, a partir de una historia clínica y una exploración completa". Pin ha destacado que el diagnóstico y el abordaje inicial -normas para mejorar la higiene y de seguridad, realización de diarios del sueño para ver cuándo se producen los eventos- se realiza fundamentalmente en primaria. Los casos puntuales o habituales, suelen resolverse.

"Sólo aquellos casos en que las parasomnias se van encadenando, son excesivamente frecuentes o agresivas, tienen muchas repercusiones de cara a la vida o no han respondido a las propuestas de primaria, serían tributarias de investigación por unidades del sueño". Ello es muy importante porque "se debe hacer un diagnóstico diferencial y descartar que no se trata de otras posibles alteraciones, como la epilepsia nocturna, que se manifiesta clínicamente de forma muy parecida".

Tampoco hay que olvidar que "muchas parasomnias se relacionan con otras alteraciones del sueño, "como los trastornos respiratorios -un 62 por ciento de los niños con apnea del sueño presentan episodios de parasomnia-". En los casos complejos o graves, existen dos abordajes establecidos. Uno es de tipo cognitivo-conductual, basado en el "despertar precoz": se trata de interrumpir el sueño del sujeto 20-30 minutos antes de que se produzca el evento, que casi siempre se produce a la misma hora en relación con el tiempo que se ha dormido (alrededor del final del primer ciclo del sueño). En ocasiones, esta acción se acompaña con tratamiento farmacológico, cuya duración depende de la agresividad y frecuencia de los eventos.

RECOMENDACIONES BÁSICAS A LOS PADRES
Es muy importante que los padres cuyos hijos padecen problemas del sueño observen ciertas recomendaciones para mejorar la situación. Respecto a las parasomnias de la fase no-REM (sonambulismo, terrores del sueño o despertar confusional), "se debe tener en cuenta que el niño se mueve y es capaz de repetir actos de una manera automática y, por tanto, hay que extremar las medidas de seguridad. Y eso debe hacerse desde el inicio de la sospecha". Pin ha advertido que si los padres "están ante una sospecha de sonambulismo o terror del sueño, no deben actuar y simplemente han de observar, ya que despertar al niño podría alterar aún más su arquitectura del sueño. En cambio, si hablamos de una pesadilla -que ocurren en la fase REM- recomiendo a los padres que actúen y, si son excesivamente frecuentes, que evalúen que ocurre en el colegio o qué tipo de televisión están viendo". Otra recomendación fundamental para "mejorar la higiene del sueño de los niños es regularizar los horarios evitándoles las bebidas excitantes, sobre todo a partir del mediodía". No obstante, "si bien pueden pasar semanas sin tener episodios, si ocurren circunstancias de déficit de sueño o situaciones de estrés, es muy probable que reaparezcan".

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