Ejercicio físico, alcohol y AINE, activadores en alergias alimentarias

Un estudio impulsado por el Instituto de Investigación Valle de Hebrón (VHIR), en Barcelona, ha descrito el papel de diferentes cofactores como ejercicio físico, ingesta de alcohol o antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como activadores de reacciones alérgicas alimentarias. Los resultados han sido publicados en Allergy.

Javier Granda Sevilla. Barcelona | 07/09/2012 00:00

Las autoras del estudio Anna Sala y Victoria Cardona, del Hospital Universitario Valle de Hebrón. (Rafa M. Marín)

Los trabajos previos en este campo se habían centrado en casos individuales o en series reducidas, excepto en Japón, donde se han estudiado casos de alergia a trigo que presentan reacción únicamente con ejercicio. Los investigadores del VHIR recogieron pruebas de 74 pacientes que presentaban alergias alimentarias inducidas por la acción de cofactores como ejercicio físico, ingesta de alcohol e ingesta de antiinflamatorios no esteroideos (AINE) durante las dos horas anteriores al consumo del alimento sensibilizante o las cuatro horas posteriores. Para ello se revisaron sus historias clínicas entre 2009 y 2011.

Los datos más destacados indican que, mientras en el 82,4 por ciento de los pacientes la ingesta aislada del alimento sensibilizante no provocaba síntomas o sólo reacciones alérgicas de carácter leve -normalmente urticaria-, la intervención de alguno de los cofactores elevaba del 17,6 por ciento hasta el 85,1 por ciento el número de reacciones anafilácticas.

El 58 por ciento de los casos estaban relacionados con los AINE, el 52,7 por ciento con el ejercicio y el 12,2 por ciento con el alcohol y, en algunos casos, combinados. El tiempo de aparición de los síntomas dependió del tipo de cofactor, variando desde 75 minutos de media con los AINE hasta los diez minutos con el ejercicio.

El tiempo de aparición de las reacciones alérgicas dependía del cofactor: variaba de los 75 minutos con los AINE a los 10 minutos con el ejercicio físico

Como ha señalado Victoria Cardona, responsable de la Sección de Alergología del Servicio de Medicina Interna del Hospital Valle de Hebrón y miembro del grupo de investigación de enfermedades sistémicas del VHIR, "el número de casos parece haber aumentado y este artículo es una primera aproximación: es bastante descriptivo y aún no se analizan mecanismos, que será la próxima fase de investigación". Para ello, han comenzado a trabajar con un modelo de anafilaxia en ratones que son sensibilizados al melocotón.
"Intentaremos observar cómo influyen el ejercicio, los AINE y el alcohol, pero es un trabajo en marcha", ha avanzado.

Sobre los resultados del estudio aparecido ahora en Allergy, Cardona ha indicado que el mayor porcentaje de casos de AINE se debe a que "se utilizan mucho y porque los pacientes los relacionan con más facilidad con reacciones alérgicas. De hecho, muchos de estos pacientes consultaban porque pensaban que eran alérgicos al medicamento y no al alimento. En cambio, si el paciente presenta una reacción alérgica mientras baila o corre, no piensa que se debe al ejercicio, sino que cree que es por algo que ha comido. Es la limitación de los estudios retrospectivos y por eso ahora iniciamos una recogida prosprectiva, que nos permitirá analizar todas las circunstancias y ver cuáles son las realmente implicadas".

Papel clave de Pru p 3
La proteína de transferencia de lípidos Pru p 3, presente en la piel del melocotón, juega un papel clave en todo el proceso al ser un alérgeno muy importante en la población española. Como destaca Cardona, "está presente en todo el sur de Europa, especialmente en España, y es uno de los principales alérgenos a los que estamos sensibilizados en cuanto a alimentos. El problema es que es un alérgeno muy estable, que se mantiene a pesar de la cocción del alimento e incluso es resistente a las enzimas digestivas, por lo que es muy potente, con reacciones importantes. En estos pacientes fue el alérgeno más frecuentemente implicado: más del 90 por ciento estaban sensibilizados a él".