martes, 29 de enero de 2013

La leptina o la molécula de la saciedad | Sociedad | EL PAÍS

La leptina o la molécula de la saciedad | Sociedad | EL PAÍS


La leptina o la molécula de la saciedad

El descubrimiento abre una nueva era en la investigación del sobrepeso y la obesidad

 
 
Los galardonados con los Premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento 2012, Douglas Coleman y Jeffrey M Friedman han abierto durante su carreta científica nuevos paradigmas en la etiología de la obesidad a raíz del descubrimiento de la leptina y sus mecanismos de acción. Como todo descubrimiento científico, no fue un momento aislado de “Eureka” sino la labor continuada de generaciones de científicos, cuyas observaciones, dedicación e ingenio han allanado el camino para aquellos que han recogido su testigo y, apoyados por tecnologías cada vez mas sofisticadas y potentes, han llevado el conocimiento a cumbres cada vez mas elevadas.

La historia de la leptina, o mejor dicho, de la existencia de un mecanismo que regulaba el apetito de una manera biológica a través de un factor circulante en la sangre, se remonta a los años 50 de la mano de investigadores como Gordon C. Kennedy del Instituto Nacional para Investigación Medica de Londres y de Romaine Hervey de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido, utilizando modelos experimentales. Fue unos años mas tarde en la mitad de los sesenta cuando uno de los galardonados, Douglas Coleman, al otro lado del Atlántico, se hace eco del trabajo de estos investigadores y añade a la ecuación del descubrimiento la inmensa riqueza genética de modelos animales presentes en el Jackson Laboratory en Bar Harbor, Maine.

Sin embargo la identificación de los modelos genéticos no era el final del camino ya que la tecnología de esa década no permitió ni la identificación del factor o factores, ni de los genes involucrados. Para llegar a este punto hubo que esperar casi 20 años hasta 1986, en que la curiosidad de Jeffrey Friedman, entonces un recién iniciado joven científico en la Universidad de Rockefeller en Nueva York, se unió a los desarrollos tecnológicos de la genética impensables dos o tres décadas antes. Esto le permitió en 1994 poner por fin nombre a esa molécula involucrada con la saciedad y la obesidad que hoy conocemos como leptina y a la apertura de una nueva era en la investigación de ese problema tan aparente y acuciante en nuestros días, como es el sobrepeso y la obesidad. En 1995, otra parte del puzle se completa con la identificación del receptor de la leptina por parte de Louis A. Tartaglia científico en Millennium Pharmaceutical Incorporated, en Cambridge, USA, de una manera casi simultánea con Friedman.

En 1997 se identificó que el gen de la leptina era responsable de obesidades extremadamente mórbidas en humanos

Durante casi cuatro décadas todos estos avances fueron basados en estudios en roedores, pero un descubrimiento tan crucial debía inmediatamente ser investigado en humanos para lo cual “la ciencia cruzó el Atlántico” de nuevo y fue en el laboratorio de Sadaf Farooqi y Stephen O'Rahilly en el Hospital Addenbrooke de Cambridge, Reino Unido, donde en 1997 se identificó que el gen de la leptina era responsable de obesidades extremadamente mórbidas en humanos, como resultado, como era de esperar de un apetito insaciable. Gracias a estos descubrimientos, la percepción de la obesidad cambia y se convierte en algo genético y por lo tanto biológico. Además el tejido adiposo deja de ser un mero depósito pasivo de grasa para convertirse en un órgano activo y generador de hormonas que conectaban a este tejido con el cerebro y gracias a esta comunicación se controlaba el apetito y los hábitos de los sujetos humanos, abriendo así nuevas vías predictivas, preventivas y terapéuticas para la obesidad y poniendo el control del apetito como elemento crucial en la lucha contra la obesidad.
Por supuesto todavía tenemos un largo camino por recorrer, la evidencia está en la calle. Científicos como Coleman y Friedman han inspirado ya a muchos otros a recoger ese testigo y utilizar el conocimiento que ellos han construido para ascender un escalón mas gracias a nuevos conceptos y a nuevas tecnologías tanto genéticas y bioquímicas como de imagen cerebral, que permitirán conocer más en profundidad qué es lo que nos mueve a comer lo que comemos y cuando lo hacemos y así ser capaces de hacer nuestro el mensaje de esa inscripción, puesta por los siete sabios en el frontispicio del templo de Delfos: “nosce te ipsum” (conócete a ti mismo) y de esta manera alcanzar y mantener la salud óptima en cada una de las etapas de nuestra vida.
José Mª Ordovás es director del laboratorio de Nutrición y Genómica del USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la Universidad de Tufts (EEUU), profesor de Nutrición y Genética, director científico del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Alimentación (IMDEA) e investigador colaborador senior en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (Madrid).



Premio a los descubridores de la hormona que regula el apetito

La Fundación BBVA reconoce la revolución que supuso la leptina en los estudios sobre obesidad

 
Los científicos Douglas Coleman y Jeffrey Friedman / VÍDEO: ATLAS | FOTO: EFE
 
 
La Fundación BBVA ha galardonado hoy a Douglas Coleman y Jeffrey Friedman con el premio Fronteras del Conocimiento 2012 en la categoría de Biomedicina. El químico y el médico, respectivamente, han sido premiados por su descubrimiento de la leptina, la hormona que regula el apetito, fundamental para la investigación de la obesidad.

Su hallazgo provocó, en los años noventa, un cambio en la percepción de la obesidad, que dejó de ser concebida como un fracaso personal de los que la padecían para ser considerada un desequilibrio de un proceso regulado hormonalmente. "Pasaron de ser vistos como glotones a personas con un problema genético", ha declarado Robin Lovell-Badge, investigador de Instituto Nacional para la Investigación Médica de Reino Unido y secretario del Jurado durante la presentación del fallo.

Coleman, profesor emérito del Jackson Laboratoy de Maine (EE UU), descubrió en 1969 que el apetito no era un fenómeno simplemente psicológico, sino que existía un factor fisiológico que lo regulaba y sospechó que podía ser una hormona. Demostró con ratones portadores de una mutación que les hacía engordar y los convertía en obesos. A través de los cruces genéticos sabía que se trataba de un único gen. Friedman, catedrático de la Universidad de Rockefeller de Nueva York, retomó la investigación en los años 80 para intentar concretar de qué gen se trataba. Después de ocho años consiguió aislar el gen previsto por Douglas, al que bautizó como leptina.

No es la primera vez que un jurado internacional galardona la colaboración entre los dos científicos. "Coleman estudiaba ratones obesos y diabéticos. Era un trabajo maravilloso que yo quise desarrollar cuando la tecnología, a partir de los años setenta, empezó a hacerlo posible", ha expresado Friedman en una llamada telefónica en directo durante la presentación.

Friedman ha declarado que el descubrimiento de la leptina obligó a valorar a los individuos independientemente de su peso, de la misma forma que se valora a las personas sin tener en cuenta su altura. "Hay debate a la hora de si hay que tratar o no la obesidad, pero las razones son, en muchos casos, estéticas. Hay que tratarla cuando conlleva diabetes o enfermedades cardiacas, pero haríamos más mal que bien intentando que una persona con sobrepeso pero saludable adelgace", ha explicado
La leptina da información sobre el nivel de grasa que hay en el cuerpo y, a su falta, estimula el apetito. "Cuanta más grasa corporal hay, más leptina se produce y menos apetito se siente. El objetivo final es que un individuo con mucha grasa acabe comiendo menos para que no siga engordando. Y viceversa", ha aclarado el científico, que niega, sin embargo, que se esté cerca de encontrar la píldora mágica que combata la obesidad.

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