Las víctimas británicas de un fármaco para la diabetes pleitean contra Glaxo
Las familIias tienen que ir a juicio para obtener una indemnización
La productora había accedido a pagar millones de euros a los afectados en Estados Unidos
Sarah Boseley Londres 30 ENE 2013 - 20:28 CET
Miles de familias en Reino Unido podrían no tener indemnización por el daño o muerte de un familiar debido al uso del medicamento para la diabetes Avandia, a pesar de que el productor británico había accedido a pagar millones de euros a los afectados en Estados Unidos.
La licencia de Avandia fue retirada de Europa en 2010 porque había pruebas de que podía producir insuficiencias cardíacas o ataques al corazón. El medicamento aún puede ser prescrito en Estados Unidos, aunque no a pacientes con problemas del corazón.
Los efectos del medicamento ya estaban documentados. Un científico de la Administración de Alimentación y Medicinas —encargada de supervisar y garantizar la seguridad alimentaria en el país- había estimado que la droga pudo ser responsable de 100.000 ataques al corazón en ese país. Además, el productor, GlaxoSmithKline (GSK), ha admitido ocultar datos sobre los daños colaterales de la droga y de sus efectos dañinos. Pese a ello, GSK no está dispuesto a llegar a un acuerdo con los denunciantes sin pasar antes por los juzgados.
La historia de los litigios sobre medicamentos en Reino Unido sugiere que las familias no suelen obtener fácilmente una compensación por los daños. Daniel Slade, un abogado de juicios rápidos en Manchester, tiene 19 casos archivados y ha comenzado a procesar cuatro de ellos contra GSK. “Es muy decepcionante”, dice Slade. “Nosotros anticipamos que todas estas quejas tienen buen pronóstico de éxito. Pero tienen que aportar las pruebas adecuadas que pide el sistema de justicia de Reino Unido, incluyendo opiniones de médicos expertos. Es un problema por el que nadie quiere pasar”, dice. Según su opinión, pasar por los juzgados implicaría que los familiares de las víctimas de esta droga tuvieran que esperar años para tener algún tipo de indemnización.
La empresa, por su parte, no parece aceptar su responsabilidad.“Tenemos toda la empatía por las personas que han tenido complicaciones asociadas con la diabetes y por aquellos que cuidan de ellos, pero desafortunadamente somos incapaces de responder a todos los casos de manera individual. Creemos que la compañía ha actuado de forma apropiada”, dice un portavoz de GSK
Liz Thomas, directora de la ONG Acción contra Accidentes Médicos, considera que cada vez será más difícil que la gente se enfrente a las grandes corporaciones. “Resulta muy caro y tedioso este tipo de litigios”, dice la mujer.
Avandia fue introducido por primera vez en Reino Unido en julio de 2000. Fue ofrecido a la gente con diabetes del tipo dos cuyos niveles de glucosa no podían ser controlados por medicamentos genéricos como la metformina o las sulfonilureas.La droga fue diseñada para disminuir la resistencia del cuerpo a la insulina. Estaba disponible de forma separada o combinada con la metformina, y en este caso se llamaba Avandamet. Cuando ambas fueron retiradas por la Agencia Europea de Medicamentos, había unas 90.000 personas tomándola en Reino Unido.
Las primeras advertencias sobre Avandia se produjeron en 2007, cuando Steve Nissen, un destacado científico de Estados Unidos, hizo público los resultados de un estudio con 42 ensayos clínicos. Estos ensayos involucraron a 28.000 pacientes y mostraron que Avandia podía ocasionar ataques al corazón. Otras pruebas, cuyos resultados fueron publicados en 2010, encontraron que aquellos que la utilizaban tenían un 27% más de probabilidades de tener un infarto, y un 14% más de morir que los pacientes que recurrían a medicamentos comunes.
Lo que puede ser más perjudicial para GSK fue su confesión de culpabilidad por ocultar los datos sobre los efectos dañinos de la droga. La mayoría de la información del medicamento proviene de los ensayos propios de GSK. En noviembre de 2011, la productora acordó pagar unos dos millones de euros al Gobierno de Estados Unidos para terminar las investigaciones en sus antidepresivos Paxil (Seroxat en Reino Unido) y Wellbutrin.”Este es un paso importante para probar que podemos resolver las dificultades. Se trata de cuestiones antiguas que no reflejan la compañía que somos hoy”, declaró en su momento Andrew Witty, jefe ejecutivo de GSK.
La empresa aún está peleando casos en Reino Unido referentes a los efectos de Seroxat. Sin embargo, la mayor parte de las quejas han sido interpuestas en Estados Unidos.
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