lunes, 27 de junio de 2016

El manejo de emociones es vital en catástrofes - DiarioMedico.com

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II CONGRESO DE SANIDAD MILITAR

El manejo de emociones es vital en catástrofes

Bajo el lema 'La nueva Sanidad Militar: adaptación, evolución y progreso', el Hospital Gómez Ulla acogió unas jornadas que congregaron a más de 800 personas en torno a varios temas candentes.
Mª Carmen torrente. Madrid | mctorrente@unidadeditorial.es   |  27/06/2016 00:00
 
 

María del Pilar Bardera Mora
María del Pilar Bardera Mora, comandante psicóloga jefe de la UME. (José Luis Pindado)
La guerra de Bosnia o, más recientemente, accidentes aéreos como el de Spanair o el de Germanwings requieren la asistencia de psicólogos especializados en emergencias o catástrofes. Uno de ellos es María del Pilar Bardera Mora, comandante psicóloga jefe del gabinete de Psicología de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que asistió precisamente a familiares de víctimas del accidente de Germanwings.
"Cuando estuvimos en el hotel había un chico de unos 18 años cuya madre había fallecido y, además, no tenía padre. Cuando le vi, proyecté mis emociones por unos segundos y pensé en mi hijo. Es lo primero que advierto a mi gente: tened mucho cuidado cuando proyectáis. Una cosa es la empatía, entender lo que el otro siente, y otra ponerse en su lugar. Hay que controlarlo, porque, si no, no les pasa a ellos, te pasa a ti. Es lo que se llama traumautización secundaria", recuerda.
Si bien ningún grado contempla la especialidad de Psicología de Emergencias, su necesidad está ya creada y el interés es creciente. Un ejemplo es la impartición de diferentes másteres y la Cátedra Extraordinaria Universidad Complutense de Madrid (UCM)-UME Comandante Sánchez Gey.
  • Los psicólogos militares solemos llegar a la zona cuando se decreta un nivel tres. Los primeros en llegar son los psicólogos de la autonomía, y luego ya trabajamos todos juntos"
Bardera destaca que "no todos los psicólogos están capacitados para ser psicólogos de emergencia y trabajar en estos contextos, porque generan muchas emociones (ira, compasión, tristeza...) que hay que saber manejar. El manejo de emociones es importante para acompañar a la persona. Yo he visto psicólogos llorando con el afectado. O incluso psicólogos con experiencia que se bloquean, no saben qué hacer, porque todo va muy rápido y la persona está muy desorientada", afirma.
Civiles y militares
Las Fuerzas Armadas Españolas cuentan con 200 psicólogos, la mitad clínicos (entre ellos, Bardera). "En la UME somos tres psicólogos y la unidad cuenta con 3.700 militares, así que nosotros solos no podemos hacer nada. Nos coordinamos con colectivos como Cruz Roja Española, con quienes tenemos un convenio marco y desarrollamos triajes, y estamos a punto de firmar un convenio con el Consejo General de Psicología de España", concreta.
La colaboración civil-militar es constante a la hora de prestar asistencia psicosocial. "Trabajamos todos juntos. Cuando se decreta un nivel dos, que es el nivel autonómico, los psicólogos que están trabajando en la zona son los de la comunidad. Todos los colegios profesionales suelen tener convenios y hay grupos especializados en intervención con emergencias. Nosotros solemos llegar en el nivel tres y ya seguimos juntos".
El riesgo de que una catástrofe deje huella psicológica en la población se sitúa en torno a un 20 por ciento, y en un 10 por ciento en los intervienientes, aunque a veces se dispara, por ejemplo, cuando fallece algún compañero. Depende de la catástrofe y de los recursos de la comunidad, de su resiliencia", afirma.
Por ello, la UME tiene una prueba de potencial psicológico para seleccionar a sus integrantes: "Está basada en la teoría de Martin Seligman, psicólogo americano que ha desarrollado los programas de entrenamiento del Ejército americano, y habla de seis virtudes básicas (coraje, trascendencia, templanza...), que están en los códigos éticos de los militares", apunta.
El atentado del 11M supuso un antes y un después. "Un grupo de trabajo de la UCM desarrolló el protocolo Acercarse, con pautas para los niños", la población más vulnerable, junto a los discapacitados, cuya probabilidad de sobrevivir a una catástrofe es menos de la mitad que en una persona sin discapacidad.

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