jueves, 16 de marzo de 2017

La incontinencia fecal infantil requiere tratamiento multidisciplinar - DiarioMedico.com

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PUEDE ENMASCARAR MALTRATO

La incontinencia fecal infantil requiere tratamiento multidisciplinar

La incontinencia fecal puede incluir desde el estreñimiento crónico hasta casos más complejos que requieran tratamiento médico. El contacto directo del profesional con el niño es esencial para obtener una información más exacta y poder diseñar un tratamiento personalizado.
Pilar Laguna. Murcia   |  15/03/2017 13:48
 
 

Fuensanta Robles
Fuensanta Robles (DM)
La incontinencia fecal (IF) en niños puede ser un trastorno aparentemente banal o implicar serias causas orgánicas y psíquicas que requieren evaluación por parte de pediatras, cirujanos infantiles, psiquiatras y/o psicólogos. La visión integral de lo que le está pasando al menor es imprescindible para afrontar este síntoma, que se asocia a malestar en el niño y que también repercute negativamente en los padres.
"Es muy importante contemplar al niño como un sujeto en su totalidad, con soma y psique, porque estos trastornos pueden tener causas muy diferentes pero siempre provocan un sufrimiento que si no se resuelve correctamente puede dejar secuelas en edad adulta ", ha explicado Fuensanta Robles, psiquiatra del Centro de Salud de Molina (Murcia), diferenciando entre la IF primaria -cuando no se consigue el control antes de los 4 años- y la secundaria -niños que ya tenían control previo del esfínter anal pero les falla entre los 4 y los 8 años-.
La incidencia global de la IF va reduciéndose con la edad, del 3 por ciento a los 4 años al 1,5 por ciento después de los 7, y es muy rara en la adolescencia. Se da cuatro veces más en varones que en mujeres y las tasas más altas afectan a niños con discapacidad intelectual media o severa.
En un 5 por ciento de los casos la IF puede ser secundaria a enfermedades crónicas o neurológicas que implican malformaciones anorrectales, enfermedad de Hirschprung o disrafismo espinal. "A nivel orgánico son los casos más complejos, que requieren tratamientos médicos e intervenciones quirúrgicas que generan en el niño un fuerte estrés y pueden desencadenar psicopatología de cualquier tipo, sobre todo ansiedad y depresión", ha destacado Robles, aunque matiza que del 80 al 90 por ciento de los casos infantiles están asociados a estreñimiento crónico. Los factores que influyen entonces en la retención de heces son muy diversos: evitación del dolor de una fisura o evitación fóbica de la defecación basada en experiencias negativas imaginarias o reales. En estos casos, resolver el estreñimiento puede solucionar el síntoma de la incontinencia.
La mayoría de los casos de IF se resuelven con buenos hábitos alimentarios y un ritmo de frecuentación de la defecación, siempre contando con una actitud serena de los padres. Pero esta psiquiatra, que también es pediatra y psicóloga, alerta de que entre el 10 y el 20 por ciento de las IF no se asocian a estreñimiento ni a problemas orgánicos, y podrían precisar intervención psicológica. "Con frecuencia el síntoma se inicia tras una situación estresante para el niño como el nacimiento de un hermano, el inicio de escolarización o la separación de los padres, pero también por una enfermedad propia", ha matizado.
Fuensanta Robles ha señalado que hay que considerar la singularidad de cada niño aunque comparta síntomas con otros. "Por un lado hay que comprender los factores médicos, psicológicos y sociales que intervienen en cada individuo para diseñar un tratamiento personalizado, teniendo en cuenta que la IF también puede aparecer como síntoma secundario en trastornos mentales -cuadros depresivos, trastornos de ansiedad o trastornos del espectro psicótico-, y que en algunos pacientes puede ser un síntoma reactivo al maltrato infantil, sea psicológico, físico o sexual". Y sólo si hay alteraciones emocionales serias o trastorno mental, se recurriría a tratamiento farmacológico sin tratar directamente la incontinencia.
La experta recalca que los castigos, enfados y riñas por el escape de heces no hacen más que empeorar el problema, llegando a fijar el síntoma y a actuar negativamente sobre el desarrollo del niño. La atención psicológica debe orientarse a trabajar con el niño los conflictos subyacentes y también con los padres, para establecer patrones familiares que permitan el crecimiento psíquico del niño y la resolución de la incontinencia. "El objetivo es que el niño alcance el control interno de sus heces y que los padres le ayuden a estructurar sus hábitos en general, incluyendo el esfinteriano, ordenando los tiempos de ir al aseo y fomentando la autonomía en la higiene personal".
Para detectar factores de mayor complejidad, como que la IF esté enmascarando un maltrato infantil, Robles ha insistido en el contacto directo con el niño. "Aunque sean de muy corta edad nos dan mucha información a través del juego y podemos detectar que el propio miedo hacia el maltratador hace que el niño se haga encima sus necesidades".

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