PUBLICADO EN 'OBSTETRICS AND GYNECOLOGY'
Un 70% de los teratomas de ovario se mantienen estables
JANO.es · 15 diciembre 2017 12:49
Un estudio basado en el seguimiento de más de 400 mujeres durante 10 años revela que este tipo de tumores, en la mayoría de los casos, no requiere cirugía.
Un amplio estudio retrospectivo que ha analizado a más de 400 mujeres diagnosticadas de teratoma benigno de ovario, a las que se realizó un seguimiento durante un periodo de 10 años, ha observado que, en la mayoría de los casos –prácticamente el 70%– este tipo de tumor se mantiene estable a lo largo del tiempo, por lo que sus autores indican que un control ecográfico continuado puede ser una buena opción para controlar su evolución, ya que el riesgo de que aumente de tamaño, sea maligno o provoque otras complicaciones es muy bajo.
El trabajo, realizado por el Servicio de Diagnóstico Ginecológico por la Imagen (DGI) de Dexeus Mujer, y liderado por la Dra. Mª Angela Pascual, se ha llevado a cabo en colaboración con investigadores de la Universidad de Navarra y la Universidad de Cagliari, Italia, y se ha publicado este mes en la revista científica Obstetrics and Gynecology, que edita el American College of Obstetricians and Gynecologists.
Un tumor que afecta a mujeres de todas las edades
Los teratomas de ovario constituyen el tipo de tumor más frecuente entre los que no son de origen epitelial, y aunque su incidencia es mucho más baja (un 10%) representan más de 95% de todos los tumores de ovario de origen germinal. La mayoría se descubren de forma fortuita, durante una revisión ginecológica rutinaria, ya que a menudo no provocan síntomas. A veces se acompañan de dolor abdominal o pélvico, pero este síntoma solo se presenta en un 30% de los casos. Suelen presentarse en mujeres premenopáusicas, aunque también pueden detectarse en niñas que todavía no han tenido la regla y en mujeres postmenopáuicas de edad avanzada.
Tradicionalmente, el tratamiento indicado ha sido la cirugía para extirpar el tumor. Sin embargo, se ha observado que el riesgo de que aparezcan complicaciones posteriores, como torsión ovárica es muy bajo. Por ello, en los casos que no requieren cirugía inmediata el protocolo habitual es realizar un seguimiento de control mediante la realización de una ecografía transvaginal a los tres y a los seis meses posteriores al diagnóstico para observar su evolución. A partir de los seis meses, se recomienda realizar un control ecográfico anual.
El objetivo de este estudio era analizar los resultados a largo plazo del seguimiento de control ecográfico para este tipo de tumores. Para ello se seleccionó una amplia muestra de pacientes diagnosticadas de teratoma benigno de ovario a las que se realizó un seguimiento ecográfico a lo largo de diez años, entre enero de 2003 y diciembre de 2013.
Todas las mujeres que participaron en el estudio eran pacientes de Dexeus Mujer que, el momento del diagnóstico, no presentaban síntomas asociados al tumor ni estaban embarazadas. Todas ellas fueron informadas de las ventajas y posibles riesgos de llevar a cabo un tratamiento conservador con control periódico o someterse a cirugía, una cuestión que siempre debe ser abordada entre el médico y la paciente, para que esta última esté bien informada y pueda dar su consentimiento.
El trabajo, realizado por el Servicio de Diagnóstico Ginecológico por la Imagen (DGI) de Dexeus Mujer, y liderado por la Dra. Mª Angela Pascual, se ha llevado a cabo en colaboración con investigadores de la Universidad de Navarra y la Universidad de Cagliari, Italia, y se ha publicado este mes en la revista científica Obstetrics and Gynecology, que edita el American College of Obstetricians and Gynecologists.
Un tumor que afecta a mujeres de todas las edades
Los teratomas de ovario constituyen el tipo de tumor más frecuente entre los que no son de origen epitelial, y aunque su incidencia es mucho más baja (un 10%) representan más de 95% de todos los tumores de ovario de origen germinal. La mayoría se descubren de forma fortuita, durante una revisión ginecológica rutinaria, ya que a menudo no provocan síntomas. A veces se acompañan de dolor abdominal o pélvico, pero este síntoma solo se presenta en un 30% de los casos. Suelen presentarse en mujeres premenopáusicas, aunque también pueden detectarse en niñas que todavía no han tenido la regla y en mujeres postmenopáuicas de edad avanzada.
Tradicionalmente, el tratamiento indicado ha sido la cirugía para extirpar el tumor. Sin embargo, se ha observado que el riesgo de que aparezcan complicaciones posteriores, como torsión ovárica es muy bajo. Por ello, en los casos que no requieren cirugía inmediata el protocolo habitual es realizar un seguimiento de control mediante la realización de una ecografía transvaginal a los tres y a los seis meses posteriores al diagnóstico para observar su evolución. A partir de los seis meses, se recomienda realizar un control ecográfico anual.
El objetivo de este estudio era analizar los resultados a largo plazo del seguimiento de control ecográfico para este tipo de tumores. Para ello se seleccionó una amplia muestra de pacientes diagnosticadas de teratoma benigno de ovario a las que se realizó un seguimiento ecográfico a lo largo de diez años, entre enero de 2003 y diciembre de 2013.
Todas las mujeres que participaron en el estudio eran pacientes de Dexeus Mujer que, el momento del diagnóstico, no presentaban síntomas asociados al tumor ni estaban embarazadas. Todas ellas fueron informadas de las ventajas y posibles riesgos de llevar a cabo un tratamiento conservador con control periódico o someterse a cirugía, una cuestión que siempre debe ser abordada entre el médico y la paciente, para que esta última esté bien informada y pueda dar su consentimiento.
Las pacientes diagnosticadas, en torno a los 36 años de media
Durante el período en que se llevó a cabo el estudio se diagnosticaron ecográficamente 613 casos de teratoma benigno de ovario. La edad media de las pacientes diagnosticadas era de 36,6 años, aunque oscilaba entre los 14 y los 81 años. De estas, 205 (33,4%) fueron sometidas a una intervención quirúrgica en un plazo no superior a las cuatro primeras semanas tras el diagnóstico, por lo que no se incluyeron en el estudio de seguimiento. De las 408 restantes, un 89,2% eran mujeres premenopáusicas y un 10,8% postmenopáusicas.
Durante el periodo de seguimiento, 130 (31,8%) mujeres fueron sometidas a una intervención quirúrgica para extirpar el tumor. La cirugía se recomienda cuando el teratoma de ovario provoca dolor pélvico o abdominal (agudo o crónico), se observa un aumento de tamaño (de 10 mm o más) durante los dos primeros controles ecográficos de seguimiento (es decir en los 3 a 6 meses posteriores al diagnóstico) o se detectan cambios que puedan ser indicativos de que se trate de un tumor maligno, como la aparición de áreas sólidas vascularizadas. También se puede llevar a cabo si la paciente lo desea, bajo recomendación médica o de forma paralela a otro tipo de intervención quirúrgica, como la histerectomía.
La mayoría de estas intervenciones se realizaron durante los primeros cinco años tras el diagnóstico. Los principales factores asociados a la cirugía son la edad en el momento del diagnóstico y el tamaño del tumor. Sin embargo, los autores indican que es difícil predecir cuáles pueden precisar cirugía y cuáles no. En cuanto a las complicaciones, solo una de las 408 sufrió una torsión de ovario, por lo que los autores creen que el riesgo de que se produzca este problema es menor que el descrito hasta el momento, que gira en torno a un 3,5%.
La inmensa mayoría de las pacientes incluidas en el estudio permanecieron asintomáticas durante el seguimiento, y el crecimiento del tumor en estos casos fue mínimo: 0,6 mm al año de media frente al 4,8 mm/año de los casos que sí requirieron cirugía. De todos modos, no es posible establecer un tamaño que pueda ser utilizado en la práctica clínica como patrón de advertencia del riesgo de cirugía. Se considera que lesiones superiores a 6 cm pueden ser más susceptibles de precisar cirugía, aunque pasados los primeros 5 años, el riesgo se reduce, como se ha observado en el estudio.
El control ecográfico, una buena opción
Los autores indican que la ecografía transvaginal es una herramienta eficaz para diagnosticar y hacer el seguimiento de este tipo de tumores, ya que los análisis histológicos de los tumores que fueron extirpados revelan que la sensibilidad de esta técnica supera el 85%. Asimismo, y durante el seguimiento, no se detectó ningún caso de tumor maligno, por lo que el riesgo de que un tumor maligno pueda pasar desapercibido realizando un seguimiento de control ecográfico en teratomas de ovario es muy bajo.
Durante el período en que se llevó a cabo el estudio se diagnosticaron ecográficamente 613 casos de teratoma benigno de ovario. La edad media de las pacientes diagnosticadas era de 36,6 años, aunque oscilaba entre los 14 y los 81 años. De estas, 205 (33,4%) fueron sometidas a una intervención quirúrgica en un plazo no superior a las cuatro primeras semanas tras el diagnóstico, por lo que no se incluyeron en el estudio de seguimiento. De las 408 restantes, un 89,2% eran mujeres premenopáusicas y un 10,8% postmenopáusicas.
Durante el periodo de seguimiento, 130 (31,8%) mujeres fueron sometidas a una intervención quirúrgica para extirpar el tumor. La cirugía se recomienda cuando el teratoma de ovario provoca dolor pélvico o abdominal (agudo o crónico), se observa un aumento de tamaño (de 10 mm o más) durante los dos primeros controles ecográficos de seguimiento (es decir en los 3 a 6 meses posteriores al diagnóstico) o se detectan cambios que puedan ser indicativos de que se trate de un tumor maligno, como la aparición de áreas sólidas vascularizadas. También se puede llevar a cabo si la paciente lo desea, bajo recomendación médica o de forma paralela a otro tipo de intervención quirúrgica, como la histerectomía.
La mayoría de estas intervenciones se realizaron durante los primeros cinco años tras el diagnóstico. Los principales factores asociados a la cirugía son la edad en el momento del diagnóstico y el tamaño del tumor. Sin embargo, los autores indican que es difícil predecir cuáles pueden precisar cirugía y cuáles no. En cuanto a las complicaciones, solo una de las 408 sufrió una torsión de ovario, por lo que los autores creen que el riesgo de que se produzca este problema es menor que el descrito hasta el momento, que gira en torno a un 3,5%.
La inmensa mayoría de las pacientes incluidas en el estudio permanecieron asintomáticas durante el seguimiento, y el crecimiento del tumor en estos casos fue mínimo: 0,6 mm al año de media frente al 4,8 mm/año de los casos que sí requirieron cirugía. De todos modos, no es posible establecer un tamaño que pueda ser utilizado en la práctica clínica como patrón de advertencia del riesgo de cirugía. Se considera que lesiones superiores a 6 cm pueden ser más susceptibles de precisar cirugía, aunque pasados los primeros 5 años, el riesgo se reduce, como se ha observado en el estudio.
El control ecográfico, una buena opción
Los autores indican que la ecografía transvaginal es una herramienta eficaz para diagnosticar y hacer el seguimiento de este tipo de tumores, ya que los análisis histológicos de los tumores que fueron extirpados revelan que la sensibilidad de esta técnica supera el 85%. Asimismo, y durante el seguimiento, no se detectó ningún caso de tumor maligno, por lo que el riesgo de que un tumor maligno pueda pasar desapercibido realizando un seguimiento de control ecográfico en teratomas de ovario es muy bajo.
Como conclusión, los autores indican que un control ecográfico continuado puede ser una buena opción para seguir la evolución y controlar este tipo de tumores.
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