sábado, 5 de febrero de 2011

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Un estudio genético desvela una posible diana terapéutica para la esquizofrenia

Redacción

El objetivo de la medicina genómica es el descubrimiento de genes relevantes y el uso de esta información para conseguir un tratamiento; el descubrimiento podría ser la mejor diana procedente de estudios genéticos sobre enfermedad mental



Madrid (5/7-2-11). - Investigadores de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) han identificado una mutación genética vinculada con la esquizofrenia y un mecanismo de señalización que podría tratarse con componentes existentes. La mutación genética identificada por los investigadores, en el gen VIPR2, es una atractiva diana para el desarrollo de fármacos. Los resultados del trabajo se publican en la revista Nature.

La esquizofrenia es un trastorno cerebral discapacitante crónico y grave con síntomas que incluyen alucinaciones, ilusiones y trastornos del pensamiento. Se cree que está causado por factores ambientales y genéticos, sobre todo por estos últimos: la enfermedad se produce en un uno por ciento de la población general, o el diez por ciento de las personas que tienen un familiar en primer grado con el trastorno, como un padre o hermano.

Los investigadores, dirigidos por Jonathan Sebat, examinaron las variantes en el número de copias (VNC) en el genoma de 8.290 individuos con casos diagnosticados de esquizofrenia y 7.431 controles sanos.

Se descubrieron vínculos muy fuertes con múltiples localizaciones en el genoma, algunos encontrados en estudios anteriores pero ahora se ha desvelado algo importante: las duplicaciones en la punta del cromosoma 7q fueron detectadas en individuos con esquizofrenia a una tasa 14 veces superior en comparación con los individuos sanos. Estos VNC impactan en un gen que es importante para el desarrollo cerebral, el receptor de neuropeptido VIPR2.

Los autores explican que el receptor 2 del péptido intestinal vasoactivo (VIPR2) se expresa en el sistema nervioso, incluido el cerebro, los vasos sanguíneos y el tracto gastrointestinal. Estudios previos han mostrado que VIPR2 ayuda a regular la formación y actividad de neuronas en el cerebro. En modelos experimentales, VIPR2 también tiene un papel importante en los procesos de conducta, incluidos el aprendizaje y la temporización de las actividades diarias.

Los científicos midieron la expresión del gen VIPR2 en las células sanguíneas de los pacientes y descubrieron que los individuos con mutaciones tenían una mayor expresión de VIPR2 y mayor actividad del receptor. Los autores concluyen que el efecto de las mutaciones causales es subir el volumen del mecanismo de señalización del péptido intestinal vasoactivo.
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