Se necesita más vigilancia para proteger a los niños que sufren de alergias alimentarias
Un estudio mostró que más de 70 por ciento sufren reacciones tras la exposición, de las cuales 11 por ciento son graves
Traducido del inglés: martes, 26 de junio, 2012
Las reacciones ocurren a pesar de que los padres están conscientes de las alergias y han sido educados sobre su gravedad potencial, un hallazgo que los expertos señalan resalta la necesidad de una vigilancia aún mayor para proteger a los niños de exposiciones potencialmente letales.
"La tasa de reacciones fue mayor de lo que la mayoría anticipábamos", señaló el Dr. James Fagin, director del Centro del Asma Pediátrico del Hospital Pediátrico Cohen en Nueva York, quien no participó en la investigación. "Nos dice que no hacemos lo suficiente para educar a las familias sobre las alergias alimentarias y las técnicas de evitación".
El estudio dio seguimiento a más de 500 bebés con alergias alimentarias, de tres a cinco meses de edad, de cinco áreas metropolitanas de EE. UU. durante tres años. En ese periodo, 72 por ciento de los niños tuvieron al menos una reacción. Más de la mitad de los niños (53 por ciento) tuvo más de una reacción.
En la mitad de las reacciones, los alimentos fueron administrados por personas que no eran los padres del niño, como parientes, maestros u otros cuidadores. Los expertos señalan que los padres deben asegurarse de que toda persona con quien dejen al niño (guarderías, escuelas, la familia) comprenda la gravedad de la alergia, cómo evitar la exposición accidental, y cómo tratar una reacción si ocurre.
"Hallamos una alta tasa de reacciones alérgicas a tres comidas en los niños pequeños que seguimos", señaló el autor del estudio, el Dr. David Fleischer, profesor asociado de pediatría de National Jewish Health, en Denver. "Más de la mitad provino de personas que no eran los padres. Hay que educar a los demás cuidadores sobre la lectura de las etiquetas".
El estudio fue publicado en línea el 25 de junio, y aparecerá en la edición de julio de la revista Pediatrics.
La investigación descubrió otro peligro potencial: alrededor del once por ciento de las reacciones fueron graves, y se debieron haber tratado con epinefrina, usualmente mediante una inyección de epinefrina autoinyectable. Pero solo se administró epinefrina en alrededor del 30 por ciento de esos casos.
Las reacciones graves incluían aquellas en que el niño tuvo problemas respiratorios como sibilancia, tos o dificultades para respirar, presentó hinchazón significativa alrededor de la boca y vómitos. Todas esas pueden ser señales de anafilaxia, una reacción potencialmente letal en que la presión arterial baja y la muerte puede ocurrir en cuestión de minutos.
Entre los motivos que los padres señalaron para no administrar epinefrina: 48 por ciento no reconocieron la reacción como grave, 23 por ciento dijeron que no tenían epinefrina disponible, 12 por ciento dijeron que les daba miedo, 6 por ciento dijeron que esperaban a ver si el niño desarrollaba más síntomas, y 3 por ciento no estaban seguros de que fuera necesario.
"Muy pocos de los niños que tuvieron reacciones graves recibieron epinefrina, e incluso cuando los padres sabían que la epinefrina estaba indicada, un número significativo no la administró", señaló Fagin.
Se calcula que ocho por ciento de los niños de Estados Unidos son alérgicos a por lo menos un alimento, según la información de respaldo del artículo, y muchos son alérgicos a alimentos múltiples. Los estudios sugieren que la prevalencia de las alergias alimentarias aumenta. La leche, los huevos y los cacahuetes están entre los alimentos que provocan reacciones alérgicas en los niños más comúnmente.
Mantener a un niño con alergias alimentarias seguro amerita vigilancia de parte de los padres, a quienes se aconseja siempre llevar epinefrina autoinyectable y asegurarse de que cualquier cuidador, como un pariente o maestro, también sepa cómo evitar y tratar una reacción alérgica.
Sin embargo, muchos padres tienen miedo de usar epinefrina, aunque no deberían, señaló Fleischer. La epinefrina se administra a través de una inyección que ya contiene el medicamento, a través de un rápido pinchazo en el muslo.
"La realidad es que es un fármaco que salva vidas", enfatizó Fleischer. "Si un niño sufre anafilaxia, los breves segundos de dolor de la inyección de epinefrina son un bajo precio a pagar para [no] perder a un hijo. Una vez los padres ven la rapidez con que funciona la epinefrina, y lo poco que en realidad duele, la próxima vez están mucho más dispuestos a usarla".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
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