lunes, 14 de enero de 2013

CDC - Básicos - Tipos - Gota - Artritis

CDC - Básicos - Tipos - Gota - Artritis

Gota

La gota es una enfermedad reumática que se produce por el depósito de cristales de ácido úrico (urato monosódico) en tejidos y fluidos del cuerpo.   Este proceso es causado por una sobreproducción o una infraexcreción de ácido úrico. Se sabe que algunos medicamentos de uso común, el alcohol y ciertos alimentos son factores que contribuyen a la enfermedad. El ataque agudo de gota por lo general se manifiesta con enrojecimiento, calor e inflamación en la articulación, acompañado de dolor atroz.   Estos episodios agudos se pueden controlar bien con medicamentos antiinflamatorios orales y prevenirse con cambios en la alimentación y la medicación. Los ataques recurrentes de gota pueden conducir a una forma de artritis degenerativa llamada artritis gotosa.

I. Información general

  • La gota es una artritis inflamatoria común y ancestral y es la más frecuente de las artritis inflamatorias en los hombres. La gota puede entrar en largos periodos de remisión, seguidos de ataques durante días o semanas, o también puede ser crónica.
      
  • La gota es una enfermedad crónica causada por una alteración del metabolismo, la hiperuricemia, que genera un depósito de cristales de urato monosódico en los tejidos. Hiperuricemia significa alta concentración de ácido úrico en la sangre. El ácido úrico es un producto metabólico de las purinas (presentes en muchos alimentos y el tejido humano). (1, 2)
      
  • La hiperuricemia es causada por un desequilibrio en la producción y la eliminación del urato, es decir, una sobreproducción o una infraexcreción de urato, o ambas. La infraexcreción es la causa más común y se considera que contribuye del 80 al 90% de la hiperuricemia. (3)
      
  • Hiperuricemia no es lo mismo que gota. La hiperuricemia asintomática no requiere de tratamiento.
      
  • Los factores de riesgo de gota incluyen obesidad o sobrepeso, hipertensión arterial, consumo de alcohol (cerveza y licor, más que vino), uso de diuréticos y alimentación rica en carnes y mariscos. (4,5,6)
      
  • La pérdida de peso disminuye el riesgo de sufrir gota. (5,6)
      
  • La gota se puede observar en cuatro etapas:
    • Depósito asintomático en tejidos: cuando la persona no tiene síntomas evidentes de gota, pero presenta hiperuricemia y depósito asintomático de cristales en los tejidos. No obstante, la acumulación de cristales causa daños.
    • Ataques agudos: cuando los cristales de urato depositados en las articulaciones causan una inflamación aguda. Un ataque se caracteriza por dolor, enrojecimiento, inflamación y calor en las articulaciones y puede durar días o semanas. El dolor puede ser leve o atroz. La mayoría de los ataques ocurre en las extremidades inferiores. La presentación típica en la articulación metatarsofalángica del dedo gordo del pie (podagra) es la articulación afectada inicialmente en el 50% de las personas con gota. Alrededor del 80% de las personas con gota tienen podagra en algún momento. Los niveles de ácido úrico pueden ser normales en aproximadamente la mitad de los pacientes con ataques agudos. La gota se puede presentar de manera distinta en los ancianos, afectando muchas articulaciones.
    • Periodos intercríticos: ocurren después de que ha cesado un ataque agudo y la persona puede entrar en un estado de enfermedad clínicamente inactiva antes de que sobrevenga otro episodio. La persona con gota sigue teniendo hiperuricemia, lo que ocasiona un depósito continuo de cristales de urato en los tejidos y el daño consiguiente. Los periodos intercríticos pueden acortarse a medida que avanza la enfermedad.
    • Gota crónica: se caracteriza por artritis crónica con dolor en las articulaciones. Las personas con gota también pueden tener tofos (bultos de depósitos de cristal en los tejidos blandos)   habitualmente en las áreas más templadas del cuerpo (p. ej., codos, orejas y articulaciones distales de los dedos). (7,8)
        
  • La gota también está asociada a un aumento en el riesgo de cálculos renales. (9,10)
      
  • El patrón de oro para diagnosticar gota es la aspiración y análisis microscópico de   cristales de urato del líquido sinovial de una articulación o del tofo. Los cristales de urato no revelan materiales birrefringentes bajo la luz polarizada. Debe descartarse una infección. (7,11)

  • Los objetivos del tratamiento son controlar el dolor y los ataques agudos y prevenir futuros episodios así como la formación de tofos y cálculos renales. El tratamiento para los ataques agudos consiste en medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, esteroides y colchicina. Los cambios en la alimentación y el estilo de vida (pérdida de peso, evitar consumo de alcohol, reducir ingesta de purina) pueden ayudar a evitar ataques futuros. También puede funcionar cambiar de medicamentos (p. ej., suspender diuréticos) asociados a la hiperuricemia. La terapia preventiva para reducir los niveles de ácido úrico en la sangre en personas con ataques agudos recurrentes o gota crónica por lo general incluye el uso de allopurinol o de un nuevo medicamento (febuxostat).

II. Prevalencia

  • Un estudio de gota y cálculos renales en profesionales de la salud varones mostró que el 5% de los 49,717 que proporcionaron información reportaron gota al inicio del estudio. [Fuente de los datos: Estudio de seguimiento en profesionales de la salud; gota: enfermedad diagnosticada por un médico autorreportada. (10)]
      
  • Un estudio en una población de participantes de un plan de atención médica mostró un incremento en la prevalencia de gota de 2.9 a 5.2 por cada 1000 participantes en el periodo 1990 a 1999. De las personas menores de 65 años de edad, las tasas en los hombres fueron 4 veces mayores que en las mujeres; de las personas mayores de 65 años, las tasas en los hombres fueron el triple. La mayor parte de los aumentos se registró en los participantes mayores de 65 años: en las personas mayores de 75 años, la prevalencia aumentó (de 1990 a 1999) de 21 a 41 por cada 1000 participantes. De las personas de 65 a 74 años, la prevalencia aumentó de 21 a 31 por cada 100 participantes. [La gota se definió por los códigos 274xx de la CIE-9-MC o por el uso de medicamentos para reducir el ácido úrico. (12)]
      
  • Las estimaciones de prevalencia en el periodo de un año ("¿Ha tenido usted o algún miembro de su familia gota en el último año") se derivaron de la encuesta NHIS, con 0.94% de las personas de 18 años o más en 1996, afectando a 3.0 millones de adultos en el 2005. (18)
      
  • Las estimaciones de prevalencia de por vida (“¿Alguna vez un médico le ha dicho que tiene gota”) se derivaron de la encuesta NHANES III (1988-1994), fueron de 2.6% en general para las personas ≥20 años de edad con un mínimo de 400 por cada 100,000 adultos de 20 a 29 años y un máximo de 8,000 por cada 100,000 adultos de 70 a 79 años, por lo que había 6.1 millones de adultos afectados en el 2005. La gota se notificó más frecuentemente en hombres que en mujeres, pero la prevalencia aumentó con la edad en ambos sexos, especialmente en mujeres después de la menopausia. (17)

  • Las cifras presentadas son probablemente sobrestimaciones porque se basan en información autorreportada más, a nivel nacional, la gota parece incrementarse en frecuencia, con estimaciones de prevalencia en un año de 0.85% en 1998. (17)

III. Incidencia

  • La incidencia de gota en hombres de raza negra fue casi el doble que en los de raza blanca (3.1 frente 1.8 por cada 1,000 personas-año; periodo de vigilancia de 26 a 34 años). La incidencia acumulada de gota fue de 10.9% en hombres de raza negra y 5.8% en los de raza blanca. [Fuente de los datos: estudiantes de medicina/médicos inscritos en el estudio Mehary-Hopkins que proporcionaron información. Gota: “¿Alguna vez ha tenido gota?“ (13)]

  • Un estudio del Proyecto Epidemiológico de la Universidad de Rochester mostró un incremento en la incidencia de gota de 45.0 por cada 100,000 en 1977-1978 a 63.3 por cada 100,000 en 1995-96. La proporción entre hombres y mujeres fue de 3.3 a 1 en ambos periodos. Si se considera la gota primaria (sin incluir a personas con gota que toman diuréticos), la incidencia aumentó de 20.2 a 45.9 por cada 100,000. (14)

IV. Mortalidad

  • La mortalidad es muy baja. (15)

V. Hospitalizaciones

  • En el 2004, la gota y otras artropatías cristalinas representaron 1.5% de las 922,000 hospitalizaciones con diagnóstico principal de artritis y otras enfermedades reumáticas. (16)

VI. Atención médica ambulatoria

  • La gota figuró como causa de 2.3 millones de consultas ambulatorias anuales de 2001-2005. (18)

VII. Costo

  • No se identificaron estudios que especifiquen los costos que representa la gota.

VIII. Impacto en la calidad de vida relacionada con la salud (HRQOL)

  • No se identificaron estudios que especifiquen el impacto de la gota en la calidad de vida.

IX. Características particulares

  • A diferencia de la mayoría de los tipos de artritis, que son crónicas, la gota es por lo general una enfermedad episódica, caracterizada por ataques dolorosos que pueden durar días o semanas, seguida de largos periodos asintomáticos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario