Domingo 06 de enero de 2013 | Publicado en edición impresa
Malos recuerdos: se busca borrón y cuenta nueva
¿Se puede elegir un hecho doloroso y eliminarlo de la memoria? ¿Qué función cumplen las experiencias negativas en nuestra psiquis? La ciencia explica los mecanismos e implicancias de olvidar a voluntad
Por favor, déjame conservar este recuerdo..., ¡sólo éste!", le implora Joel desesperado al médico a quien le había solicitado que le borre -uno a uno- todos los recuerdos relacionados con su ex novia Clementine. Pero el proceso comenzó y ya no hay forma de detenerlo. La escena corresponde a la película de Michel Gondry, Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, donde los protagonistas recurren a una clínica borra-memoria para olvidarse mutuamente. Aunque lejos de la ciencia ficción, la neurociencia y la psicología han estudiado por décadas los mecanismos que el cerebro humano activa sobre los recuerdos.
Todos tenemos cosas que no queremos recordar a lo largo de la vida. Desde una pelea con una pareja o una situación incómoda, hasta situaciones verdaderamente traumáticas como un accidente o la muerte violenta de un ser querido, que pueden arrastrar a las personas a un estrés postraumático y a la depresión. Para entender estos procesos y poder actuar sobre las posibles patologías, el neurocientífico Roland Benoit, jefe del departamento de Neurociencia de la Universidad de Cambridge, acaba de publicar el estudio Mecanismos opuestos que apoyan el olvido voluntario de los malos recuerdos. La Revista habló con él y con referentes locales para conocer las implicancias de estos procesos en nuestra vida.Memorias . ¿Cómo olvidamos las personas? Sobre esta pregunta giró el trabajo de Cambridge que demuestra dos mecanismos cerebrales curiosamente opuestos que se activan muchas veces de manera simultánea. "El estudio aumenta la comprensión de cómo olvidamos voluntariamente. El primer mecanismo detiene el proceso de recordar. Intencionalmente se puede empujar la memoria de la conciencia. El segundo busca encender un nuevo recuerdo que trata de ocupar rápidamente la conciencia con un recuerdo más agradable", describe el titular de la investigación, Roland Benoit. Al conocer estos mecanismo se puede trabajar con los pacientes en distintos ejercicios para lograr desplazar un recuerdo tortuoso. Fernando Torrente, director del departamento de Psicoterapia del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco) y director de la carrera de Psicología de la Universidad Favaloro, describe a la memoria humana como un sistema dinámico y constructivo. "Nuestro cerebro organiza y reorganiza de forma periódica la información almacenada en la memoria como un mapa, no sólo de lo que sucede, sino de lo que siente y de lo que cree. Con el paso del tiempo, algunos recuerdos dolorosos van perdiendo fuerza, no sólo porque los recordamos menos veces, sino porque cambiamos algunos de los matices de la situación", describe Torrente. ¿Por qué nuestra mente procede así? Se trata no sólo de mantener información útil desde un punto de vista adaptativo, sino también de mantener nuestra coherencia interna y nuestra autoestima, que dependen de cómo representamos y almacenamos nuestra experiencia histórica y actual.
Según Benoit, estos mecanismos se pueden ejercitar: "Hay evidencias que demuestran que los recuerdos son más propensos a ser olvidados cuanto más a menudo tratamos de evitar que vengan a la mente. Creemos que la memoria en el cerebro se debilita sucesivamente con más intentos de suprimirla", describe. Sobre esto, el físico Mariano Sigman, director del Laboratorio de Neurociencia Integrativa de la UBA, advierte sobre la complejidad de llevarlo acabo: "Uno no puede elegir un recuerdo e imaginar que lo toma con una pinza y lo saca. De poder olvidar, se olvida o se borra todo un barrio de recuerdos relacionados con un hecho. Pero hay que tener en cuenta que la modulación es muy pequeña y que excede la mera voluntad. Es como con las dietas, son mecanismos de autocontrol complejos que a algunos les resulta más que a otros. Además -completa Sigman-, aun así no es que desaparece, queda en el disco duro, quizá no tan visible o a mano, pero queda, porque esos malos recuerdos también nos definen como personas".
Ética y razón . Los expertos coinciden en el importante papel que estos malos recuerdos alojados en nuestro cerebro también tienen en nuestra vida. "No creemos que siempre sea mejor intentar olvidar simplemente porque un recuerdo es desagradable. Algunas de las cosas negativas que nos sucedieron tienen que tener un lugar en nuestra vida y debemos integrarlas a quienes somos", aclara Benoit. Sin embargo, recordar todo lo desagradable puede llevar a la persona a sufrir distintas patologías que se caracterizan por la intrusión constante de recuerdos dolorosos que no les permiten vivir su vida con libertad.
Para Torrente, los diferentes tratamientos psicoterapéuticos actuales apuntan a ayudar a la persona a reprocesar los eventos sufridos y a cambiar el modo en que ellos están representados en nuestra memoria. "Por supuesto, la idea de cambiar o atenuar recuerdos tiene un costado ético de extrema importancia. Nuestros recuerdos y nuestra memoria son parte esencial de quiénes somos. La idea de borrar recuerdos sin más, o de cambiar recuerdos negativos por positivos, va en contra de nuestra integridad psicológica. La persona debe ser el centro de la decisión", enfatiza. Los malos recuerdos juegan, además, una función importante desde el punto de vista adaptativo. Nos advierten sobre los peligros físicos y psicológicos y, especialmente, sobre nuestros propios errores.
"¡Suéltame, pasado!", gritaba uno de los personajes de Les Luthiers en uno de sus famosos sketchs. A la luz de este estudio, ahora sabemos que el olvido de los malos recuerdos es algo que se puede entrenar, pero también que su persistencia en la memoria es, en muchos casos, simplemente parte de la propia historia con la que tenemos que vivir. También hablan de quiénes somos.
brújula para el mapa cerebral
- No es posible elegir un recuerdo específico y borrarlo, pero con terapias y acompañamiento profesional se pueden desplazar malos recuerdos e instalar recuerdos más felices.
- Los tratamientos psicoterapéuticos actuales ayudan a reprocesar los eventos sufridos y a cambiar el modo en que están representados en nuestra memoria. Se utilizan, a veces, en situaciones posestrés.
- Sin embargo, los resultados son lentos, modulados y cambian con cada persona. Dependen de cómo maneje su autocontrol y cómo se ejercite mentalmente para poder lograr olvidar algo no deseado.
- Nuestros recuerdos y nuestra memoria son parte esencial de quienes somos. Los malos recuerdos juegan, además, una función importante desde el punto de vista adaptativo. Nos advierten sobre los peligros físicos y psicológicos y, especialmente, sobre nuestros propios errores.
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