El gen del miedo y algo más
R. I.
Última revisión miércoles 05 de junio de 2013El gen OPRL1 regula el miedo y podría ser también clave en el síndrome de estrés post-traumático y, además, servir para el diseño de terapias para prevenir dicho trastorno. Esto es lo que sugiere un equipo de investigadores de la Emory University (EE.UU.), coordinados por el español Raúl Andero Galí, quien en declaraciones a ABC ha adelantado que el «el fármaco podría estar disponible en 5 o 10 años para su uso en humanos, en el caso de que no tuviera efectos secundarios». En la investigación, aseguró, «no hemos visto efectos secundarios en los ratones, lo que es prometedor». Andero creo que este hallazgo sería «revolucionario» porque estaríamos ante el «primer tratamiento» para prevenir la aparición de un trastorno psiquiátrico para el que actualmente no ha opciones.
Muchas personas que han sido víctimas de un atentando, un accidente automovilístico o han participado en un guerra se recuperan de las secuelas psicológicas; sin embargo, hay un grupo de personas que son incapaces, son los que sufren síndrome de estrés post-traumático, que afecta a su calidad de vida ya que continúan experimentando altos niveles de ansiedad y miedo meses, e incluso años, después del evento traumático. «Nosotros hemos identificado por primera vez la asociación del gen del miedo con este trastorno, que es un trastorno de ansiedad con alteraciones del miedo», explica el investigador.
A pesar de que hay otros genes que han sido involucrados previamente con alteraciones en el procesamiento del miedo en personas y animales, la novedad de este trabajo, que se publica en Science of Translational Medicine, es que «a partir de este gen, hemos descubierto una posible nueva vía para prevenir el desarrollo del trastorno de estrés postraumático. Y, aunque no hay todavía tratamientos aprobados, nuestros estudios señalan que en un futuro, mediante la administración de un fármaco a las pocas horas de haber experimentado un acontecimiento traumático, se podría evitar su aparición». No hay duda que es una buena noticia, reconoce, ya que «el trastorno de estrés postraumático tiene consecuencias devastadoras para quien lo padece».
Nociceptina
La función del gen OPRL1 es producir el receptor llamado nociceptina, que se encuentra en diferentes órganos, incluido el cerebro. El nuevo fármaco -SR-8993-, explica Andero, y que se ha desarrollado en colaboración con investigadores del centro de investigación Scripps (EE.UU.), actúa sobre los receptores de nociceptina cerebral. «En nuestro estudio hemos encontrado que el fármaco SR-8993 previene el desarrollo de síntomas equivalentes al trastorno de estrés postraumático en ratones, lo que podría tener consecuencias para la prevención de esta patología en personas».
El equipo de Andero también ha descubierto que algunos individuos muy traumatizados -no militares-, como son las víctimas de abusos durante la niñez, son portadores de versiones alteradas del gen OPRL1 y tienen problemas para distinguir entre entornos seguros y peligrosos, un síntoma central en este síndrome. Además, vieron que estas personas también tienen mayor activación en áreas relacionadas con el procesamiento del miedo y del dolor.
Los hallazgos sugieren que el OPRL1 regula la respuesta al miedo tanto en humanos como en animales. ¿Y para otros trastornos? «Todavía desconocemos su papel en procesos de ansiedad o depresión, pero ya hay estudios que han demostrado que variaciones del gen OPRL1 están relacionadas con el alcoholismo», apunta el investigador español.
Las decisiones relativas a la salud deben ser tomadas por un profesional sanitario, considerando las características únicas del paciente.
Muchas personas que han sido víctimas de un atentando, un accidente automovilístico o han participado en un guerra se recuperan de las secuelas psicológicas; sin embargo, hay un grupo de personas que son incapaces, son los que sufren síndrome de estrés post-traumático, que afecta a su calidad de vida ya que continúan experimentando altos niveles de ansiedad y miedo meses, e incluso años, después del evento traumático. «Nosotros hemos identificado por primera vez la asociación del gen del miedo con este trastorno, que es un trastorno de ansiedad con alteraciones del miedo», explica el investigador.
A pesar de que hay otros genes que han sido involucrados previamente con alteraciones en el procesamiento del miedo en personas y animales, la novedad de este trabajo, que se publica en Science of Translational Medicine, es que «a partir de este gen, hemos descubierto una posible nueva vía para prevenir el desarrollo del trastorno de estrés postraumático. Y, aunque no hay todavía tratamientos aprobados, nuestros estudios señalan que en un futuro, mediante la administración de un fármaco a las pocas horas de haber experimentado un acontecimiento traumático, se podría evitar su aparición». No hay duda que es una buena noticia, reconoce, ya que «el trastorno de estrés postraumático tiene consecuencias devastadoras para quien lo padece».
Nociceptina
La función del gen OPRL1 es producir el receptor llamado nociceptina, que se encuentra en diferentes órganos, incluido el cerebro. El nuevo fármaco -SR-8993-, explica Andero, y que se ha desarrollado en colaboración con investigadores del centro de investigación Scripps (EE.UU.), actúa sobre los receptores de nociceptina cerebral. «En nuestro estudio hemos encontrado que el fármaco SR-8993 previene el desarrollo de síntomas equivalentes al trastorno de estrés postraumático en ratones, lo que podría tener consecuencias para la prevención de esta patología en personas».
El equipo de Andero también ha descubierto que algunos individuos muy traumatizados -no militares-, como son las víctimas de abusos durante la niñez, son portadores de versiones alteradas del gen OPRL1 y tienen problemas para distinguir entre entornos seguros y peligrosos, un síntoma central en este síndrome. Además, vieron que estas personas también tienen mayor activación en áreas relacionadas con el procesamiento del miedo y del dolor.
Los hallazgos sugieren que el OPRL1 regula la respuesta al miedo tanto en humanos como en animales. ¿Y para otros trastornos? «Todavía desconocemos su papel en procesos de ansiedad o depresión, pero ya hay estudios que han demostrado que variaciones del gen OPRL1 están relacionadas con el alcoholismo», apunta el investigador español.
nota
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