lunes, 10 de junio de 2013

La terapia celular cardiaca puede esperar - DiarioMedico.com

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persisten muchos interrogantes

La terapia celular cardiaca puede esperar

Mientras la terapia celular llega a la clínica, la ingeniería de tejidos gana fuerza en la patología avanzada.
A.G.L. Madrid | dmredaccion@diariomedico.com   |  10/06/2013 00:00
 

Poner células en un corazón dañado y esperar que se queden ahí y latan sin provocar efectos colaterales es algo todavía lejano. Pero fenocopiar, mimetizar la regeneración endógena que ocurre en ciertos animales es más factible y eso se puede conseguir a partir de pequeños fragmentos de ARN no cofidicante, que no expresan ninguna proteína pero controlan la fisiología y el entorno", explica Juan Carlos Izpisúa, del Laboratorio de Expresión Génica del Instituto Salk, en La Jolla, California, y director del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona.

Esta hipótesis de trabajo surge de contemplar lo que sucede en la naturaleza: "Animales como el pez cebra son capaces de regenerar sus órganos y lo hacen con la desdiferenciación. Eso intentamos reproducir en el laboratorio. No es reprogramación de células iPS sino una nueva vía de diferenciación", ha explicado durante su intervención en el simposio sobre terapia celular cardiaca, celebrado en Madrid.

La propuesta de Izpisúa revela que aún persisten muchos interrogantes sobre la terapia celular. "El campo de las células madre y la reprogramación celular está en auge y hay que valorar su potencial, pero también ser cauto hasta que las cosas están realmente acabadas; es el error que hemos cometido con la terapia celular", ha admitido.

También prudente, aunque más optimista, se ha mostrado el director de la reunión, Francisco Fernández-Avilés, jefe de Cardiología del Hospital Gregorio Marañon, que ha defendido los buenos resultados en pacientes con infarto agudo de miocardio (IAM). "Tratar inmediatamente después del IAM con células derivadas de la médula ósea tiene un efecto positivo (la supervivencia es mejor)", un hallazgo que pretende confirmar el estudio BAMI, que incluirá a 3.000 pacientes de diversos países de Europa. "El objetivo es aplicar las células en condiciones idénticas a un grupo de pacientes y en otro, terapia convencional, y seguirlos tres años para comprobar la mortalidad".

Sin embargo, en pacientes con la enfermedad avanzada los resultados de la terapia celular no son buenos, debido a que "se ha perdido la estructura del corazón y hay que reemplazar todo". La opción terapéutica para la enfermedad crónica está en la ingeniería de tejidos. Según el director del encuentro, "se trata de conseguir estructuras en las que las células crezcan y desarrollen su función, y que pueden ser bien corazones de cadáver a los que se les eliminan las células o soportes artificiales que se rellenen de células cardiacas. Ya se ha logrado un riñón bioartificial funcionante, pero en el corazón el avance es más lento".

Los escépticos de la terapia celular se han visto representados por Bernardo Nadal-Ginard, de la Universidad de Liverpool, que ha asegurado que "el entusiasmo inicial se ha rebajado. La terapia celular tiene futuro, sobre todo en cardiopatías degenerativas y tendremos resultados en la clínica rutinaria. Sin embargo, será una etapa intermedia y finalmente, será desplazada por factores de crecimiento y regeneración cardiaca". Las razones en las que basa esta previsión son de tipo económico: "Los sistemas de salud no podrán pagar tratamientos tan caros. La industria no ha querido invertir, pues no sabe cómo amortizar los grandes costes que conlleva la terapia celular".

En esta amalgama, Felipe Prósper, director del Grupo de Terapia Celular de la Clínica Universidad de Navarra, ha sido la voz conciliadora: "El futuro incluye varias opciones. Desde luego que sean las propias células de los pacientes, mejoradas con factores de crecimiento, ARN u otras técnicas, las empleadas, pero también la combinación de células e ingeniería tisular. Pese a las dificultades, veremos terapias celulares, aunque en cardiología será más tarde que en otras áreas".

De la pitón al 'turismo de stem cells'

En el simposio en el Gregorio Marañón, los más de 60 participantes internacionales han expuesto sus líneas de investigación, pero también se han escuchado otras tesis menos básicas, como la expuesta por Leslie Leinwand, de la Universidad de Colorado, que ha explicado que para devorar a sus presas las serpientes pitón aumentan la fuerza de su corazón hasta cien veces, y eso se debe a la producción de unos factores de crecimiento que, tal vez, podrían utilizarse en la práctica clínica.

Juan Carlos Izpisúa ha denunciado la existencia de un turismo de células madre "que debemos parar e informar a la sociedad de su existencia. Hay clínicas en países tan desarrollados como Alemania que tratan a pacientes con estas células a sabiendas de que todavía no son seguras. Son prácticas execrables que debemos denunciar para parar".

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