jueves, 13 de junio de 2013

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Los pediatras defienden el papel de las vacunas en la prevención de la meningitis


Sevilla (13/06/2013) - Redacción

• En el marco del 62º Congreso Nacional de la AEP, reconocidos profesionales sanitarios han actualizado, en un encuentro organizado por Novartis Vaccines, los principales avances en la prevención de la enfermedad meningocócica invasiva (EMI)

• Existen vacunas para la prevención de la enfermedad meningocócica provocada por el meningococo de los serogrupos A, C, W135, Y; está en fase de aprobación por parte de las autoridades sanitarias españolas una vacuna contra el meningococo del serogrupo B


En el marco del 62º Congreso Nacional de la Asociación Española de Pediatría (AEP) reconocidos profesionales sanitarios se han dado cita en un encuentro organizado por Novartis Vaccines para actualizar los principales avances en la prevención de la enfermedad meningocócica invasiva (EMI).

"La enfermedad meningocócica es una infección producida por una bacteria, el meningococo, de la que existen trece serogrupos distintos de entre los cuales el serogrupo B es el más importante en España, porque frente a los demás serogrupos o bien estamos vacunando o bien no son frecuentes en nuestro entorno. En este momento el serogrupo B causa el 80 por ciento de los casos que se producen en la infancia en Europa", explica el Dr. Federico Martinón, profesor asociado de Pediatría de la Universidad de Santiago de Compostela.

"Los datos de la patología en términos de mortalidad siguen siendo muy elevados, a pesar del éxito del programa de vacunación para la meningitis meningocócica C. Esto pone de manifiesto la importancia de una información cada vez mayor, más reconocimiento de la enfermedad para su diagnóstico y la necesidad de una intervención urgente", señala el Dr. Juan Ruiz-Canela, pediatra del C.S. Virgen de África en Sevilla y coordinador del Grupo de Pediatría Basada en la Evidencia (PBE) de la AEP/AEPap.

Los niños de cero a cinco años son el colectivo más vulnerable ante esta patología caracterizada por una elevada letalidad y una rápida progresión clínica, ya que prácticamente uno de cada diez niños fallece después de contraerla. "La enfermedad meningocócica puede afectar a cualquier persona, en cualquier sitio, en cualquier momento. Existen algunas enfermedades (inmunodeficiencias, fundamentalmente) y factores (el tabaco, por ejemplo) que aumentan el riesgo de padecer esta enfermedad, pero más del 95 por ciento de los casos se producen en personas por lo demás sanas", apunta el Dr. Martinón.

Los síntomas iniciales son similares a los de la gripe, como la fiebre o la cefalea intensa, lo que dificulta su diagnóstico precoz. Los signos más claros para el diagnóstico, como la rigidez de nuca, los vómitos o la erupción petequial, no aparecen hasta una fase relativamente tardía de la enfermedad.


Infección muy grave
En palabras del Dr. Martinón, "Se trata de una infección muy grave, con una alta morbimortalidad, de tal modo que un diez por ciento fallece y de los que sobreviven, hasta un tercio lo hace con secuelas graves. Estas cifras se mantienen estables a pesar de los avances en el diagnóstico precoz y en el tratamiento. Por eso la única solución posible es la prevención mediante la vacunación".

La transmisión se produce de persona a persona por vía respiratoria, al toser o estornudar, y se hace más probable en condiciones de hacinamiento. Las condiciones ambientales influyen en la transmisión, siendo los ambientes familiares y escolares aquellos en los que se dan las condiciones más favorables.

Por ello, los expertos reunidos en el encuentro recuerdan que la manera más eficaz para prevenir y controlar la meningitis es mediante el empleo de vacunas. "No hay otras medidas realmente eficaces para prevenir la meningitis meningocócica invasiva que no sean las vacunas," señala el Dr. David Moreno, coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría.


Los avances en la prevención de la EMI
Existen vacunas meningocócicas que cubren frente a los serogrupos A, C, W135, Y. En la actualidad, está en fase de aprobación por las autoridades sanitarias españolas una vacuna contra el meningococo de serogrupo B, cuya aprobación por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) se realizó en enero de 2013.

En los últimos cinco o seis años, la incidencia de meningitis en nuestro país ha presentado un paulatino descenso, debido principalmente a la disminución de los casos por serogrupo C desde la introducción de su vacuna en los planes de vacunación sistemática en el año 2000.

"En los últimos quince años hemos asistido a un cambio espectacular en meningitis bacteriana en la edad pediátrica. La llegada de vacunas contra el Haemophilus influenzae tipo b, el meningococo C y el neumococo disminuyó drásticamente la incidencia de la meningitis en la edad infantil", indica el doctor Moreno, quien añade que sin embargo "seguimos teniendo casos de meningitis y sepsis por el meningococo B, una enfermedad grave y potencialmente mortal, sobre todo en los niños pequeños".

En este sentido, en el encuentro se analizan los avances científicos y los retos de futuro en la vacunación frente a la EMI por serogrupo B: "El meningococo B ha sido un microorganismo muy agresivo y muy esquivo hasta la fecha. Las técnicas que se emplearon con éxito en el desarrollo de vacunas para los tipos de mengingococo A, C o W, no funcionaron para el serogrupo B, y hemos tenido que desarrollar nuevas tecnologías, desde cero, para poder vencerlo. Con la reciente aprobación por parte de la EMA de la nueva vacuna frente a meningococo B, podremos defendernos por fin de tan devastadora enfermedad", explica.

Además, el Dr. Moreno comenta: "Tras un largo camino en la investigación científica para la prevención de esta enfermedad, ya estamos llegando al final. Si se cumplen las expectativas de la comunidad científica, podríamos evitar numerosos fallecimientos o secuelas permanentes en los supervivientes de esta enfermedad."


Las secuelas de la enfermedad meningocócica invasiva
Los profesionales sanitarios destacan que no sólo es la mortalidad el dato más preocupante, sino también las graves secuelas que presentan los pacientes. En el caso de la EMI, las secuelas más severas son las producidas por la septicemia, llevando a amputaciones en piernas, brazos o en las falanges de los dedos. También existen otras secuelas graves como daños cerebrales, disminución de la capacidad de aprendizaje o pérdida de audición, entre otras.

"Años después de recibir el alta por EMI pueden detectarse complicaciones ortopédicas manifestando lesiones en los cartílagos de crecimiento. La artritis es la complicación más frecuente, seguida por la insuficiencia renal aguda y la pérdida auditiva", apunta el Dr. Ruiz-Canela.

Las personas que han sobrevivido a una meningitis también "presentan complicaciones psicosociales y psiquiátricas que se reflejan en una reducción de su calidad de vida, generada por la ansiedad, la disminución de energía y la reducción de actividades de ocio. En cuanto a las complicaciones neurológicas, el 33 por ciento de los casos sufre al menos una de estas secuelas: dolor de cabeza crónico, pérdida de sensibilidad en un brazo, parestesia en un pie o temblor en ambas manos así como complicaciones cutáneas", añade el Dr. Ruiz-Canela.

La enfermedad meningocócica supone una elevada carga para los afectados, familias y comunidades ya que puede ser mortal o dejar supervivientes con importantes discapacidades para toda la vida. En palabras del Dr. Ruiz-Canela, "la presentación clínica de la EMI es a menudo dramática y la muerte puede producirse en cuestión de horas. Los familiares o cuidadores de los pacientes que viven esta experiencia se ven sometidos a un enorme estrés, generado por el temor de que el paciente muera y por la ansiedad de las secuelas físicas y mentales tras sobrevivir a la patología".

En los casos más graves de meningitis es necesario aplicar intervenciones invasivas a los enfermos, y estos procesos "pueden causar un profundo shock en los padres que, además, ven transformado el aspecto de sus hijos de forma drástica. Por todo ello, la EMI representa una carga psicológica enorme," concluye el Dr. Ruiz-Canela.
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