NUTRICIÓN
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Campaña
Nueva York amplía su guerra contra las bebidas azucaradas
Un hombre bebe agua en un parque de Nueva York. | Afp
- No sólo los refrescos están en el punto de mira del alcalde Bloomberg
- Otras bebidas, como las energéticas o 'de sabores' también tienen riesgos
- Lo importante es prestar atención al contenido en azúcares, advierte
La ciudad de Nueva York ha lanzado una nueva campaña para concienciar a la población sobre los riesgos de consumir bebidas energéticas, deportivas o 'con sabor a fruta' que puede verse desde hoy en televisión y en los autobuses que recorren la Gran Manzana.
"Estas bebidas que parecen saludables están llenas de azúcares añadidos que conducen a la obesidad, a la diabetes de tipo 2 y a otras complicaciones serias", ha advertido el Departamento de Salud al anunciar el lanzamiento de la campaña.
Los anuncios, que podrán verse durante el mes de junio en las pantallas de televisión y en los autobuses de la Autoridad Metropolitana del Transporte, animan a los neoyorquinos a reemplazar estas bebidas por opciones más saludables como el agua, la leche desnatada o la fruta natural.
"A veces puede parecer que las bebidas deportivas, energéticas y con sabor a frutas son buenas para nuestro organismo, pero en realidad están contribuyendo a la epidemia de obesidad tanto como lo hacen los refrescos", ha advertido el responsable de salud, Thomas Farley.
Mientras que las ventas de refrescos han caído en los últimos años en Estados Unidos, las de bebidas no carbonatadas con azúcares han subido de forma sustancial, según la oficina del alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg.
Las ventas de refrescos cayeron el año pasado el 1,2%, su octavo descenso anual consecutivo, mientras que las de bebidas como Red Bull se dispararon el 17 %, según datos de la revista especializada 'Beverage Digest', publicados por el diario 'New York Post'.
De los diez barrios de la ciudad con mayores índices de obesidad, nueve son también los que registran mayores tasas de consumo de este tipo de bebidas, añadió el ayuntamiento, que recuerda que incluso su consumo moderado tiene consecuencias para la salud.
En 2011, casi 650.000 adultos padecían diabetes tipo 2 en Nueva York, frente a los 200.000 casos que se habían registrado en 2002. Además, se estima que otras 230.000 personas tienen la enfermedad sin saberlo.
La de las bebidas energéticas y azucaradas es la última de las cruzadas en las que se embarca el alcalde, quien también ha puesto en la diana a los refrescos gigantes, aunque esa norma ha sido invalidada por un juez estatal.
Desde que llegó al poder en 2002, Bloomberg ha multiplicado los impuestos sobre el tabaco, ha prohibido fumar en restaurantes, parques públicos, piscinas, playas y lugares históricos, y ha obligado a informar de las calorías de los alimentos en los restaurantes.
"Estas bebidas que parecen saludables están llenas de azúcares añadidos que conducen a la obesidad, a la diabetes de tipo 2 y a otras complicaciones serias", ha advertido el Departamento de Salud al anunciar el lanzamiento de la campaña.
Los anuncios, que podrán verse durante el mes de junio en las pantallas de televisión y en los autobuses de la Autoridad Metropolitana del Transporte, animan a los neoyorquinos a reemplazar estas bebidas por opciones más saludables como el agua, la leche desnatada o la fruta natural.
"A veces puede parecer que las bebidas deportivas, energéticas y con sabor a frutas son buenas para nuestro organismo, pero en realidad están contribuyendo a la epidemia de obesidad tanto como lo hacen los refrescos", ha advertido el responsable de salud, Thomas Farley.
Mientras que las ventas de refrescos han caído en los últimos años en Estados Unidos, las de bebidas no carbonatadas con azúcares han subido de forma sustancial, según la oficina del alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg.
Las ventas de refrescos cayeron el año pasado el 1,2%, su octavo descenso anual consecutivo, mientras que las de bebidas como Red Bull se dispararon el 17 %, según datos de la revista especializada 'Beverage Digest', publicados por el diario 'New York Post'.
De los diez barrios de la ciudad con mayores índices de obesidad, nueve son también los que registran mayores tasas de consumo de este tipo de bebidas, añadió el ayuntamiento, que recuerda que incluso su consumo moderado tiene consecuencias para la salud.
En 2011, casi 650.000 adultos padecían diabetes tipo 2 en Nueva York, frente a los 200.000 casos que se habían registrado en 2002. Además, se estima que otras 230.000 personas tienen la enfermedad sin saberlo.
La de las bebidas energéticas y azucaradas es la última de las cruzadas en las que se embarca el alcalde, quien también ha puesto en la diana a los refrescos gigantes, aunque esa norma ha sido invalidada por un juez estatal.
Desde que llegó al poder en 2002, Bloomberg ha multiplicado los impuestos sobre el tabaco, ha prohibido fumar en restaurantes, parques públicos, piscinas, playas y lugares históricos, y ha obligado a informar de las calorías de los alimentos en los restaurantes.
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