“El envejecimiento saludable tiene mucho que ver con el concepto de envejecimiento activo”
Álvaro Casas Herrero, presidente de la Sociedad Española de Medicina Geriátrica, ha concedido una entrevista a EL MÉDICO
Clara Simón Vázquez | 03 - Abril - 2017 15:00 h.
Álvaro Casas Herrero ha llegado a la presidencia de la Sociedad Española de Medicina Geriátrica con el objetivo de dar más visibilidad a la labor que hacen los geriatras. Lo mas relevante en la atención sanitaria al anciano es la prevención del deterioro funcional y de la discapacidad. Para ello, trabajan y dedican sus esfuerzos y sus planes de formación.
¿Cuáles son los objetivos principales que tiene propuestos la Junta Directiva de la SEMEG?
Desde que la nueva junta tomó posesión nos plantemos un relanzamiento global de nuestra sociedad enmarcado en tres pilares. En primer lugar, la mejora de la calidad asistencial al anciano. Para ello, resulta imprescindible que todas las Comunidades Autónomas dispongan de los recursos asistenciales geriátricos propios que garantizan una atención de calidad. En segundo lugar, estamos trabajando en promover la innovación, la formación, la investigación específica en el anciano, particularmente en el frágil. Otro aspecto fundamental es la promoción del envejecimiento activo en todas sus facetas. En este sentido, la SEMEG debe convertirse en la sociedad científica de referencia, no sólo para geriatras y demás profesionales, y autoridades sanitarias, sino también para el anciano y la sociedad en general. En tercer lugar, hemos iniciado un ambicioso proyecto de modernización de nuestra sociedad con la completa renovación de la página web y estrategia de las redes sociales (RRSS). Como sociedad científica, debemos de generar conocimiento, pero es fundamental difundirlo y poder llegar al resto de profesionales sanitarios y a la sociedad en general. En este objetivo las nuevas tecnologías juegan un papel fundamental. Es lo que nosotros llamamos la “Geriatría de Todos”.
¿Cómo se articulan los programas de formación?
Existe un programa nacional de la especialidad aprobado por el Ministerio de Sanidad vigente desde el año 2008. La Comisión Nacional de la Especialidad de Geriatría es la encargada de elaborar el programa formativo. En la actualidad, existen en España 30 unidades docentes acreditadas para la formación de especialistas vía MIR que dan formación a 60 residentes al año y la mayoría de las Comunidades Autónomas cuentan con formación docente acreditada a excepción de la Comunidad Valenciana, Andalucía, País Vasco, La Rioja, Cantabria, Islas Baleares, Murcia, y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
¿Hay diferencia entre los dirigidos a especialistas en formación y los especialistas ya formados?
Sí, los objetivos son distintos. En el caso de los primeros, es una formación estructurada y reglada basada en el programa oficial de la especialidad. En los segundos, resulta fundamental establecer una formación continuada de calidad y, en este sentido, las sociedades científicas tienen una responsabilidad clara.
En España, ¿hay el suficiente número de geriatras?
En absoluto, existe un déficit muy significativo. Aunque no disponemos de datos actualizados oficiales sobre el número de especialistas en Geriatría en nuestro país, sí es evidente que no se cumplen las necesidades asistenciales. Resulta muy llamativo que en uno de los países más envejecido del mundo, haya CCAA donde no se oferta atención pública especializada en Geriatría. Estudios realizados por nuestra sociedad estiman que son necesarios 3,6 geriatras por cada 10.000 personas mayores de 75 años, y esto no se cumple en la mayoría de las CC.AA.
Los planes de formación ¿están en consonancia con los establecidos en los países europeos de nuestro entorno?
No existen muchos datos oficiales a nivel de Europa. Se ha realizado algún estudio reciente mediante encuestas en 31 países europeos donde la Geriatría está reconocida como especialidad independiente en el 61 por ciento de los casos (19/31) y como subespecialidad en el 29 por ciento de los casos (9/31). En 5 de los 31 países la Geriatría no está reconocida como especialidad. La mayoría de los países ofrecen docencia postgraduada en distintos aspectos de la Medicina Geriátrica. En 2/3 partes de los países hay algún tipo de estructura de valoración geriátrica especializada
¿Cuáles son las patologías que más le preocupan?
Lo mas relevante en la atención sanitaria al anciano es la prevención del deterioro funcional y de la discapacidad. Tal y como dice el reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del año 2015 sobre envejecimiento, debemos cambiar el paradigma de atención del tradicional manejo exclusivo de las enfermedades y centrarlo más en el mantenimiento de la capacidad funcional. En este sentido, debemos poner el foco en el paciente frágil, aquel especialmente vulnerable a presentar deterioro funcional y eventos adversos, y no tanto en el manejo de patologías concretas de forma individual. Evidentemente el manejo de patologías crónicas que afectan a la función (fundamentalmente osteomusculares, neurodegenerativas y cardiovasculares) resulta muy importante para evitar el deterioro funcional. Además en el anciano siempre debemos estar atentos a los denominados síndromes geriátricos (caídas, delirium y deterioro cognitivo, disfagia, etc..) que condicionan de forma significativa la calidad de vida de nuestros pacientes.
En cuanto a las patologías crónicas, ¿qué se puede hacer para mejorar su manejo?
El manejo debe comenzar desde la edad adulta para evitar en el anciano las consecuencias mas devastadoras que suelen afectar a la función, como los factores de riesgo cardiovascular. En el adulto mayor suelen coexistir varias patologías a la vez, mutimorbilidad, que afectan a la capacidad funcional. En la mayoría de las ocasiones, las guías de práctica clínica de las distintas patologías y los ensayos clínicos no reflejan este tipo de circunstancias ni se menciona el concepto de fragilidad. Se suele trasladar la evidencia clínica del adulto, habitualmente con una patología concreta y sin otros problemas asociados, al paciente mayor que tiene un perfil clínico y unas necesidades asistenciales completamente distintas. Por lo tanto, resulta necesario promover el desarrollo de estudios de investigación y guías clínicas específicas para la atención y manejo de pacientes ancianos mayores de 75-80 años, frágiles y con múltiples patologías crónicas.
¿Cómo se puede articular la atención sociosanitaria de algunas de las patologías más prevalentes en los mayores de 65 años?
El envejecimiento conlleva un aumento del riesgo de desarrollar enfermedades que condicionan la pérdida de autonomía y en consecuencia repercuten en el rol y status social de las personas mayores enfermas. La postura de la SEMEG, en línea con la expresada con la OMS, cree que el enfoque dirigido a la enfermedad es insuficiente para prevenir y revertir el riesgo de discapacidad y recomienda intervenciones más genéricas que tengan el denominador común de detectar y tratar precozmente el desarrollo de fragilidad. Estas intervenciones desde el ámbito sanitario pasan por una estrategia nacional de Prevención y Abordaje de la Fragilidad, basada en la educación y empoderamiento de la población mayor, detección y evaluación inicial de Atención Primaria y el desarrollo de Unidades Hospitalarias Especializadas en Geriatría.
Para mantener un buen estado de salud, ¿qué importancia tiene el ejercicio? Y, ¿la dieta?
La práctica regular de ejercicio físico desde la infancia y la juventud es la principal herramienta para la prevención de enfermedades asociadas al sedentarismo, fundamentalmente en el área cardiovascular, durante la edad adulta. Una dieta equilibrada, variada y saludable suele potenciar dichos efectos. Concretamente en el anciano, el ejercicio físico multicomponente, con fuerza, resistencia, equilibrio, aérobico y flexibilidad, es la principal herramienta terapéutica para prevenir y revertir situaciones de fragilidad y mejorar múltiples enfermedades que se presentan de manera más frecuente durante el envejecimiento. Se ha demostrado que estos efectos son muy significativos en múltiples aspectos, hasta edades incluso por encima de los 90 años, muy por encima de cualquier fármaco. Ahora bien, en el adulto mayor debemos pautarlo de forma individualizada y adaptado a la situación funcional, como si fuera una pastilla. En el anciano frágil, la desnutrición es una condición muy prevalente y que se asocia a peores resultados de salud. Debemos optimizar los aspectos nutricionales e intervenir si resulta necesario.
¿Cómo se pueden fomentar las pautas preventivas en la población general para alcanzar un envejecimiento saludable?
El envejecimiento saludable tiene mucho que ver con el concepto de envejecimiento activo. La OMS lo define como el proceso en que se optimizan las oportunidades de salud, participación y seguridad a fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen. Pretende mejorar dicha calidad de vida, favoreciendo sus oportunidades de desarrollo para una vida saludable, participativa y segura. Es una labor de la sociedad en conjunto y trasciende lo meramente sanitario (gestores, políticos, economistas, arquitectos etc…), y son necesarias políticas y planes de acción que se centren en este objetivos. Desde la SEMEG estamos convencidos que el fomento del envejecimiento activo es y debe continuar siendo una línea de trabajo prioritaria.
¿Qué medidas habría que establecer para que los programas preventivos sean más eficaces y se traduzcan en un mejor estado de salud de la población?
Ahora estamos de suerte. En los últimos años la OMS ha centralizado parte de sus esfuerzos en promocionar el envejecimiento saludable. Coincidiendo con la publicación del mencionado Informe Mundial sobre Envejecimiento y Salud, inició una serie de consultas con el fin de elaborar un marco de acción que ayude a compartir su visión. Esta estrategia fue aprobada en la Asamblea Mundial de la Salud y tiene dos metas para 2020. Lograr que todos los gobiernos se comprometan a promover el envejecimiento sano mediante planes de acción destinados a maximizar la capacidad funcional y que gobiernos, otras partes interesadas y las personas de edad establezcan una plataforma de apoyo al decenio del envejecimiento sano (2020-2030). Para esto, propone cinco objetivos estratégicos, de los que me gustaría destacar la armonización de los sistemas de salud con las necesidades de las personas de edad, estableciendo como concepto clave de esta armonización el diseño de los sistemas de salud en torno al concepto de la capacidad intrínseca y la capacidad funcional.
¿Cómo está la asistencia geriátrica en nuestro país?
Desde que la especialidad se aprobó oficialmente hace casi 40 años, su implantación ha sido más lenta de lo esperado. Al mencionado déficit de geriatras se une una implantación desigual a nivel estatal. Existen comunidades autónomas donde se disponen de todos los recursos asistenciales especializados geriátricos y lamentablemente otras, como País Vasco y Andalucía, donde la situación es muy preocupante. En estas CCAA no se dispone de ningún recurso asistencial geriátrico especializado en la cartera de servicios del sistema público de salud.
¿Qué se puede hacer para mejorarla?
Los sistemas y políticas de salud del siglo XXI continúan sin estar adaptados para atender las necesidades asistenciales del anciano; el modelo continua estando fragmentado y centrado en la enfermedad, obviando por completo conceptos tan importantes como la fragilidad y la función, que son los verdaderos determinantes de salud en el anciano. Hay que desarrollar la formación pregrado en Geriatría en todas las universidades, aumentar las unidades docentes acreditadas y apostar por la presencia de recursos asistenciales geriátricos hospitalarios y comunitarios en todas las CCAA.
¿Qué relación tienen con otras especialidades?
Uno de los postulados de la Geriatría es el trabajo interdisciplinar por el que apostamos firmemente con otras especialidades médicas o quirúrgicas, pero también con otros profesionales sanitarios (enfermería, fisioterapia, terapia ocupacional, trabajo social…) de cara a proporcionar al anciano los mejores cuidados y de manera más coordinada y eficiente. La base de la atención sanitaria al anciano siempre reside en los profesionales de Atención Primaria. Nuestra relación con ellos es y debe ser fluida en todos los aspectos. Además en los últimos 10 años la implantación y diseminación del concepto de fragilidad está permitiendo establecer colaboraciones muy fructíferas con otros servicios tales como Oncología, Hematología, Cirugía General, Cardiología, que vienen a completar otros más establecidos para la atención de los pacientes traumatológicos como las unidades de Ortogeriatría.
¿Qué papel tiene FACME en esta relación?
Como federación que agrupa distintas sociedades científicas creemos que debe jugar un papel integrador y favorecedor en la colaboración activa y trabajo coordinado entre sociedades científicas. Es necesario que todas hagamos un esfuerzo por colaborar de esta manera en determinados aspectos e intereses comunes para mejorar la calidad asistencial. En lo que respecta al anciano y la SEMEG, estamos convencidos de su importancia.
¿Tienen relación con sociedades europeas e internacionales?
La SEMEG forma parte y es miembro activo de las sociedades científicas internacionales más destacadas en el ámbito de la Geriatría y Gerontología como la EUGMS (European Union Geriatric Medicine Society) y la IAGG (International Gerontology and Geriatrics Association). Como muestra de esta participación activa cabe mencionar que la SEMEG ha presentado muy recientemente su candidatura (junto con la participación activa de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología) para la organización del congreso de la IAGG que se celebra cada 4 años, el año 2025.
¿Cuál es la participación de sus socios en los foros internacionales?
Los socios de la SEMEG participan de forma regular y activa como participantes y ponentes en grupos de trabajo, congresos y reuniones internacionales de diversa índole. Además, tenemos el honor de contar con destacados socios que participan y lideran proyectos de investigación nacionales e internacionales en el ámbito de la fragilidad, ejercicio físico, multimorbilidad, y la diabetes. Así mismo, algunos socios colaboran como asesores de la Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud en cuestiones relacionadas con el envejecimiento y la fragilidad.
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