TRANS-INT: SEIS PROTOTIPOS PROMETEDORES
El proyecto Trans-INT muestra que la nanotecnología es un camino a nuevas terapias orales para patologías crónicas
Los avances logrados permiten diseñar estrategias que podrían servir para el tratamiento sistémico de patologías como la diabetes, la obesidad, el dolor o el tratamiento local de enfermedades inflamatorias intestinales.
María R. Lagoa. Vigo | 27/04/2017 13:22
Carlos Diéguez, catedrático de Fisiología de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y director del Centro de Investigaciones en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CIMUS) de la USC; Juan Viaño, rector de la USC, y María José Alonso, directora del Laboratorio de Nanomedicina de la USC. (USC)
Anticuerpos monoclonales, proteínas o péptidos son fármacos con eficacia demostrada o perspectivas positivas para enfermedades crónicas de enorme prevalencia, como la diabetes. Sin embargo, son moléculas complejas que precisan de la vía parenteral para conseguir beneficios en los pacientes, lo que conlleva más dificultades que la vía oral y, en muchas ocasiones, deriva en incumplimiento terapéutico.
Evaluar las posibilidades de la nanotecnología en el desarrollo de nuevas terapias orales que traspasen la barrera intestinal, ha sido el objetivo del consorcio Trans-INT con un trabajo de investigación que procura un camino claro para la viabilidad de nanovehículos que transporten esos fármacos proteicos y permitan un tratamiento oral. Los investigadores tienen en estos momentos seis prototipos prometedores. Existen 400 documentos, entre los que se incluyen cuatro aplicaciones de patente.
La coordinadora del proyecto ha sido la Universidad de Santiago de Compostela a través del Laboratorio de Nanomedicina que dirige la profesora María José Alonso, quien ha destacado la potente red de colaboraciones que se ha tejido con este proyecto, "que ha dado lugar a numerosas sinergias y a resultados ampliamente validados de utilidad para nuevas terapias".
El consorcio Trans-INT está formado por 15 instituciones, que incluyen varias universidades de Irlanda, Inglaterra, Italia, Francia, Alemania, Suecia y España, el Centro de Energía Atómica (Francia), el Centro de Investigación Ecamricert (Italia), las empresas Serosciences (Hungría), Sigmoid (Italia) y la multinacional farmacéutica Sanofi. El consorcio incluye varios centros con amplia experiencia en nanotecnología farmacéutica y su aplicación al desarrollo de nanomedicamentos, así como en química biológica, inmunología y toxicología. Sanofi ha contribuido con bio-macromoléculas así como en la validación de las potenciales terapias.
Durante los cinco años de duración del proyecto se han movilizado casi 11 millones de euros, de los cuales casi ocho han sido aportados por la Comisión Europea. La meta del proyecto ha sido estudiar la interacción de determinados nanomateriales con el tracto gastro-intestinal, tras su administración oral. Los investigadores han evaluado el potencial de estos nanomateriales o nanovehículos como transportadores de biomoléculas terapéuticas, péptidos y proteínas a través de la mucosa intestinal.
"Buscamos respuestas a la pregunta de si la nanotecnología podía aportar nanovehículos para trasladar a través de la mucosa intestinal esos fármacos y al mismo tiempo protegerlos. Es preciso que superen las enzimas, que traspasen el moco del intestino, que lleguen al epitelio y que allí sean liberados", ha explicado María José Alonso.
En una primera fase, el consorcio diseñó 13 prototipos y realizó pruebas de concepto. Los avances logrados permiten diseñar estrategias terapéuticas que podrían servir para el tratamiento sistémico de patologías muy importantes, como la diabetes, la obesidad, el dolor o el tratamiento local de enfermedades intestinales inflamatorias. "La conclusión fue que algunos tuvieron una buena repuesta in vivo. Concretamente, seis prototipos tienen muy buenas expectativas", ha añadido Alonso.
Las pruebas se hicieron en ratas y el próximo mes de mayo se realizará un estudio con cerdos. En junio el consorcio presentará el informe a la Comisión Europea.
En Trans-INT han participado cien personas y se han formado 30 investigadores jóvenes, ocho de los cuales han realizado su tesis en el marco del proyecto.
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