¿Está criando a su hijo como una persona que 'come emocionalmente'?
Calmar a los niños con comida puede comenzar un círculo vicioso de aumento de peso, advierte un estudioTraducido del inglés: miércoles, 26 de abril, 2017
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
MARTES, 25 de abril de 2017 (HealthDay News) -- Consolar a sus hijos con comida quizá haga que dejen de llorar a corto plazo. Pero los investigadores advierten que esto puede conducir a patrones de alimentación malsanos a largo plazo.
Los padres que "alimentan emocionalmente" pueden fomentar la "comida emocional", un hábito vinculado con el aumento de peso y los trastornos de la alimentación, encontró el estudio noruego y británico.
"Ahora hay evidencias incluso más firmes de que los estilos de alimentación de los padres tienen una influencia importante en los hábitos dietéticos de los niños y la forma en que los niños se relacionan con los alimentos y las bebidas al abordar sus propias emociones", comentó un experto, Rafael Pérez Escamilla, profesor de epidemiología y salud pública en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Yale.
La "alimentación emocional" es "lo que los padres hacen al proveer alimentos o bebidas a sus hijos para calmarlos, por ejemplo cuando un niño hace un berrinche", añadió Pérez Escamilla, que no participó en el estudio.
El uso de comida basura, postres y alimentos azucarados para consolarse puede llevar a que se coma en exceso, y a problemas posteriores como la bulimia y los atracones de comida, advirtieron la autora del estudio, Silje Steinsbekk, y sus colaboradores.
"Si uno está triste no le dan ganas de comerse una zanahoria", dijo Steinsbekk, profesora asociada de psicología en la Universidad Noruega de Ciencias y Tecnología, en Trondheim.
En el nuevo estudio, los investigadores observaron los hábitos de alimentación e ingesta de comida de más de 800 niños en Noruega, a partir de los 4 años de edad. Evaluaron a los niños cuando tenían 6, 8 y 10 años.
Alrededor de dos tercios de los niños de todas las edades mostraron señales de comer para sentirse mejor, según los cuestionarios que respondieron los padres.
Los niños a quienes se ofrecían alimentos para consolarlos a los 4 y a los 6 años de edad mostraban más señales de comer emocionalmente a los 8 y a los 10, encontró el estudio.
Los investigadores también encontraron señales de que los niños que se consolaban más fácilmente con la comida habían recibido una mayor alimentación por parte de sus padres con ese objetivo.
"La alimentación emocional aumenta la comida emocional, y viceversa", afirmó Steinsbekk.
Los investigadores detectaron otra tendencia: los niños que se enojaban o se molestaban con más facilidad a los 4 años eran más propensos a comer para sentirse mejor y a que sus padres los alimentaran con ese objetivo.
"Esto tiene mucho sentido, ya que los padres se estresan mucho cuando sus hijos hacen un berrinche o lloran sin parar", dijo Pérez Escamilla.
Pero hay mejores formas de manejar el malestar, dijo Melissa Cunningham Kay, asistente de investigación en la Facultad de Salud Pública Global Gillings de la Universidad de Carolina del Norte.
"La tristeza y el enojo son emociones normales. En lugar de utilizar la comida como distracción ante ellas, se debe enseñar a los niños a tolerarlas y a encontrar otras formas de afrontarlas", planteó Kay, que no participó en el estudio.
"A veces esto podría conllevar disciplina positiva y algunas lágrimas, o incluso todo un berrinche", comentó Kay. "Los padres no deben tenerle miedo a esto. Es una parte normal y necesaria del desarrollo".
Pérez Escamilla dijo que los padres deben consolar a los niños enojados comprendiendo y respondiendo a sus problemas (por ejemplo, un pañal mojado), en lugar de ofrecer comida como primera respuesta.
Alabó la nueva investigación, y anotó que los hábitos alimentarios de los niños y sus padres se interrelacionan íntimamente.
"Los niños pequeños desarrollan sus hábitos alimentarios al observar cómo comen sus cuidadores", explicó. "Si ven que sus cuidadores beben refrescos y comen comida basura y postres cuando están estresados o enojados, es lo que los niños harán cuando experimenten emociones similares".
"La comida emocional se debe evitar a cualquier precio", añadió.
Steinsbekk, la autora del estudio, añadió que "no hay motivo de preocupación si, de vez en cuando, come un chocolate para sentirse mejor. El problema es si esta es su forma típica de gestionar las emociones negativas".
Lo mismo aplica al manejar a los niños, dijo. "Los padres no tienen que ser perfectos, sino suficientemente buenos. Usar comida para consolar a su hijo en un momento dado no es un problema inmenso si usualmente utiliza otras estrategias", comentó.
Los autores del estudio advirtieron que su revisión dependió de cuestionarios a los que respondieron los padres, no en la observación directa de los científicos. Y anotaron que se realizó en Noruega con una población con un buen nivel educativo y que no es muy diversa, de forma que los hallazgos quizá no apliquen a otros lugares.
El estudio aparece en la edición del 25 de abril de la revista Child Development.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
FUENTES: Rafael Perez-Escamilla, Ph.D., professor, epidemiology and public health and director, Office of Public Health Practice, Yale School of Public Health, New Haven, Conn.; Silje Steinsbekk, Ph.D., associate professor, Department of Psychology, Norwegian University of Science and Technology, Trondheim, Norway; Melissa Cunningham Kay, research assistant, Gillings School of Global Public Health, University of North Carolina, Chapel Hill; April 25, 2017, Child Development
HealthDay
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