EN LOS PRIMEROS AÑOS
La obesidad frena la remisión de la artritis reumatoide
Un estudio evalúa el impacto del peso en la respuesta al tratamiento de los pacientes con artritis reumatoide.
María Sánchez-Monge | 13/12/2017 00:00
Autor: DM
Dos nuevos estudios descartan cualquier beneficio de la obesidad en pacientes con artritis reumatoide (AR). En el primero de ellos, publicado en Arthritis Care & Research y encabezado por Susane Goodman, de la Universidad de Cornell (Nueva York, Estados Unidos), se evaluó el impacto del peso sobre las posibilidades de alcanzar la remisión cuando se trata la patología en los primeros años tras el diagnóstico.
Los autores evaluaron los datos de un estudio anterior en el que participaron 982 pacientes, el 32 por ciento de los cuales tenían un índice de masa corporal (IMC) saludable, el 35 por ciento tenían sobrepeso y el 33 por ciento eran obesos. En comparación con los pacientes con peso adecuado, los que presentaban sobrepeso tenían un 25 por ciento menos de probabilidades de alcanzar una remisión sostenida, y la cifra ascendía al 47 por ciento en el caso de los obesos, a pesar de que se les administraron tratamientos similares.
El sobrepeso siempre ha sido considerado un factor de riesgo en las enfermedades reumáticas. Sin embargo, aún hay que esclarecer en qué medida. Tal y como explica Blanca Hernández Cruz, de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y reumatóloga del Hospital Virgen Macarena, de Sevilla, "desde 2015 sabemos que el sobrepeso eleva en torno a dos veces el riesgo de desarrollar AR". No es una cifra despreciable, aunque es inferior a la del tabaco, que aumenta el riesgo hasta un 100 por cien en individuos con predisposición genética.
Cuestión diferente es qué ocurre cuando se es obeso y ya se tiene AR. La reumatóloga señala que el curso de la enfermedad "va peor porque se produce una mayor actividad inflamatoria y la respuesta a los tratamientos es menor". No obstante, aún no se sabe muy bien cómo hay que gestionar el exceso de peso. "Estamos intentando averiguar si adelgazar mejora el pronóstico; es algo que aún no se ha demostrado claramente".
Ese es el asunto que aborda el segundo estudio, dirigido por Jeffrey Sparks, del Hospital Brigham and Women, de Boston, y publicado en Arthritis & Rheumatology. El análisis se realizó con datos de 902 mujeres diagnosticadas de AR y 7.884 sanas.
¿Fin de la paradoja?
De acuerdo con la denominada paradoja de la obesidad, los pacientes con AR establecida con peso normal o bajo tienen una mortalidad relativa mayor que los pacientes con AR que se mantienen con sobrepeso. El nuevo estudio puede ayudar a desmontar esta paradoja, ya que no apreció ningún efecto protector de la obesidad. Es más, las pacientes obesas en el momento de desarrollar AR tenían una mortalidad un 25 por ciento superior que la de las que presentaban un peso normal. "Nuestros hallazgos proporcionan evidencias de que los resultados de anteriores estudios podrían estar relacionados con la pérdida de peso involuntaria, y no con un efecto protector del sobrepeso", recalcan los autores.
Por lo tanto, el origen estaría en la fragilidad y el envejecimiento. Hernández Cruz recuerda que, en la población general, tener un IMC inferior a 19 se asocia con un incremento de la mortalidad en los mayores de 65 años, y añade que se precisan otros estudios que confirmen estos resultados.
La causa de todos los males parece hallarse en la inflamación. Con los fármacos disponibles, en torno al 60 por ciento de los pacientes pueden lograr "un nivel de actividad que permite una calidad de vida aceptable", matiza Hernández Cruz. Ahora bien, cuando entran en juego factores como la obesidad, todo se complica.
Para Victoria Catalán, bioquímica del Departamento de Endocrinología de la Clínica Universidad de Navarra y miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (Ciberobn), está claro que los efectos de la obesidad van más allá de la sobrecarga sobre las articulaciones. La obesidad genera una "inflamación crónica de bajo grado que lleva al aumento de muchas moléculas proinflamatorias".
El grupo de Catalán ha estudiado a fondo los efectos de la interleucina 32 y ha demostrado su relación con la obesidad. Esta molécula también se ha asociado a la AR y ellos han comprobado que aumenta la expresión de TNF alfa y de interleucina 1-beta.
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