Pilar Laguna. Atlanta | 18/12/2017 10:43
Ibrutinib es un inhibidor oral de la tirosina cinasa de Bruton, considerado diana terapéutica ya que bloquea los mecanismos del linfocito B que prolifera en estas neoplasias. Su mecanismo de acción equivale a eliminar o reducir las células cancerígenas y se viene utilizando como tratamiento de primera línea en leucemia linfocítica crónica (LLC) pero sólo en recaídas en este linfoma minoritario.
Durante el 59 congreso de la Asociación Americana de Hematología (ASH17, en sus siglas en inglés) se ha presentado el análisis combinado de estudios en fase 2 y 3 (Spark, Pcyc-1104 y Ray), junto con el seguimiento de pacientes que habían participado en la ampliación del estudio Can3001. En total, 370 pacientes con LCM en recaída o refractarios que se habían tratado con ibrutinib para estudiar los efectos del fármaco en esta indicación. Los investigadores han presentado resultados agrupados de pacientes que llevan en torno a tres años y medio de seguimiento, evidenciando el beneficio sostenido de este fármaco en el tratamiento de pacientes con LCM en recaída o refractarios.
"En el análisis agrupado se han visto los mejores resultados en eficacia y tolerabilidad. El fármaco es eficaz ese grupo de pacientes de LCM, pero se ha visto que aún lo es más si se administra el tratamiento después de la primera recaída", explica Dolores Caballero, responsable de la Unidad de Trasplante del Servicio de Hematología del Hospital Clínico Universitario de Salamanca, que ha participado en estos estudios multinacionales. En uno de los ensayos, el publicado en Lancet en 2014 por su grupo de investigación, ya se había concluido la superioridad del ibrutinib frente al tensirolimus.
Caballero recalca los mejores resultados y la menor toxicidad al tratar con ibrutinib cuando solo hay una recaída previa en LCM, aunque también haya un nutrido grupo de pacientes que responde a tratamientos repetidos. La tasa de respuesta ha sido de 77,8 tras primera recaída y de 66 por ciento después de dos o más. Pero la cifra más consistente en resultados globales es que quienes sólo han seguido una línea de tratamiento tienen una supervivencia libre de progresión de 33, 6 meses, frente a los 8 meses del conjunto. La tolerancia es buena y hay 40 pacientes, de los 115 que siguen tomando ibrutinib, que llevan recibiendo el fármaco durante 4 o más años. Otros han recaído o suspendido el tratamiento por toxicidad.
"El seguimiento a largo plazo de la terapia con ibrutinib muestra, además de su eficacia, que la aparición de efectos secundarios es menos común cuando los pacientes se tratan antes", agrega Simon Rule profesor de Hematología en la Universidad de Plymouth (Reino Unido) y ponente que ha presentado los resultados en Atlanta.
Dolores Caballero ha comentado el interés por continuar investigando con este fármaco para el tratamiento en primera línea de LCM. El Grupo Europeo del Linfoma del Manto está haciéndolo en pacientes jóvenes con esta enfermedad, mientras que el Grupo Español de Linfomas y Trasplantes de Médula Ósea (GELTAMO) lo ensaya en el LCM indolente en combinación con rituximab. En el hospital salmantino participan también en ensayos clínicos para demostrar si funcionan en primera línea las combinaciones de bendamustina/rituximab con o sin ibrutinib, como tratamiento de elección para el LCM.
En Europa ibrutinib se usa en monoterapia para el tratamiento primario de pacientes adultos con leucemia linfocítica crónica (LLC), o con macroglobulinemia de Waldenström, y como agente único o en combinación con otros fármacos (bendamustina y rituximab) para pacientes de LLC que ya han recibido al menos un tratamiento.
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