Las defensas inmunitarias se basan en una potencial oncoproteína
Madrid (20/06/2013) - Redacción
• El CSIC descubre que la ausencia de la proteína N-ras impide la diferenciación de los linfocitos de memoria
• Dichos linfocitos son los encargados de la inmunidad a largo plazo y de la eficiencia de las vacunas
• La versión mutada de esta proteína contribuye al desarrollo del cáncer
Los linfocitos T CD8+ reconocen de forma específica a las células que están infectadas por un virus. Una vez identificadas, estos leucocitos las destruyen. Cuando los linfocitos T CD8+ detectan por primera vez a los antígenos virales, inician un proceso de diferenciación: se convierten en linfocitos efectores, de acción inmediata; o en linfocitos de memoria, de reserva, que protegen el cuerpo mucho mejor frente a una segunda infección.
La investigación del CSIC ha descubierto que la ausencia de la proteína N‐ras impide la diferenciación de los linfocitos T en linfocitos de memoria. La investigadora del Centro de Biología Molecular "Severo Ochoa" (centro mixto del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid) Margarita del Val, responsable del trabajo, considera este hallazgo "fundamental en el campo de la vacunación ya que ésta se basa en el desarrollo de la memoria inmunológica". N‐ras es una molécula previamente conocida por su contribución a la supervivencia celular, ya que está implicada en la transmisión de las señales externas hacia el interior de la célula. Por el contrario, si aparece mutada se convierte en una oncoproteína que contribuye al desarrollo del cáncer. Para el investigador en el mismo centro Salvador
Ibarra, que también ha colaborado en el estudio, resulta "sorprendente que la función principal de esta potencial oncoproteína sea la mediación de la diferenciación de linfocitos T en linfocitos de memoria".
La investigadora del CSIC opina: "El siguiente paso debería enfocarse hacia esclarecer el impacto de la memoria inmunológica para evitar que las infecciones banales se vuelvan crónicas y, a nivel más fundamental, estudiar en qué se diferencian los distintos tipos de memoria frente a los patógenos".
La investigación ha sido codirigida por el investigador de la Universidad Complutense de Madrid Edgar Fernández‐Malavé, y ha contado con la colaboración de investigadores del Instituto de Salud Carlos III de Madrid y del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca del CSIC.
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