CARDIOLOGÍA Efectos secundarios
¡Ojo con la testosterona!
Los hombres en tratamiento con testosterona tiene más riesgo de infarto y muerte
Las guías médicas indican esta terapia cuando hay un déficit hormonal
La prescripción más habitual se realiza en varones mayores de 60 años con andropausia
Algunas personas utilizan testosterona para aumentar su masa y fortaleza muscular
Un envase de testosterona EL MUNDO
Seguro que no le suena a nuevo. Testosterona para mejorar la dinámica sexual, para fortalecer la musculatura o para aumentar la densidad ósea. En los últimos años, las prescripciones con este medicamento se han multiplicado, sobre todo, para mejorar el rendimiento sexual de los varones con andropausia. Sin embargo, un estudio viene a poner una señal de alerta ante este furor de recetas. Según sus datos, los hombres con este tratamiento tienen más riesgo de infartos, ictus y muerte.
Tan sólo en EEUU, el número de prescripciones de testosterona se ha multiplicado por cinco entre los años 2000 y 2011, alcanzando hace dos años los 5,3 millones de recetas y un mercado de 1.600 millones de dólares.
Las guías médicas aconsejan este tratamiento en aquellos pacientes con déficit de testosterona, como el que se da cuando no hay testículos funcionales por una anomalía del desarrollo o por un accidente. En los últimos años, los especialistas también han empezado a recetar este medicamento en aquellos varones que acuden a la consulta por falta de libido y que presentan unos niveles bajos de la hormona en sangre.
De esta manera, compararon los datos de 1.223 hombres que estaban tomando testosterona (por un déficit de esta hormona) con 7.489 varones que no usaban este fármaco y encontraron que el riesgo de muerte y de infarto o ictus fue un 29% superior entre los primeros. Ese mayor riesgo fue independiente de si el paciente tenía una enfermedad cardiovascular previa o no.
Aunque los datos son llamativos, existe la posibilidad de que algunos factores hayan interferido en el análisis global de estas cifras. Sin embargo, los investigadores utilizaron una buena metodología para evitar estos sesgos. No obstante se muestran cautos en cuanto a cómo médicos y pacientes deben tomar estos resultados.
"Estos resultados aumentan la preocupación sobre la seguridad potencial de la terapia con testosterona [...] Aunque los médicos deberían continuar discutiendo con los pacientes los beneficios sintomáticos de esta terapia, también es importante informar a los pacientes que los riesgos a largo plazo se desconocen y que hay una posibilidad de que la terapia con testosterona puede ser peligrosa", señalan los autores en su estudio.
Más contundente se muestra Anne Cappola, profesora de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo en la Universidad de Pennsylvania, en un editorial que publica también la revista. "Se están perdiendo de la literatura médica los datos de ensayos clínicos randomizados que incluyan un suficiente número de hombres durante una duración adecuada para valorar a largo plazo los beneficios y los riesgos de la terapia con testosterona", afirma. Esto es lo que ha intentado evaluar el trabajo de Ho, apunta.
Carlos Hernández, jefe de Urología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y vicepresidente de la Asociación Española de Urología, indica que es cierto que en los últimos años ha aumentado el uso de este medicamento: "Los médicos recetamos testosterona a aquellos varones que -a partir de su sexta década de vida- tienen síntomas de una disminución de la potencia sexual, falta de interés en las relaciones sexuales y además tienen una disminución de los niveles de testosterona".
En cuanto a los riesgos observados en este trabajo, señala que "hay que ponerlos en cuarentena, pues puede ocurrir que frente a un trabajo aislado aparezcan otros estudios más amplios que no son tan contundentes como el primero. Hasta ahora la comunidad urológica no ha recibido ningún aviso de mayor riesgo cardiovascular. Sí que tenemos más cuidado frente al cáncer de próstata, pues algunos trabajos apuntan a que la testosterona aumenta su riesgo, aunque todavía no hay datos contundentes. Pero si el paciente tiene antecedentes en su familia de cáncer de próstata o tiene niveles de PSA (hormona prostática) elevados, evitamos esta terapia".
En cuanto al uso de testosterona para otros fines, Hernández afirma que en nuestro país sólo se receta cuando hay déficit hormonal pero no para el fortalecimiento muscular u óseo. "Creo que ese perfil se da más en el mundo americano que en España", pronostica.
Precisamente Cappola apunta que es esta otra parcela la que todavía permanece sin valorar a largo plazo. "Debido al gran volumen de prescripciones y al agresivo marketing de los fabricantes de testosterona, médicos y pacientes deberían estar recelosos. Hay evidencias cada vez más abundantes del riesgo cardiovascular, a las que contribuye este estudio. Estas señales justifican una cautela en la prescripción de testosterona y la realización de nuevas investigaciones", concluye.
Tan sólo en EEUU, el número de prescripciones de testosterona se ha multiplicado por cinco entre los años 2000 y 2011, alcanzando hace dos años los 5,3 millones de recetas y un mercado de 1.600 millones de dólares.
Las guías médicas aconsejan este tratamiento en aquellos pacientes con déficit de testosterona, como el que se da cuando no hay testículos funcionales por una anomalía del desarrollo o por un accidente. En los últimos años, los especialistas también han empezado a recetar este medicamento en aquellos varones que acuden a la consulta por falta de libido y que presentan unos niveles bajos de la hormona en sangre.
Los especialistas reconocen que se ha producido un aumento en las prescripciones de esta terapia
No obstante, los numerosos estudios médicos sobre esta terapia publicados en los últimos años han hecho que aumenten las indicaciones sin que se haya realizado ningún ensayo clínico de gran envergadura que evaluase a largo plazo sus efectos adversos. Esto es lo que viene a paliar la investigación que publica ahora la revista JAMA y que ha sido dirigida por Michael Ho, del Sistema de Salud de Veteranos de Colorado (EEUU). "Los efectos de la terapia con testosterona en el sistema cardiovascular y en la mortalidad son desconocidos [...] Para valorar ese vacío [en la literatura médica] hemos evaluado esta terapia en varones veteranos", señalan en el estudio. De esta manera, compararon los datos de 1.223 hombres que estaban tomando testosterona (por un déficit de esta hormona) con 7.489 varones que no usaban este fármaco y encontraron que el riesgo de muerte y de infarto o ictus fue un 29% superior entre los primeros. Ese mayor riesgo fue independiente de si el paciente tenía una enfermedad cardiovascular previa o no.
Aunque los datos son llamativos, existe la posibilidad de que algunos factores hayan interferido en el análisis global de estas cifras. Sin embargo, los investigadores utilizaron una buena metodología para evitar estos sesgos. No obstante se muestran cautos en cuanto a cómo médicos y pacientes deben tomar estos resultados.
"Estos resultados aumentan la preocupación sobre la seguridad potencial de la terapia con testosterona [...] Aunque los médicos deberían continuar discutiendo con los pacientes los beneficios sintomáticos de esta terapia, también es importante informar a los pacientes que los riesgos a largo plazo se desconocen y que hay una posibilidad de que la terapia con testosterona puede ser peligrosa", señalan los autores en su estudio.
Más contundente se muestra Anne Cappola, profesora de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo en la Universidad de Pennsylvania, en un editorial que publica también la revista. "Se están perdiendo de la literatura médica los datos de ensayos clínicos randomizados que incluyan un suficiente número de hombres durante una duración adecuada para valorar a largo plazo los beneficios y los riesgos de la terapia con testosterona", afirma. Esto es lo que ha intentado evaluar el trabajo de Ho, apunta.
Carlos Hernández, jefe de Urología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y vicepresidente de la Asociación Española de Urología, indica que es cierto que en los últimos años ha aumentado el uso de este medicamento: "Los médicos recetamos testosterona a aquellos varones que -a partir de su sexta década de vida- tienen síntomas de una disminución de la potencia sexual, falta de interés en las relaciones sexuales y además tienen una disminución de los niveles de testosterona".
En cuanto a los riesgos observados en este trabajo, señala que "hay que ponerlos en cuarentena, pues puede ocurrir que frente a un trabajo aislado aparezcan otros estudios más amplios que no son tan contundentes como el primero. Hasta ahora la comunidad urológica no ha recibido ningún aviso de mayor riesgo cardiovascular. Sí que tenemos más cuidado frente al cáncer de próstata, pues algunos trabajos apuntan a que la testosterona aumenta su riesgo, aunque todavía no hay datos contundentes. Pero si el paciente tiene antecedentes en su familia de cáncer de próstata o tiene niveles de PSA (hormona prostática) elevados, evitamos esta terapia".
En cuanto al uso de testosterona para otros fines, Hernández afirma que en nuestro país sólo se receta cuando hay déficit hormonal pero no para el fortalecimiento muscular u óseo. "Creo que ese perfil se da más en el mundo americano que en España", pronostica.
Precisamente Cappola apunta que es esta otra parcela la que todavía permanece sin valorar a largo plazo. "Debido al gran volumen de prescripciones y al agresivo marketing de los fabricantes de testosterona, médicos y pacientes deberían estar recelosos. Hay evidencias cada vez más abundantes del riesgo cardiovascular, a las que contribuye este estudio. Estas señales justifican una cautela en la prescripción de testosterona y la realización de nuevas investigaciones", concluye.
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