Inmunoterapia y radioterapia: abordajes complementarios
La nueva hornada de fármacos inmunooncológicos parece tener en la radioterapia un aliado cuyo alcance real se está investigando.
Carmen Cáceres. Sevilla | 18/05/2016 15:50
Santiago Velázquez e Ignacio Durán. (Carmen Cáceres)
La inmunoterapia y la radioterapia son dos estrategias complementarias cuya combinación empieza a explorarse en el tratamiento del cáncer. Así se ha expuesto en un curso celebrado en el Instituto de Biomedicina de Sevilla, con el oncólogo Ignacio Durán y el radiofísico Santiago Velázquez, ambos del Hospital Virgen del Rocío, como coordinadores científicos.
El encuentro ha reunido a oncólogos radioterápicos, entre otros médicos, radiofísicos e investigadores básicos para revisar desde las bases biológicas de la inmunoterapia y del microambiente inmune a la aplicación de esta estrategia en el cáncer de pulmón, linfoma y melanoma; y, de forma reseñable, ha tratado las técnicas de radioterapia para determinar cómo se pueden complementar ambas estrategias.
Según explica a DM Ignacio Durán, "la inmunoterapia ha ganado mucho peso en los últimos dos años con la aprobación de distintos fármacos en enfermedades como el melanoma, el cáncer de pulmón o de riñón, de hecho, frente a este último cáncer en fase avanzada se acaba de a aprobar el tratamiento con nivolumab".
Hay estudios en marcha en otras patologías "y es probable que en los próximos años cambie la manera en la que se tratan muchos tumores sólidos porque los resultados de los ensayos clínicos con inmunoterápicos son sorprendentes: nos estamos encontrando respuestas a un nivel que no conocíamos anteriormente, que además tienden a aparecer de forma temprana y a ser duraderas en el tiempo". Durán augura una incorporación de múltiples inmunoterápicos al arsenal terapéutico en el plazo de dos años.
Radioterapia
La radioterapia potencia la respuesta del sistema inmune frente al cáncer. En ello parece influir en el efecto abscopal y el bystander (espectador), "mecanismos mediante los cuales la radioterapia sobre una zona concreta del organismo puede producir una respuesta a distancia", comenta Durán, que ha observado en pacientes con tumor extendido cómo al radiar una zona concreta han hallado que también había respuesta en otras localizaciones del cuerpo. "La teoría que es al radiar una zona, cambia el microambiente, estimulamos el sistema inmune y la respuesta del sistema inmune afecta a todo el organismo. Por tanto, administrar radioterapia en una zona localizada puede inducir una respuesta sistémica", añade.
La radioterapia potencia la respuesta del sistema inmune frente al cáncer. En ello parece influir en el efecto abscopal y el bystander (espectador), "mecanismos mediante los cuales la radioterapia sobre una zona concreta del organismo puede producir una respuesta a distancia", comenta Durán, que ha observado en pacientes con tumor extendido cómo al radiar una zona concreta han hallado que también había respuesta en otras localizaciones del cuerpo. "La teoría que es al radiar una zona, cambia el microambiente, estimulamos el sistema inmune y la respuesta del sistema inmune afecta a todo el organismo. Por tanto, administrar radioterapia en una zona localizada puede inducir una respuesta sistémica", añade.
Además, en el curso se ha abordado la radioterapia estereotáctica ablativa (SABR, en sus siglas en inglés), "con la que somos capaces de producir con radiaciones tóxicas en una zona del tumor un alto estrés oxidativo que genera que la muerte celular sea por rotura de la membrana. Esto consigue que el proceso de apoptosis sea totalmente diferente al usual y se producen antígenos que con mucha más facilidad son detectados por el sistema inmune y por las terapias actuales inmunológicas", explica Velázquez. La idea, opina Durán, es que utilizar la radioterapia y generar alto estrés oxidativo también potencia que el sistema inmune se active y destruya las células tumorales.
Entre las investigaciones que deben llevarse a cabo para expandir estas nuevas terapias se encuentra la de identificar qué pacientes se van a beneficiar más y cuáles responderán. Sin duda, el reto fundamental al que se enfrenta la inmunooncología, expone Durán, es la selección de los pacientes. "No disponemos hoy en día de adecuados biomarcadores predictivos de respuesta, a pesar de que este abordaje terapéutico es innovador y eficaz, y nos falta una herramienta que permita segregar a los pacientes que se van a beneficiar del tratamiento y los que no", concluye.
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