MÍNIMA INVASIÓN PARA EL PACIENTE
Quimiosaturación intrahepática percutánea: tratar solo al órgano
Los tumores hepáticos irresecables pueden beneficiarse de esta técnica incipiente . El procedimiento permite emplear citotóxicos a dosis mucho más altas que por vía sistémica.
Sonia Moreno. Madrid | soniamb@diariomedico.com | 16/05/2016 00:00
De pie, los especialistas Fernando Camúñez, Óscar Martín-Delgado y Emilio de Vicente; sentados, Antonio Echenagusia, Yolanda Quijano y Juan A. Martínez Román. Faltan en la foto Miguel A. Villar e Itziar Urbina, de la Unidad de Perfusión, todos del Hospital Universitario HM Sanchinarro (Madrid). (Mauricio Skrycky)
La quimiosaturación intrahepática consiste en administrar dosis elevadas de quimioterapia solo en el órgano afectado por el cáncer, de manera que el fármaco no llegue al resto del sistema. El concepto es muy atractivo: al tratar únicamente la zona del tumor, se ahorra al resto del organismo el efecto nocivo del citotóxico. La principal limitación (hasta hace poco) es que la quimiosaturación se realizaba en cirugía abierta, con el consiguiente impacto en la morbilidad de pacientes ya en fases avanzadas de la enfermedad. Los resultados, pues, eran pobres.
Ahora, gracias al avance en la radiología vascular intervencionista y, sobre todo, a la estrecha colaboración con cirujanos, anestesistas y perfusionistas, se puede llevar a cabo la quimiosaturación por vía percutánea con buenos resultados.
Así lo muestra la experiencia de un equipo multidisciplinar del Hospital Universitario HM Sanchinarro (Madrid). El Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del centro, dirigido por Emilio de Vicente y Yolanda Quijano, ha realizado con éxito tres procedimientos de quimiosaturación hepática percutánea.
La técnica se indica en tumores hepáticos irresecables y donde están limitadas las opciones quimioterápicas o radioterápicas. El procedimiento se desarrolla en tres actos: primero, el aislamiento del hígado del resto de vasos del cuerpo; después, la infusión del fármaco, a través de un catéter directo al órgano, en concentraciones que serían letales por vía sistémica. Al llegar a todo el hígado, el tratamiento puede actuar tanto en los tumores identificados, como en los microtumores no detectados.
Una vez que se "satura" al hígado con el fármaco, mediante un sistema cerrado de circulación extracorpórea, el último paso es extraerlo del órgano con la filtración de la sangre.
La mínima invasión para el paciente no implica que el proceso resulte simple. Bien al contrario, radiólogos y anestesistas tienen una tarea ardua con estos pacientes. Una semana antes de la infusión del fármaco, se prepara al hígado colocando por vía percutánea coils (muelles) en las diferentes estructuras vasculares. Después, "situamos los dos globos de exclusión en la vena cava inferior, por encima de la bifurcación de las venas hepáticas y por encima de las venas renales, respectivamente", explican los radiólogos Antonio Echenagusia yFernando Camúñez.
La técnica anestésica también se pone a prueba, por las marcadas alteraciones hemodinámicas que genera y que exigen un énfasis en la monitorización; además, la acción del filtro, que atrae al fármaco oncológico, repercute también en las concentraciones de los vasopresores necesarios durante la intervención, y que hay que equilibrar, comentan los anestesistas Juan Martínez Román y Óscar Martín-Delgado. Estos especialistas recuerdan que la quimiosaturación se contraindica en la patología cardiaca grave y consideran conveniente efectuar una TC craneal que revele posibles malformaciones vasculares cerebrales.
Hasta ahora, en Europa se han hecho 243 quimiosaturaciones en 162 enfermos, puesto que el proceso se repite si hay respuesta. En los tumores metastásicos secundarios, en especial de melanomas, ha prolongado la supervivencia en torno a 20 meses. También ha mejorado las cifras de sobrevida en colangiocarcinomas intrahepáticos y tumores neuroendocrinos. Es reseñable que logra rescatar para cirugía a un 25 por ciento de los enfermos en principio irresecables.
Los tres pacientes tratados por este equipo multidisciplinar son los únicos en España,junto con otros tres en la Clínica Rotger (Palma de Mallorca). Los resultados se presentarán en el próximo congreso americano de cirujanos, en Washington.
De Vicente y Quijano, cuyo equipo parece que se está especializando en cirugías extremas, opinan que la técnica crecerá en el futuro, a medida que se desarrollen nuevos filtros para otros fármacos (el actual solo permite la infusión de melfalán) y se amplíen las indicaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario