La prevención de las enfermedades cardio y cerebrovasculares, clave para un envejecimiento activo y saludable
Expertos clínicos, representantes institucionales y asociaciones de pacientes participan en una jornada para concienciar sobre la incidencia de las enfermedades cardio y cerebrovasculares y debatir en torno a las medidas para su diagnóstico precoz y prevención.
Resulta fundamental la detección precoz de las patologías que aumentan el riesgo de padecer enfermedades cardio y cerebrovasculares. Por esta razón, el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO) y la Unidad de Ictus del Hospital Universitario Ramón y Cajal, con la colaboración de la Alianza BMS-Pfizer, han organizado una jornada de concienciación a poblaciones de riesgo con la que proporcionar información sobre su prevención.
La actividad, celebrada en el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid y que ha consistido en la toma del pulso y tensión arterial, así como la realización de un electrocardiograma y una ecografía carotídea a los participantes, ha sido dirigida por el jefe de su servicio de Neurología, el doctor Jaime Masjuan. En ella han colaborado representantes de instituciones sanitarias y de servicios sociales, como María Jesús Martínez Fuentes, subdirectora general de Información y Atención al Paciente de la Comunidad de Madrid; Javier Sánchez Mariana, director de Gabinete de la directora general del IMSERSO; Íñigo Alli, portavoz del Grupo Mixto en la Comisión de Discapacidad del Congreso de los Diputados; y Julio Agredano, presidente de la asociación de pacientes Freno al Ictus.
El doctor Masjuan ha mostrado la Unidad de Ictus del Hospital Ramón y Cajal, pionero en el abordaje multidisciplinar de este evento cerebrovascular, y que ha atendido a unos 6.500 pacientes desde su apertura en octubre de 2006. Tal y como ha explicado, “la creación de esta unidades ha permitido que el pronóstico del ictus en la última década haya mejorado como ningún otro proceso, situando la tasa de pacientes sin secuelas o secuelas mínimas en un 55% frente al 20% que existía anteriormente. La tasa de mortalidad se ha situado por debajo del 20%”.
La jornada ha contado con una ponencia inicial de María Jesús Otero, jefa de la Unidad Técnica de Ergonomía y Psicosociología del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT), quien ha expuesto las propuestas desde el ámbito europeo para prevenir enfermedades en el trabajo y lograr así un envejecimiento activo y saludable”. En este sentido, ha destacado que “la edad no va unida a una mayor siniestralidad en términos de incidencia, pero sí de gravedad. Si hacemos una comparativa por edades observamos que, en edades más avanzadas, tiene un peso importante la siniestralidad asociada a la denominada patología no traumática (PNT) en forma de ictus, infartos o derrames cerebrales”.
“Desde las instituciones, somos conscientes del envejecimiento de la población y los retos que ello supone. Por eso, ponemos el foco en la prevención de enfermedades incapacitantes, para así contribuir a mejorar el bienestar de las personas mayores, que constituyen un pilar fundamental de nuestra sociedad”, ha señalado Íñigo Alli, director general de Discapacidad del Ministerio de Sanidad. En el bloque clínico, se han tratado las claves para prevenir patologías asociadas al envejecimiento, sobre todo el acceso a las últimas terapias disponibles. Para el doctor Masjuan, “actualmente existen tratamientos avalados por las sociedades científicas, que han demostrado ser muy eficaces y seguros, como los anticoagulantes de acción directa, indicados para la prevención del ictus en pacientes con fibrilación auricular, y que todavía no se ha generalizado su uso a diferencia de lo que pasa en otros países europeos como Francia o Portugal”.
El doctor Iñaki Lekuona, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital de Galdakao, ha reivindicado también “el acceso a los mejores tratamientos, ya que es la mejor manera de prevenir episodios muy costosos en términos médicos y humanos, como el ictus”. El doctor Álvaro Casas, presidente de la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG), ha centrado su intervención en la importancia del control a pacientes anticoagulados mayores de 65 años: “Actualmente, tres de cada cuatro ictus afectan a personas mayores de 65 años, por lo que resulta de vital importancia realizarles un seguimiento adecuado y poner a su disposición tratamientos acordes a sus necesidades”.
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