La SEC incide en que la hipertensión mata casi el doble que hace diez años
Con motivo del Día Europeo de Prevención del Riesgo Cardiovascular (14-M), la Fundación Española del Corazón destaca la importancia de la prevención y el correcto tratamiento de la hipertensión
Las enfermedades hipertensivas causaron en España en 2015 un 90 por ciento más de fallecimientos que una década antes, según datos de un reciente informe del INE
El Médico Interactivo | 13 - Marzo - 2017 15:00 h.
Este martes, 14 de marzo, se conmemora el Día Europeo de la Prevención del Riesgo Cardiovascular, y la Fundación Española del Corazón (FEC) quiere centrar su atención en la necesidad de mejorar el manejo de la hipertensión arterial, una patología que sufre el 42,6 por ciento de la población española, si bien el 37,4 por ciento está sin diagnosticar, según el estudio Di@bet.es publicado en Revista Española de Cardiología (REC).
Y es que, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que hacen referencia a las causas de mortalidad de 2015, las enfermedades hipertensivas han doblado el número de fallecimientos en la última década. “Mientras que en 2005 la hipertensión provocaba 6.661 fallecimientos, en 2015 ya es la causante de 12.674”, informa el Dr. Carlos Macaya, presidente de la FEC, que avisa: “Recordemos además que la hipertensión es factor de riesgo de otras enfermedades cardiovasculares como el infarto y el ictus, por lo que seguramente es causante de muchas más defunciones”.
La hipertensión arterial supone una mayor resistencia para el corazón a la hora de ejercer presión sobre las arterias para que éstas conduzcan la sangre a los órganos del cuerpo. Por tanto, el corazón aumenta su masa muscular (hipertrofia ventricular izquierda) para hacer frente a ese sobreesfuerzo, lo que puede desembocar en insuficiencia coronaria y angina de pecho. Además, el músculo cardiaco se vuelve más irritable y se producen más arritmias. La hipertensión también propicia la arterioesclerosis (acúmulos de colesterol en las arterias) y fenómenos de trombosis (pueden producir infarto de miocardio o infarto cerebral). Por ello, es fundamental mantener los niveles de HTA bien controlados, manteniendo los niveles de máximos de presión arterial sistólica (máxima) entre 120-129 mmHg, y las de diastólica (mínima) entre 80 y 84 mmHg.
“Ante estas cifras, prevenir y tratar la hipertensión es primordial en nuestro país. La reducción de la sal añadida en nuestros alimentos debe ser una prioridad para nuestros políticos e industria alimentaria; pero no sólo de ellos; retirar el salero de nuestra mesa es una medida que podemos, y debemos, realizar cada uno de nosotros en nuestro día a día”, aconseja el doctor Macaya. Además, es fundamental la adherencia al tratamiento de los pacientes que tienen la hipertensión arterial establecida y necesitan terapia adecuada para ello.
Baja la mortalidad por ictus e infarto
Aunque por tipo de enfermedades las isquémicas y las cerebrovasculares fueron las más mortales en 2015, en los últimos diez años se ha logrado una importante reducción en los fallecimientos por estas causas. Así, en 2015 ha fallecido un 32 por ciento menos de personas por infarto y un 18 por ciento por accidente cerebrovascular en relación a la última década. “Esto no quiere decir que haya menos personas enfermas, sino que desde 2005 ha habido muchas mejoras en el tratamiento y organización de la atención hospitalaria de estas enfermedades, como el Código Infarto o la generalización de la angioplastia primaria como primera opción terapéutica”.
Pero no todo son buenas noticias. La insuficiencia cardiaca o incapacidad del corazón para dotar al organismo de la sangre que necesita para funcionar, sigue provocando prácticamente los mismos fallecimientos que en 2005 y además es la primera causa de ingreso hospitalario en nuestro país. “Tal y como ya reveló la SEC a través del informe RECALCAR, existe además una importante inequidad en el tratamiento de esta enfermedad entre comunidades autónomas. La variabilidad de mortalidad intrahospitalaria de esta enfermedad entre comunidades llega a ser del 80 por ciento”, recuerda el presidente de la FEC.
Analizando la mortalidad cardiovascular en España
Aunque en 2015 ha habido un repunte en el número de fallecimientos por todas las causas, analizando la tasa de mortalidad (porcentaje de defunciones por una causa en concreto respecto al total de fallecimientos), las enfermedades cardiovasculares mantienen su tendencia la baja de los últimos años. Mientras que en 2005 el 32,76 por ciento de las muertes era producido por una enfermedad cardiovascular, en 2015 es el 29,39 por ciento. “Aun así”, recuerda el Dr. Macaya, “siguen siendo la primera causa de muerte, por delante del cáncer y de las enfermedades respiratorias”.
Por sexos, 10.000 mujeres murieron más al año por alguna enfermedad relacionada con el corazón. La más mortal entre ellas es el accidente cerebrovascular (16.357), que causa hasta 4.000 fallecimientos más que entre los hombres. Aunque en hombres el accidente cerebrovascular (12.077) también es la que más mortalidad causa, tras el cáncer de bronquios y pulmón (7.239), el infarto (9.423) provoca hasta 3.000 muertes más que entre las mujeres.
Por CCCAA, las que tienen la tasa de mortalidad más alta son Andalucía (32,67 por ciento), Asturias (32,38) y Aragón (31,61); mientras que Madrid (25,86 por cieno) Navarra (26,37) y País Vasco (26,92) son las que menos.
Para disminuir la incidencia de la enfermedad cardiovascular resulta imprescindible controlar sus factores de riesgo (diabetes, hipertensión, sedentarismo, tabaquismo, sobrepeso, obesidad y abuso del alcohol entre otros) pues tener uno aumenta muy significativamente las posibilidades de sufrir una enfermedad cardiovascular, pero tener más de un factor de riesgo multiplica exponencialmente estas probabilidades.
“Tan sólo siguiendo una dieta equilibrada y variada, practicando ejercicio de manera regular y abandonando el hábito tabáquico podrían reducirse espectacularmente las estadísticas de enfermedad cardiovascular. Si ya se padece la enfermedad, además de adoptar estos buenos hábitos de vida, también hay seguir estrictamente el tratamiento prescrito por el especialista”, concluye el Dr. Macaya.
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