sábado, 11 de marzo de 2017

Los neandertales asturianos se medicaban - DiarioMedico.com

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EN LA CUEVA 'EL SIDRÓN'

Los neandertales asturianos se medicaban

Un estudio reciente en el que ha participado el CSIC ha analizado el material genético en el cálculo dental de los restos fósiles neardentales de "El Sidrón". El trabajo ha conluido que su alimentación excluía la carne, y que usaban plantas medicinales.
Redacción | dmredaccion@diariomedico.com   |  08/03/2017 19:00
 
 

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Antonio Rosas, investigador del CSIC
Antonio Rosas, investigador del CSIC, con la mandíbula neandertal (Andrés Díaz/CSIC)
  • Antonio Rosas, investigador del CSIC
  • Una mandíbula neandertal encontrada en el Sidrón
  • Musgo, setas y piñones, una muestra de la alimentación de los neandartales de "El Silón"
¿Cuál era el protocolo ante una indigestión hace 49.000 años? El estudio de los restos fósiles neardentales, encontrados en yacimientos de toda Europa, han continuado aportando datos sobre su estilo de vida, su alimentación y hasta su actuación ante casos de malestar. El último trabajo, publicado en la revista Nature, ha contado con la participación del CSIC y ha aportado información sobre la dieta de dos neandertales del yacimiento asturiano de El Sidrón y el uso que hacían de las plantas medicinales.
En análisis del material genético preservado en el cálculo dental o sarro de estos neandertales ha permitido saber que la dieta de los individuos de El Sidrón incluía setas, piñones y musgo, pero no se han encontrado pruebas de que comiesen carne. Esto contrasta con los resultados obtenidos en Spy II, de Bélgica: en el sarro de sus dientes había ADN de rinocerontes y muflones, además de que junto a sus restos se han encontrado fósiles de grandes herbívoros. "Nos ha sorprendido no encontrar restos de carne en los neandertales asturianos, ya que se les considera predominantemente carnívoros. Sin embargo, hemos encontrado pruebas de que tenían una dieta variada que incluía gran variedad de plantas. Además, alguna de esas plantas podrían haber sido cocinadas para su consumo", ha señalado el investigador del CSIC Antonio Rosas, del Museo Nacional de Ciencias Naturales.
Los análisis genómicos del sarro han descubierto que los neandertales asturianos comieron setas (Schizophyllum commune), piñones (Pinus koraiensis), musgo (Physcomitrella patens) y álamo (Populus trichocarpa).
Plantas medicinales
Mientras que de uno de los individuos sólo sabemos que era una mujer adulta y que era diestra, el otro es un individuo varón bastante conocido para los investigadores.
Anteriormente se descubrió que se dedicaba a retocar los filos de las herramientas de piedra con la boca, lo que le produjo desconchones en el esmalte y la dentina en los dientes superiores. Ahora, el estudio del sarro de sus dientes ha aportado información única: "Tenemos pruebas de que este neandertal se medicaba. Hemos descubierto que el sarro conservado en sus dientes contenía secuencias del patógeno Enterocytozoon bieneusi que, en humanos, causa problemas gastrointestinales, incluidas fuertes diarreas. Además, gracias a un agujero en su mandíbula sabemos que tenía un absceso dental. Ambos problemas debían producirle intensos dolores", ha detallado Rosas.
Así, el sarro de este neandertal contiene restos de ADN de hongo Penicillium, un antibiótico natural, y de álamo, un árbol cuya corteza, raíces y hojas contienen ácido salicílico, el ingrediente activo de un conocido medicamento.
No es la primera referencia en este sentido, ya que los investigadores de El Sidrón ya habían participado en un estudio que ponía de manifiesto que los neandertales conocían las cualidades curativas y nutricionales de algunas plantas, ya que tomaban camomila y aquilea para, probablemente, suavizar las digestiones pesadas. "No hay duda de que los neandertales se trataban los trastornos estomacales; también se demuestra una vez más que tenían un comprensión detallada de su entorno y eran capaces de utilizar las plantas de manera muy diversa", ha explicado Karen Hardy, investigadora Icrea en la Universidad Autónoma de Barcelona y experta en análisis de cálculo dental.
Intercambio de microbiota
Los investigadores también han comparado los datos de la microbiota bucal de los neandertales con muestras de cazadores-recolectores paleolíticos, pastoralistas africanos, primeros agricultores neolíticos y humanos actuales.
"La microbiota es importante para conocer la salud de su portador. Los neandertales, por ejemplo, tienen menos bacterias potencialmente patogénicas que nosotros. En las poblaciones humanas actuales se ha visto una relación entre la microbiota oral y distintos trastornos, como problemas cardiovasculares, obesidad, psoriasis, asma, colitis y reflujo esofaríngeo", ha apuntado el investigador del CSIC Carles Lalueza-Fox, que trabaja en el Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-Universidad Pompeu Fabra).
Además, el sarro de los individuos de El Sidrón ha permitido también recuperar el genoma completo más antiguo de un microorganismo: la arquea Methanobrevibacter oralis, clasificada ya como subespecie neandertalensis.
Las cepas neandertales y humanas modernas parecen haber divergido hace entre 112.000 y 143.000 años, después de la separación de ambos linajes evolutivos. "Hoy sabemos que los sapiens se cruzaron en dos ocasiones con los neandertales que luego vivieron en la zona de Siberia, pero no con los de Asturias. Si hubo transferencia de microbiota entre los antepasados de los neandertales asturianos y sapiens, tal vez existió un cruce de ambos linajes que aún no hemos identificado", ha concluido Lalueza-Fox.

La cueva de 'El Sidrón'

"El Sidrón demuestra que la interdisciplinaridad bien engranada ofrece una visión más completa y afinada de nuestros antepasados, incluso en aspectos hasta ahora muy novedosos o desconocidos", ha destacado Marco de la Rasilla, investigador de la Universidad de Oviedo. La cueva de El Sidrón, ubicada en Piloña (Asturias), ha proporcionado la mejor colección de neandertales de la Península Ibérica. Descubierto en 1994, se han recuperado alrededor de 2.500 restos óseos de al menos 13 individuos de ambos sexos y diferentes edades que vivieron allí hace aproximadamente 49.000 años.
En El Sidrón ha trabajado un equipo multidisciplinar formado por el paleoantropólogo Antonio Rosas, del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC, el genetista Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva, centro mixto del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra, y el arqueólogo Marco de la Rasilla, de la Universidad de Oviedo. Este equipo desarrolló en El Sidrón un protocolo pionero de "excavación limpia" que minimiza el riesgo de contaminación del ADN antiguo con el ADN humano moderno de los investigadores que trabajaban en la excavación de la cueva. Esto ha permitido la extracción de ADN nuclear y mitocondrial a partir de dientes y restos óseos.

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