Una vacuna y un mejor tratamiento son claves para el control de una creciente pandemia del VIH
Desde 2010, la prevalencia mundial de la infección por el VIH ha aumentado a 37 millones de personas
E.P. | 23 - Marzo - 2017 15:00 h.
El desarrollo y el uso generalizado de una vacuna que sea incluso parcialmente eficaz contra el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), junto con más avances hacia el diagnóstico y el tratamiento, ofrecen las mejores esperanzas para dar la vuelta a una pandemia mundial que sigue fuera de control.
A pesar de que el VIH y el sida ahora pueden ser tratados eficazmente en la mayoría de los casos, el control efectivo de la epidemia es difícil de alcanzar, no sólo en el mundo en desarrollo, sino también en Estados Unidos, señalan científicos en un informe que se publica en 'Proceedings of National Academy of Sciences'.
Los autores del documento, investigadores de la Universidad Estatal de Oregón y la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, publicaron un nuevo análisis sobre el posible futuro del VIH/sida y qué medidas podrían ayudar a resolver el problema, en un trabajo respaldado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) estadounidenses.
Los científicos han desarrollado un modelo de progresión, transmisión e intervención del VIH adaptado a 127 países de todo el mundo. Los datos en el informe muestran que las infecciones por el VIH están aumentando, millones de personas que han sido diagnosticadas no reciben tratamiento y una vacuna sería de gran ayuda en la batalla contra la epidemia.
Desde 2010, la prevalencia mundial de las infecciones por el VIH ha aumentado a 37 millones de personas. En 2014, se infectaron 1,2 millones de personas en Estados Unidos. La buena noticia es que el 87 por ciento de esas infecciones ha sido diagnosticado, lo cual está cerca del objetivo de Naciones Unidas establecido en 2013.
La mala noticia es que, de los casos diagnosticados, sólo alrededor de la mitad -el 52 por ciento-- de las personas que se sabe que tienen el VIH en Estados Unidos está siendo tratado. Estados Unidos ocupa el puesto 50 en el mundo en alcanzar los objetivos de Naciones Unidos en cuanto al diagnóstico, tratamiento y control efectivo.
Una epidemia lejos de estar bajo control
"Tanto en todo el mundo como en Estados Unidos, el VIH y el sida todavía no están cerca de estar bajo control", afirma el autor principal del estudio, Jan Medlock, profesor asociado y epidemiólogo matemático en el Colegio de Medicina Veterinaria de la Universidad Estatal de Oregón (OSU, por sus siglas en inglés).
"Dados los esfuerzos realizados contra el VIH/sida y el hecho de que ahora se puede tratar, la tasa de propagación continua es sorprendente. Incluso, el costo de los medicamentos, al menos para los tratamientos iniciales, es relativamente bajo. Pero el problema está empeorando, no mejorando, y nuestra investigación sugiere que el valor prospectivo de las vacunas podría ser muy significativo", subraya.
Bajo los niveles de 'status quo' de intervención, la investigación encontró que el mundo puede esperar unos 49 millones de nuevos casos de infección por el VIH durante los próximos 20 años. Si se alcanzan objetivos ambiciosos para el diagnóstico, el tratamiento y la supresión viral, se podrían prevenir 25 millones de estas nuevas infecciones, concluye el estudio.
La adición de una vacuna para el año 2020 que fuera incluso un 50 por ciento efectiva podría prevenir otros 6,3 millones de infecciones y podría tener el potencial de revertir la pandemia del VIH. Una preocupación es que los objetivos establecidos por Naciones Unidas para el diagnóstico y tratamiento "pueden ser más aspiraciones que prácticos", escriben estos científicos.
Los últimos objetivos de Naciones Unidas establecidos en 2014 son "95-95-95", lo que significa una tasa de éxito del 95 por ciento por país en el diagnóstico de infecciones por VIH; el tratamiento de los infectados y lograr la supresión viral en aquellos que están siendo tratados.
Algunos países están cerca de eso, otros ni siquiera se aproximan. En Botswana, el 22 por ciento de todas las personas mayores de 15 años tiene VIH, pero los objetivos de diagnóstico y tratamiento están en 80-97-90; y Sudáfrica registra una tasa similar de infecciones, pero un tratamiento mucho menos eficaz.
Los disturbios civiles en Afganistán y Yemen, así como las duras leyes sobre drogas en Indonesia, han dificultado la detección y el diagnóstico, según estos expertos. Malasia, Estados Unidos e India registran altas tasas de diagnóstico, pero luchan por involucrar a las personas en el tratamiento real. "El enfoque de Estados Unidos por controlar las infecciones por el VIH y el tratamiento es muy inadecuado --apunta Medlock--. Diagnosticamos a las personas, pero luego no reciben el tratamiento que necesitan".
Debido a estas preocupaciones y la gran brecha entre los objetivos y la realidad actual, la búsqueda de una vacuna eficaz gana aún más importancia, apuntan los investigadores, señalando que, incluso, el logro de los objetivos de Naciones Unidas en muchos países --incluyendo Estados Unidos-- no sería suficiente para revertir el crecimiento de las personas que viven con el VIH.
Ya existen vacunas, pero en su mayoría están en ensayos clínicos y tienen menos efectividad de lo esperado. Una candidata existente tiene alrededor del 60 por ciento de eficacia durante el primer año después de la vacunación, cayendo al 31 por ciento de eficacia 3,5 años después. En noviembre pasado, una versión modificada de esta vacuna comenzó a probarse en ensayos de fase III a gran escala en Sudáfrica, con la esperanza de que tuviera una mayor eficacia.
Sin embargo, incluso sin una eficacia completa, las vacunas podrían ser de crucial importancia, según el nuevo análisis. Sin mejoras en los actuales niveles globales de diagnóstico, tratamiento y supresión viral, el estudio sugiere que una vacuna con un 50 por ciento de eficacia podría evitar 17 millones de nuevas infecciones por VIH durante los siguientes 20 años.
Un nuevo enfoque de mejor diagnóstico, tratamiento y una vacuna sigue siendo la mejor apuesta, concluye el informe. Especialmente útil sería dirigir las intervenciones a grupos de alto riesgo, como los trabajadores del sexo, las personas que comparten agujas, los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y los presos, según los investigadores.
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