INVOLUCRAR A LA COMUNIDAD
Ciudades compasivas para recuperar el contacto humano en cuidados paliativos
El objetivo es reencontar el elemento humano en los cuidados paliativos para que aquellas personas que se encuentran al final de la vida puedan ser cuidados por sus familiares.
Carmen Cáceres. Sevilla | dmredaccion@diariomedico.es | 17/04/2017 13:36
Julian Abel, vicepresidente de la 'Public Health Palliative Care International' (Carmen Caceres)
Los cuidados paliativos se han profesionalizado tanto en los últimos años que las comunidades han perdido el conocimiento sobre cómo cuidar a las personas al final de la vida y cómo afrontar la situación después de la muerte. En este contexto, la Public Health Palliative Care International (Phpci) ha creado un programa de comunidades o ciudades compasivas, con el objetivo de reencontrar el elemento humano que se ha perdido debido a la profesionalización de estos cuidados. "Las personas al final de la vida están perdiendo la oportunidad de tener ese contacto humano y queremos reintegrarlo en las comunidades a través de este programa", ha afirmado Julian Abel, vicepresidente de Phpci, que ha sido invitado a Sevilla por la Fundación New Health para conocer el modelo de ciudades compasivas que han desarrollado.
Se trata de ofrecer a los que se encuentran al final de la vida la oportunidad de ser cuidados por las personas que quieren, en el lugar deseado. "Cuidar de estas personas es responsabilidad de todos, no solo de los profesionales sanitarios", indica Abel, que insiste en la importancia de involucrar a la comunidad y a los familiares para que sea una experiencia humana donde se aprecie que esta situación es una transición y un momento clave de la vida, no solo una vivencia.
Las ciudades compasivas se han ido desarrollando alrededor del mundo y están en continuo crecimiento. Actualmente, hay ciudades involucradas en Reino Unido, Irlanda, España, Australia, Colombia, Singapur, Hong Kong, Canadá y Nueva Zelanda. Simplemente tienen que desarrollar y apoyar trece cambios sociales que se deben dar en las principales instituciones de las ciudades.
"Por ejemplo -destaca Abel-, los hospitales y residencias de ancianos tendrán un programa de desarrollo comunitario que involucre a los ciudadanos del área local en actividades y programas de cuidado al final de la vida. Las iglesias también contarán, por lo menos, con un grupo dedicado al apoyo en los últimos momentos de la vida. Los principales museos y galerías de arte realizarán exposiciones anuales sobre las experiencias del envejecimiento, la muerte, la pérdida y el cuidado. Así mismo, se fomentará un concurso que ayude a crear conciencia sobre esta temática".
Sin duda, un compromiso de estas ciudades por apoyar directamente a sus habitantes para hacer frente a los impactos negativos de la desigualdad social y la marginación atribuibles al fallecimiento, la muerte y la pérdida. "Una ciudad - ha indicado Abel- no es simplemente un lugar para trabajar y acceder a los servicios, sino también para disfrutar del respaldo, la seguridad y protección hasta el final de nuestros días".
Los próximos pasos a seguir es que más ciudades se interesen por ser sociedades compasivas. "Nuestra intención es ver este programa lo más lejos posible y así habremos conseguido involucrar a ciudadanos y profesionales sanitarios, contribuyendo a que esos cuidados compasivos estén presentes en la cultura y en la práctica clínica. Una capacidad de tener compasión que todos tenemos y que sale de manera natural cuando vemos a una persona sufrir", añade este experto, que concluye que "la compasión empieza y se desarrolla cuando queremos aliviar este sufrimiento".
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