La comida salada disminuye la sed y aumenta el hambre por una mayor necesidad de energía
Hasta el momento actual nadie había realizado un estudio a largo plazo para determinar la relación entre la cantidad de sal en la dieta de una persona y sus hábitos de consumo
E.P. | 24 - Abril - 2017 15:00 h.
Todos lo tenemos claro: comer alimentos salados te hace estar más sediento, pero lo que suena como un buen consejo nutricional resulta ser un cuento de viejas. En un estudio realizado durante una misión simulada a Marte, un grupo internacional de científicos ha encontrado exactamente lo contrario: los "cosmonautas" que comían más sal retenían más agua, no estaban tan sedientos y necesitaban más energía.
Por alguna razón, nadie había realizado un estudio a largo plazo para determinar la relación entre la cantidad de sal en la dieta de una persona y sus hábitos de consumo. Los científicos han sabido que el aumento de la ingesta de sal por parte de una persona estimula la producción de más orina y simplemente se ha asumido que el líquido extra viene de beber.
Sin embargo, no parece ser así, según investigadores del Centro Aeroespacial Alemán (DLR), el Centro Max Delbrück de Medicina Molecular (MDC), en Alemania, la Universidad Vanderbilt, en Estados Unidos, y colegas de todo el mundo. Recientemente se aprovecharon de una misión simulada a Marte para poner a prueba la vieja creencia y sus conclusiones aparecen en dos artículos publicados en 'The Journal of Clinical Investigation'.
¿Qué tiene que ver la sal con Marte? Nada, realmente, excepto que en un largo viaje espacial conservar cada gota de agua puede ser crucial. Una conexión entre la ingesta de sal y la bebida podría afectar a sus cálculos: no querríamos que un viajero interplanetario muriera porque le gustaba echar una pizca de sal en su comida. Sin embargo, el interés real en la simulación era proporcionar un ambiente en el cual cada aspecto de la nutrición, desde el consumo de agua a la sal, de una persona pudiera controlarse y medirse.
Los estudios fueron realizados por Natalia Rakova, del Hospital Charité y MDC y sus colegas. Los sujetos eran dos grupos de diez voluntarios masculinos encerrados en una nave simulada para realizar dos vuelos simulados a Marte. El primer grupo se examinó durante 105 días y el segundo más de 205 días. Ambos tenían dietas idénticas excepto que durante periodos de varias semanas se les dio tres niveles diferentes de sal en su comida.
La sal activa un mecanismo para conservar el agua en los riñones
Los resultados confirmaron que comer más sal llevó a un mayor contenido de sal en la orina, lo cual no resulta extraño; igual que no hubo ninguna sorpresa en una correlación entre las cantidades de sal y la cantidad total de orina. Pero el aumento no se debió a que se bebió más líquido, ya que, de hecho, una dieta salada hizo que los sujetos bebieran menos. La sal estaba activando un mecanismo para conservar el agua en los riñones.
Antes del estudio, la hipótesis dominante era que los iones cargados de sodio y cloruro en la sal se agarraban a las moléculas de agua y las arrastraban a la orina. Los nuevos resultados mostraron algo diferente: la sal se mantuvo en la orina, mientras que el agua regresó al riñón y al cuerpo, lo cual fue completamente desconcertante para el profesor Jens Titze, de la Universidad de Erlangen y 'Vanderbilt University Medical Center' y sus colegas. "¿Qué fuerza motriz alternativa podría hacer que el agua retroceda?", plantea Titze.
Los experimentos en ratones sugirieron que la urea podría estar involucrada. Esta sustancia se forma en los músculos y el hígado como una manera de arrojar nitrógeno. En ratones, la urea se estaba acumulando en el riñón, donde contrarresta la fuerza de extracción de agua de sodio y cloruro. Pero la síntesis de urea requiere mucha energía, lo que explica por qué los roedores con una dieta alta en sal comían más. La sal más alta no aumentaba su sed, pero sí les hacía estar más hambrientos. También los "cosmonautas" humanos que recibieron una dieta salada se quejaban de estar hambrientos.
El proyecto revisa la visión de los científicos sobre la función de la urea en nuestros cuerpos. "No es sólo un producto de desecho, como se ha supuesto -subraya el profesor Friedrich C. Luft, de Charité y MDC--. En cambio, resulta ser un osmolito muy importante, un compuesto que se une al agua y ayuda a transportarla. Su función es mantener el agua cuando nuestros cuerpos se deshacen de la sal. La naturaleza ha encontrado aparentemente una manera de conservar el agua que de otra manera se llevaría a la orina por la sal".
Los nuevos hallazgos cambian la forma en que los científicos han pensado sobre el proceso mediante el cual el cuerpo logra la homeostasis del agua, manteniendo una cantidad adecuada y el equilibrio, lo cual ocurre si un cuerpo se está enviando a Marte o no. "Ahora tenemos que ver este proceso como una actividad concertada del hígado, los músculos y los riñones --apunta Jens Titze--. Aunque no abordamos directamente la presión arterial y otros aspectos del sistema cardiovascular, también está claro que sus funciones están estrechamente conectadas con la homeostasis del agua y el metabolismo energético".
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