miércoles, 15 de septiembre de 2010

El diagnóstico precoz es clave para el pronóstico del linfoma - DiarioMedico.com


Javier de la Serna, Carmen Moliner, Begoña Barragán y Antonio Rueda.
Javier de la Serna, Carmen Moliner, Begoña Barragán y Antonio Rueda. (José Luis Pindado)

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ESPAÑA
EL TRATAMIENTO DEBE CONTROLAR EL TUMOR Y MANTENER LA CALIDAD DE VIDA
El diagnóstico precoz es clave para el pronóstico del linfoma
El Día Mundial del Linfoma, que se celebra hoy, tiene como objetivo mejorar la coordinación entre los sanitarios y elevar el conocimiento de la población general sobre el tumor, claves para alcanzar el diagnóstico precoz de la patología e influir positivamente en el pronóstico.


Isabel Gallardo Ponce - Miércoles, 15 de Septiembre de 2010 - Actualizado a las 00:00h.


La incidencia del linfoma -del que existen más de 35 tipos- está creciendo en los países desarrollados, aunque se desconoce la causa y no existen, por tanto, unas medidas preventivas. Se estima que cada año se producen unos 350.000 nuevos casos en el mundo, de los que 6.000 se diagnostican en España. "La detección precoz de los linfomas es muy importante. Afortunadamente contamos con un circuito bien engrasado que nos permite que los pacientes lleguen a tiempo, sobre todo los de mayor riesgo. Cuanto antes se detecten, mejor será el pronóstico. Además, es esencial elegir el tratamiento más idóneo para cada caso", ha explicado Javier de la Serna, hematólogo del Hospital Universitario 12 de Octubre, de Madrid, con motivo del VII Día Mundial del Linfoma, que se celebra hoy con el lema Podría ser linfoma. ¡Infórmate! para incrementar el conocimiento de la enfermedad.

Pese a su incidencia, este cáncer sigue siendo un gran desconocido para la población general, por lo que es necesario elevar la concienciación para que ante ciertos síntomas acudan al médico. Lo cierto es que éstos pueden confundirse con los síntomas de patologías de menor gravedad, como gripe o mononucleosis, por lo que Carmen Moliner, de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, afirma que "ante la sospecha de este tipo de enfermedades, el médico de atención primaria debe establecer las derivaciones oportunas. Cuanto antes se establezca el diagnóstico antes entran en marcha los mecanismos terapéuticos".

El facultativo debe velar tanto por la remisión de la patología como por mantener la calidad de vida del paciente durante y después de la terapia

Para Begoña Barragán, presidenta de la Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia, la relación con el médico de primaria es fundamental "durante el diagnóstico y el tratamiento. Además, más tarde es posible que desarrollemos algunas enfermedades derivadas del tratamiento oncológico y el médico de primaria será el que más cerca tengamos".

Antonio Rueda, portavoz de la Sociedad Española de Oncología Médica y oncólogo del Hospital Costa del Sol, de Marbella, ha hecho hincapié en la importancia de esta relación. "La obligación del equipo médico no sólo es que la enfermedad remita, sino que el paciente pueda llevar una vida lo más normal posible desde el punto de vista laboral, social y familiar. Para ello hay que cambiar la visión paternalista de la Medicina y realizar una asistencia centrada en la autonomía del paciente. Por eso hay que explicar las alternativas terapéuticas para tomar una decisión consensuada sobre el tratamiento que se va a realizar. Cada vez más pacientes eligen un tratamiento alternativo".

Aunque la quimioterapia es el eje fundamental del tratamiento, han aparecido otras terapias que elevan eficacia y supervivencia

Tratamientos

Aunque la quimioterapia es el eje fundamental del tratamiento, en las últimas décadas se ha producido una gran evolución de las terapias. "La utilización de los anticuerpos monoclonales en combinación con quimioterapia ha mejorado la eficacia del tratamiento y ha aumentado la supervivencia y la tasa de curación de los pacientes. Además, se aplica este tratamiento como terapia de mantenimiento en el linfoma folicular para evitar recaídas", explica Rueda. Según él, las investigaciones en curso permitirán tener tratamientos específicos para otros tipos de linfoma.

Los anticuerpos monoclonales como tratamiento de mantenimiento para los linfomas indolentes, que suelen convertirse en enfermedades crónicas, mantienen la respuesta del paciente durante el doble de tiempo que antes. Esto les permite estar más tiempo sin recibir quimioterapia y con mayor calidad de vida. En esos casos, según Rueda, hay que mantener al paciente en revisión intentando que tenga una calidad de vida normal.

Respecto a la supervivencia, "en los linfomas agresivos, como el linfoma B de células grandes, es frecuente conseguir la remisión completa y posteriormente la curación, lo que supone una supervivencia prolongada", explica De la Serna.



Síntomas más frecuentes
Los síntomas del linfoma son parecidos a los de otras enfermedades de menor gravedad y pueden confundirse, lo que dificulta el diagnóstico. Los síntomas más comunes son:

Agrandamiento no doloroso de los ganglios linfáticos, que pueden palparse en lugares como el cuello, clavículas, axilas o ingles.
Fiebre de origen desconocido, especialmente por la noche.
Sudoración.
Pérdida de peso inexplicable.
Pérdida de apetito.
Cansancio inusual o falta de energía.
Tos persistente.
Disnea.
Picores persistentes sin erupción ni causa justificada.
Fatiga general.
Inflamación de las amígdalas.
Dolor de cabeza.

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