TRATAMIENTO | En hospitales españoles
La alergia a los fármacos ya se puede tratar
Ilustración de Luis Parejo
- La hipersensibilidad se controla 'engañando' al sistema inmune
- Dosis cada vez más altas de un medicamento neutraliza su alergenicidad
María Sánchez-Monge | Madrid
Actualizado martes 11/10/2011 14:24 horas
Imagínese que una persona padece una enfermedad con un único tratamiento eficaz, pero es alérgica a ese medicamento. Ante situaciones como ésta, los médicos sólo podían ofrecer, en el mejor de los casos, una terapia alternativa mucho menos 'potente'. Hasta que surgió un método que revierte temporalmente la hipersensibilidad a los fármacos y que ha incrementado la supervivencia y la calidad de vida de quienes se encontraban en esa tesitura.
El procedimiento consiste en ir administrando, durante un periodo de entre cuatro y 12 horas, dosis cada vez mayores del fármaco que causa la reacción alérgica. Se trata de 'engañar' al sistema inmune empezando por una cantidad tan mínima que es incapaz de reaccionar contra ella. A continuación, se suministra una porción ligeramente mayor, que nuestros mecanismos de defensa no pueden diferenciar de la anterior. Y así sucesivamente hasta llegar a la dosis terapéutica sin que el organismo la rechace. El paciente ya está puede recibir su terapia con seguridad, sin riesgo de sufrir urticaria, estornudos, náuseas vómitos u otros efectos adversos que ponen en peligro su vida.
La Universidad de Harvard (Boston, EEUU) alberga al equipo pionero en esta estrategia terapéutica, encabezado por la española Mariana Castells. Esta profesora de alergología acaba de dirigir en Barcelona el primer curso de desensesibilización a fármacos, organizado por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). Diversos hospitales españoles tratan a pacientes con este problema, pero todavía no se ha implantado de forma generalizada. La experiencia de Castells, que empezó con el procedimiento hace 15 años y recientemente ha publicado estudios que demuestran su eficacia en miles de casos, servirá para consolidar el método.
La alergia a medicamentos es bastante frecuente; se calcula que representa el tercer motivo más habitual de consulta a los alergólogos, tras la rinoconjuntivitis y el asma. Afortunadamente, para muchas patologías existen fármacos alternativos igual de eficaces. Ahora bien, a otros pacientes no se les puede 'dar el cambiazo'. Un buen ejemplo son los enfermos oncológicos, que se benefician de terapias específicas para cada tipo de tumor. La hipersensibilidad puede aparecer cuando se inicia el tratamiento, aunque la peor parte se la llevan quienes ya han sido tratados con éxito de un cáncer pero sufren una recaída. "En esos casos, se ha comprobado que el porcentaje de reacciones alérgicas puede llegar hasta el 20%", señala la doctora Castells.
Hasta hace poco, según relata la alergóloga, "los oncólogos intentaban cambiar la medicación cuando aparecía una reacción de hipersensibilidad". Sin embargo, esta opción puede mermar considerablemente la supervivencia del afectado. De ahí que haya crecido el interés por la desensibilización a fármacos. En otras dolencias, lo que está en cuestión ya no es la duración de la vida, sino su calidad. "Los pacientes con artritis reumatoide tienen una calidad de vida excelente gracias a los anticuerpos monoclonales, pero baja drásticamente con otros fármacos, como los esteroides". Por eso, también obtienen grandes beneficios con la nueva estrategia. En principio, se puede aplicar a todo tipo de fármacos que resulten esenciales: tratamientos contra la tuberculosis, antibióticos, antiagregantes plaquetarios, insulina, etcétera.
La especialista aclara que este método no sirve para los otros tipos de alergia -al polen, a los ácaros, a las avispas...-, que requieren largos periodos de desensibilización. Cuando se trata de medicamentos, basta con una única sesión, pero los efectos son temporales. Si el paciente ha dejado de tomar el fármaco, necesita someterse al procedimiento para retomar su terapia.
El procedimiento tampoco es aplicable, al menos de momento, a las personas que sufran reacciones alérgicas que no sean de hipersensibilidad inmediata. Síntomas como la aparición de ampollas en la piel son indicativos de que se trata de otro tipo de respuesta del sistema inmune, mediada por células diferentes. El equipo de la doctora Castells está recabando datos para empezar a evaluar cómo se pueden tratar esos casos.
El procedimiento consiste en ir administrando, durante un periodo de entre cuatro y 12 horas, dosis cada vez mayores del fármaco que causa la reacción alérgica. Se trata de 'engañar' al sistema inmune empezando por una cantidad tan mínima que es incapaz de reaccionar contra ella. A continuación, se suministra una porción ligeramente mayor, que nuestros mecanismos de defensa no pueden diferenciar de la anterior. Y así sucesivamente hasta llegar a la dosis terapéutica sin que el organismo la rechace. El paciente ya está puede recibir su terapia con seguridad, sin riesgo de sufrir urticaria, estornudos, náuseas vómitos u otros efectos adversos que ponen en peligro su vida.
La Universidad de Harvard (Boston, EEUU) alberga al equipo pionero en esta estrategia terapéutica, encabezado por la española Mariana Castells. Esta profesora de alergología acaba de dirigir en Barcelona el primer curso de desensesibilización a fármacos, organizado por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). Diversos hospitales españoles tratan a pacientes con este problema, pero todavía no se ha implantado de forma generalizada. La experiencia de Castells, que empezó con el procedimiento hace 15 años y recientemente ha publicado estudios que demuestran su eficacia en miles de casos, servirá para consolidar el método.
La alergia a medicamentos es bastante frecuente; se calcula que representa el tercer motivo más habitual de consulta a los alergólogos, tras la rinoconjuntivitis y el asma. Afortunadamente, para muchas patologías existen fármacos alternativos igual de eficaces. Ahora bien, a otros pacientes no se les puede 'dar el cambiazo'. Un buen ejemplo son los enfermos oncológicos, que se benefician de terapias específicas para cada tipo de tumor. La hipersensibilidad puede aparecer cuando se inicia el tratamiento, aunque la peor parte se la llevan quienes ya han sido tratados con éxito de un cáncer pero sufren una recaída. "En esos casos, se ha comprobado que el porcentaje de reacciones alérgicas puede llegar hasta el 20%", señala la doctora Castells.
Hasta hace poco, según relata la alergóloga, "los oncólogos intentaban cambiar la medicación cuando aparecía una reacción de hipersensibilidad". Sin embargo, esta opción puede mermar considerablemente la supervivencia del afectado. De ahí que haya crecido el interés por la desensibilización a fármacos. En otras dolencias, lo que está en cuestión ya no es la duración de la vida, sino su calidad. "Los pacientes con artritis reumatoide tienen una calidad de vida excelente gracias a los anticuerpos monoclonales, pero baja drásticamente con otros fármacos, como los esteroides". Por eso, también obtienen grandes beneficios con la nueva estrategia. En principio, se puede aplicar a todo tipo de fármacos que resulten esenciales: tratamientos contra la tuberculosis, antibióticos, antiagregantes plaquetarios, insulina, etcétera.
La especialista aclara que este método no sirve para los otros tipos de alergia -al polen, a los ácaros, a las avispas...-, que requieren largos periodos de desensibilización. Cuando se trata de medicamentos, basta con una única sesión, pero los efectos son temporales. Si el paciente ha dejado de tomar el fármaco, necesita someterse al procedimiento para retomar su terapia.
El procedimiento tampoco es aplicable, al menos de momento, a las personas que sufran reacciones alérgicas que no sean de hipersensibilidad inmediata. Síntomas como la aparición de ampollas en la piel son indicativos de que se trata de otro tipo de respuesta del sistema inmune, mediada por células diferentes. El equipo de la doctora Castells está recabando datos para empezar a evaluar cómo se pueden tratar esos casos.
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