domingo, 24 de noviembre de 2013

Alcoholismo: Ejercicio para escapar de la herencia - Noticias sobre pacientes y sus enfermedades | abc.es

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Alcoholismo: Ejercicio para escapar de la herencia

MARTA DE ANDRÉS

Última revisión viernes 22 de noviembre de 2013

Alcoholismo: Ejercicio para escapar de la herencia
José, hijo de alcohólico recuperado a traves del deporte. JOSE RAMON LADRA.
Cada vez que bebes, te vuelves un poco más tonto. Este es el lema de la nueva campaña con el que la Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción (FAD) intenta «colarse» en la conciencia de los jóvenes, con un guiño a la «estupidez» que supone el consumo de alcohol y con el fin de evitar que las cifras sigan subiendo. Según el último informe de esta Fundación, un 36,5% de los jóvenes entre 14 y 18 años reconoce haberse emborachado alguna vez en el último mes, un 10% más que en 2010.
Pero, ¿y si esto se pudiera prevenir con alguna estrategia efectiva? Motivos hay de sobra, y la evidencia científica ya está en camino. Se trata del estudio Hermes-Sport (por sus siglas en inglés), pionero en el mundo, cuyo principal objetivo es comprobar si el deporte es efectivo para la prevención de las adicciones a través del análisis de las características psicofisiológicas del joven.

El proyecto es una iniciativa del la Fundación para la Investigación Biomédica del Hospital Universitario 12 de Octubre, de Madrid, junto con investigadores de la Universidad Camilo José Cela y la Federación de ex alcohólicos de la Comunidad de Madrid (Facoma).

«Los hijos de padres dependientes del alcohol tienen hasta cuatro veces más riesgo de desarrollar dependencia alcohólica», afirma Gabriel Rubio, jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital 12 de Octubre, de Madrid. «Sabemos que la herencia es un factor fundamental en el desarrollo de adicciones -prosigue-, pero se trata de una herencia poligénica, por lo que resulta muy complicado extraer conclusiones genéricas y válidas con la evidencia de la que disponemos hoy por hoy».

«Además, tradicionalmente se han recomendado las actividades deportivas como una estrategia preventiva del alcoholismo juvenil, pero más por los valores culturales implícitos en el deporte que por la constatación de que dicha actividad pueda beneficiar psicológicamente al joven», afirma Rubio. «De hecho, la mayor parte de las encuestas realizadas en adolescentes no confirman que quienes realizan actividades deportivas eviten las conductas de consumo de alcohol y otras drogas», prosigue.

Por eso han decidido ir más allá y establecer un ámbito de actuación acotado a una serie de parámetros. «El primer estudio en el que estamos trabajando es determinar si en los hijos de dependientes del alcohol existen dos marcadores de vulnerabilidad que detectamos mediante técnicas de electroencefalografía: el primero es la presencia de dificultades atencionales (esto se ha evidenciado por la presencia de alteraciones en la denominada onda P300 que está alterada en estos muchachos); el segundo es la presencia de una onda positiva tardía (LPP), que aparece a los 400 milisegundo de estar viendo una imagen con relevante carga emocional, y esto no ha sido demostrado hasta ahora en hijos de dependientes».

La población diana del estudio estará compuesta por los hijos de los pacientes incluidos en el programa de tratamiento del alcoholismo del hospital 12 de octubre, así como por los adolescentes atendidos en la Federación de Exalcohólicos de la Comunidad de Madrid (Facoma), especialmente en la Asociación de Exalcohólicos de Villaverde (Arvil) con quienes nuestro programa mantiene una estrecha colaboración», explica. En la primera fase, se le realizará una entrevista individual para recopilar la máxima información sobre sus hábitos deportivos, rasgos de personalidad y reacciones emocionales más frecuentes. «Con estos resultados, ya podremos determinar si existen conductas de riesgo», señala Rubio.

Un caso real
Uno de estos padres valientes es José de la Fuente, de 44 años, que se ha involucrado en el estudio con su hijo José Luis, de 18 años. Lleva cuatro en la Asociación de Villaverde y, durante este tiempo, su hijo José Luis le ha acompañado muchas veces a reuniones y actividades culturales. «Me lo dijo el presidente y me ofrecí voluntario, mi hijo José Luis ya tiene 18 años y podía participa en el estudio, además de ser un chico muy aficionado al deporte», nos cuenta José padre. José Luis comenzó a jugar al rugby hace un tiempo, y ahora le dedica casi todo su tiempo libre. Nos confiesa que le relaja mucho, y que está pensando en dedicarse a la enseñanza de Educación Física.

«Entreno dos días a la semana, dos horas cada día, y a veces me quedo después del entrenamiento para seguir practicando. Los fines de semana juego los partidos que haya». «Primero probé con el fútbol y el baloncesto pero no eran lo mío, así que empecé con el rugby y ahora ya no lo cambio; me relaja mucho, duermo mejor y me ayuda a ser más sociable», cuenta José Luis. Su padre también le nota mucho más extrovertido y positivo, «se hace amigo hasta de los rivales», reconoce divertido.

Los efectos psicofisiológicos del ejercicio físico están demostrados desde hace tiempo, con resultados positivos como coadyuvantes en diferentes tratamientos. Hay estudios que indican que el ejercicio aeróbico mejora la respuesta al tratamiento de los sujetos dependientes del tabaco que se someten a terapia. «Parece mejorar algunos déficit cognitivos en personas con desinhibición conductual, mientras que los ejercicios anaeróbicos mejoran más los aspectos emocionales», manifiesta Rubio.

«Partiendo de esta base vamos a intentar demostrar que es posible desarrollar estrategias preventivas basadas en el deporte, si conocemos las características psicofisiológicas del joven». «Por ejemplo, si predomina la desinhibición se recomendarían ejercicios aeróbicos, mientras los anaeróbicos van mejor cuando predominen las dificultades emocionales», añade.

En una segunda etapa, el proyecto prevé planificar y llevar a cabo distintos programas deportivos, en función del tipo de predisposición y condiciones físicas que tengan los adolescentes. «Consistiría en hacer 'menús' de ejercicios o deportes que puedan ser utilizados con estos muchachos y en la población general para evitar el uso de drogas», afirma Gabriel Rubio. «Por ejemplo, aquellos que tengan actitudes más pasivas requerirán de actividades como el 'running' y los que sean más compulsivos se le recomendarán actividades como caminar».
nota
La información médica ofrecida en esta web se ofrece solamente con carácter formativo y educativo, y no pretende sustituir las opiniones, consejos y recomendaciones de un profesional sanitario.
Las decisiones relativas a la salud deben ser tomadas por un profesional sanitario, considerando las características únicas del paciente.

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