Un estudio de colaboración internacional dirigido por científicos del Sanford Burnham Prebys Medical Discovery Institute (SBP), en Estados Unidos, ha identificado una forma maliciosa de una proteína que impulsa la formación del melanoma. Los resultados del estudio, que se publican en Cell Reports, revelan una inesperada visión de cómo se desarrolla este tipo de cáncer, además de que pueden ayudar a comprender y desarrollar nuevas terapias contra estos tumores agresivos.
"Hemos encontrado que una versión inactiva de una proteína llamada factor de activación de la transcripción 2 (ATF2) provoca un efecto promotor de tumores de forma no vista antes", dice Zeev Ronai, asesor científico principal de SBP y profesor de su Centro de Cáncer designado por el Instituto Nacional del Cáncer (NCI, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos.
"Hemos sabido durante años que la versión activa de ATF2 promueve el melanoma, pero este resultado fue una sorpresa porque pensamos que la actividad transcripcional de ATF2 era esencial para activar los genes relacionados con el cáncer", añade.
El equipo de Ronai ha estado estudiando el papel de ATF2 en el melanoma durante dos décadas. Su trabajo anterior condujo a la idea de que es peligroso cuando está en el núcleo, ya que controla los genes de habilitación del cáncer, pero que es benigno cuando no está allí.
Análisis en modelo murino
En el estudio actual, los investigadores analizaron el potencial oncogénico de una forma "muerta" de ATF2 en ratones con mutaciones en BRAF, una quinasa que transmite señales que promueven la división celular y, a menudo, está mutada en las células pigmentadas de la piel. Aproximadamente, la mitad de todos los melanomas humanos presentan la misma mutación.
"ATF2 inactivo en ratones con BRAF mutante dio lugar a la formación de lesiones pigmentadas y más tarde, tumores de melanoma", destaca Ronai, autor principal del estudio. "Lo que hace este descubrimiento relevante para el melanoma humano es que hemos identificado una forma estructuralmente similar de ATF2 inactivo en muestras de melanoma humano que tiene los mismos efectos en las células cancerosas -agrega Ronai-. ATF2 inactivo podría ser un indicador de agresividad del tumor en pacientes con mutaciones de BRAF y, tal vez, otros tipos de cáncer también".
"A diferencia de modelos de cambios genéticos más complejos, como la inactivación de PTEN y p16 en combinación con las mutaciones de BRAF que resultan en rápida tumorigénesis (dentro de unas semanas), ATF2 inactivo en ratones con mutación BRAF promovió un desarrollo de melanoma mucho más lento, más similar a la escala de tiempo observada en los pacientes -detalla Ronai-. Esto mejora nuestra capacidad de supervisar el desarrollo del melanoma y la eficacia de las intervenciones posibles".
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