Casi un millón de virus desconocidos amenazan a la especie humana
Gripe, herpes, neumonía, ébola, zika, y así hasta completar los 263 virus que se conocen con capacidad para infectar a los humanos y que cada cierto tiempo causan brotes o epidemias en distintas regiones del planeta. Y sin embargo, no son ni la punta del iceberg. Un grupo de científicos, liderados por Peter Daskak de EcoHealth Alliance , publica esta semana en Science un artículo en el que cuantifican que hay al menos 1,68 millones de virus por descubrir en la naturaleza, de los cuales entre 631000 y 827000 son potencialmente peligrosos para el ser humano y podrían dar lugar a nuevas pandemias.
“Cada año o cada dos años se produce un nuevo brote de una enfermedad, ya sea zika, ébola, SARS, que acaba con la vida de mucha gente y produce pérdidas de miles de millones de dólares. Nuestra forma de atacar el problema es destinando fondos para combatir la enfermedad una vez está provocando una epidemia. Y sin embargo, no hacemos nada para intentar prevenir que se repitan nuevas pandemias. ¿Cuántos virus hay en el planeta que pueden ser una amenaza? ¿No sería mejor prevenir en lugar de reaccionar? ”, explica a Big Vang Daszak, en una entrevista telefónica.
Junto a científicos de los cinco continentes, Daszak ha presentado una nueva iniciativa, llamada Proyecto Viroma Global , que a lo largo de 10 años intentará crear un atlas global de los virus que habitan la Tierra. Tratarán de identificar y catalogar cientos de miles de virus escondidos en animales salvajes, sobre todo en mamíferos y en pájaros, que son hasta el momento los principales reservorios de virus con capacidad patógena para los humanos. Actividades humanas como el tráfico de carne de caza ilegal o la intrusión de personas en espacios salvajes aumentan la posibilidad de que los virus salten de la fauna al ser humano.
Daszak, especialista en ecología de las enfermedades, utiliza una analogía con el terrorismo para argumentar la necesidad de esta iniciativa, que tendrá un coste total de unos 7000 millones de dólares. “Sabemos que hay terroristas aislados que perpetran ataques aleatorios en ciudades y no nos cruzamos de brazos y solo respondemos a cada ataque específicamente, sino que tratamos de identificar a todos los terroristas en el planeta y seguir sus pasos para evitar futuros ataques. Esa misma estrategia es la que deberíamos seguir en epidemiología para evitar nuevos brotes infecciosos”, considera.
Antes de otoño de este año, comenzará el trabajo de campo en regiones tropicales con una elevada biodiversidad. Así, tomaran muestras de sangre así como de genitales y mucosas bucales de roedores, primates y murciélagos en China, Tailandia. También en Indonesia, Tanzania, Uganda y zonas rurales del sur de China. Tratarán de identificar los virus y secuenciar su ADN con el objetivo de valorar si tienen potencial de infectar a una célula humana o no. Para ello, mirarán si comparte alguna característica con otros virus conocidos y letales, como el ébola o el SARS. Todos los datos conforme se vayan obteniendo se pondrán en una base de datos abierta con la intención de que las agencias de salud públicas de cada país puedan usarlos para implementar políticas de prevención.
“Obtendremos datos que podrían llevarnos a descubrir virus que causen cáncer, por ejemplo. O que supongan una amenaza de bioseguridad. Disponer de ese atlas de los virus de planeta con las regiones donde el riesgo de brote es más elevado también mejorará nuestra capacidad para identificar poblaciones vulnerables e implementar medidas de prevención”, asegura Daszak.
Durante la primera fase del proyecto, que rondará los 1200 millones de dólares, los científicos se centrarán en identificar casi el 70% de los virus más probables de ser peligrosos para el ser humano. El porcentaje restante, dice Daszak, son virus mucho menos frecuentes y que, por tanto, es menos probable que sean una amenaza.
“No creo que nuestro proyecto dé lugar a una nueva oleada de vacunas y fármacos para tratar virus emergentes. Las farmacéuticas ya conocen por ejemplo el ébola y no se han dedicado a hacer vacunas porque no resulta muy rentable”, opina Daszak. “Sin embargo, el Proyecto Viroma nos permitirá identificar patrones de riesgo e intentar bloquear la transmisión del virus. Por ejemplo en los mercados locales del sudeste asiático se podría prohibir la caza de algunas especies. Trabajar con las poblaciones locales para evitar que entren en contacto con especies salvajes y así evitar infectarse. Introducir medidas sanitarias en los mercados”, añade.
“Que un patógeno afecte o no al ser humano o salte de un animal al humano no es una ciencia exacta”, apunta Mikel Martínez, médico microbiólogo del Hospital Clínic de Barcelona e investigador del Institut de Salut Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación Bancaria “la Caixa”. “Puede haber virus que no se repliquen en humanos, pero que por el contacto con las personas, muten y se adapten. Ocurrió, por ejemplo, con el VIH, que era un virus que atacaba a los simios y pasó a los humanos”, añade.
Para este experto, una de las dificultades que presentará el proyecto Viroma es precisamente identificar qué virus pueden infectar a las personas y tienen potencial para dar lugar a una epidemia. “El Zika se identificó en el 47, el ébola se conoce desde los años 60, ambos habían ido provocando brotes pero no permitían prever la pandemia que finalmente provocaron”, apunta Martínez.
En otros casos, como ocurrió con el virus de la gripe aviar, apunta Antoni Trilla, epidemiólogo de Hospital Clínic de Barcelona e investigador de ISGlobal, “se dio la voz de alerta ante una posible pandemia y lo cierto es que ya ha pasado más de una década y el virus no ha sido capaz en la naturaleza de adquirir la capacidad de infectar a humanos, aunque sí lo ha hecho en el laboratorio”.
“La capacidad de provocar una enfermedad es teórica. No hay enfermedad humana hasta que no hay enfermedad humana. Sí hay que llevar a cabo una vigilancia epidemiológica, y en este sentido disponer de un mapa del viroma del planeta con los puntos de mayor riesgo es útil, pero es muy difícil hacer algo desde el punto de vista de la prevención”, apostilla.
Fuente: abc.es/ciencia
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