POR CADA MINUTO DE RETRASO MUERE UN GRAMO DE MÚSCULO CARDIACO
El infartado se beneficia más de la angioplastia primaria cuanto mejor y más ágil es el proceso para realizarla
La angioplastia coronaria primaria es la forma más eficaz de tratar a pacientes con infarto y, de hecho, es la que consigue mayor supervivencia: cuando no existían unidades coronarias, fallecían más del 30 por ciento de los pacientes en el hospital y cuando se inició la fibrinólisis el porcentaje bajó hasta el 15 por ciento, pero fue la introducción de la angioplastia primaria la que logró que la mortalidad se redujera hasta el 5 por ciento.
Enrique Mezquita. Valencia. | 20/09/2011 00:00
"Defender el uso, la utilidad y la extensión de angioplastia primaria es esencial. Una de las claves para que esta implantación sea efectiva se basa en cambiar el modelo de organización, de manera que trascendamos de las iniciativas personales de los hospitales y se monten o establezcan sistemas en red que permitan ofrecer al ciudadano el mismo tratamiento, independientemente de dónde se encuentre", según Andrés Íñiguez, jefe del Servicio de Cardiología del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo.
El cardiólogo, que ha particicpado en el XXVIII Congreso de la Sociedad Valenciana de Cardiología (SVC), celebrado en Valencia, ha recordado que "el 60 por ciento de los infartos llegan fuera de las horas habituales de trabajo de los centros hospitalarios".
Así, las administraciones sanitarias públicas han de concienciarse de que el tratamiento del infarto es un problema mucho más relevante numéricamente que, por ejemplo, el de los accidentes de tráfico.
"Anualmente en nuestro país mueren siete veces más personas por infarto que por accidentes de tráfico y, al igual que se destinan muchos recursos en campañas para prevenir los accidentes, se tienen que dedicar muchos para prevenir la mortalidad por infarto".
Reducir los tiempos
Además, resulta fundamental implicar a los sistemas de transporte de urgencias y emergencias. "Este dispositivo asistencial es básico, ya que en ellos recae el peso de llevar a los pacientes y mantenerlos con vida hasta que se les ofrezca el óptimo tratamiento".
Según Íñiguez, "deben ser vistos como profesionales altamente cualificados y no como meros transportistas de pacientes", y ha apuntado que "se trata de una clave que hemos desarrollado muy bien en Galicia, a través del Programa Gallego de Atención al Infarto". Este programa, que lleva cinco años funcionando, ha conseguido que "el 98 por ciento de los gallegos que sufren un infarto puedan ser tratados así y, de esta forma, mantener la equidad y mejorar la práctica clínica".
Por último, ha apuntado la importancia de implicar a la sociedad civil en este tipo de planteamientos, ya que su acción es vital para reivindicar dichos sistemas asistenciales. Desde un punto de vista práctico, ha insistido en que "todo paciente infartado debe ser trasladado en el menor tiempo posible desde el punto en que entra en contacto con el sistema sanitario o al centro donde se le puede aplicar la angioplastia coronaria primaria; según indican las guías clínicas, en menos de 90-110 minutos".
A su juicio, "por cada minuto de retraso, un gramo de músculo se va muriendo". Además, una vez superado el proceso agudo, otra clave es "retornar al paciente a su hospital de referencia para que sus propios médicos puedan seguir llevando el caso".
El profesional ha destacado que en los últimos años se han producido dos avances fundamentales en la mejora de la seguridad y efectividad de este abordaje: por un lado, la introducción de dispositivos que aspiran manualmente el trombo del interior de las arterias, y por otro los avances en fármacos antiplaquetarios, que permiten que ese estado protrombótico que tiene el paciente se reduzca.
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