REPORTAJE
El mapa genético vasco
El experto Stephen Oppenheimer analiza el rastro del ADN vasco en el mundo - Investiga su conexión con los nativos americanos
SONSOLES ZUBELDIA - Bilbao - 23/09/2011
"Mucha gente verá lo que hacemos en este congreso como una forma de fomentar el nacionalismo vasco, pero no es eso. Es un análisis objetivo, con diferentes expertos de todo el mundo". Así explica el médico y genetista británico Stephen Oppenheimer, miembro del Green College de la Universidad de Oxford, el fundamento real del Congreso Internacional Tras la estela de los balleneros vascos. Patrimonio cultural y genético de los vascos y nativos americanos del Atlántico norte, clausurado ayer en el Bizkaia Aretoa de la UPV.
"Hay tribus nativas que actualmente siguen usando el 'lauburu"
Hay constancia histórica de que del siglo XVI en adelante los vascos viajaron al estuario del río San Lorenzo (Canadá) por la caza de ballena, la pesca del bacalao, el comercio de pieles... "Hubo un asentamiento de vascos en ese área y lo que discutimos es hasta qué punto hay conexión genética entre los americanos y los vascos". Para ello, Oppenheimer se ha embarcado en una investigación que lidera la fundación cultural Jauzarrea y la UPV.
Este reputado genetista sostiene que en aquella época existió una "conexión lingüística entre los vascos que fueron a Canadá y los americanos nativos". Así llegó a surgir una "mezcla" entre el euskera y el algonquino, lengua nativa americana, que hablaban los habitantes originarios de la costa este. "Quedan pocas palabras actualmente en el registro histórico, pero hay constancia evidente de ello. Era una lengua compartida posiblemente para comerciar. Tuvieron una relación amistosa, no colonial", explicó ayer a EL PAÍS.
Pero no solo hay un nexo lingüístico entre ambos pueblos, sino cultural "en un sentido más amplio", advierte Oppenheimer. "Hay tribus nativas que actualmente siguen usando el lauburu en su cultura como un elemento simbólico".
El experto británico aseguró ayer que hay "similitudes" entre la población vasca y la británica. "Hay marcadores de linaje genético comunes, como el cromosoma Y y el ADN mitocondrial. En el caso del Rh negativo, su "frecuencia es muy elevada tanto en las islas británicas como en la población vasca. No solo este sino otro tipo de genes, como algunos protectores de enfermedades", apunta Oppenheimer. Pese a todo, el genetista considera que aún hay que "ahondar" en ese árbol genealógico.
"La población vasca ha permanecido aislada mucho tiempo no solo genéticamente sino también culturalmente. A nivel genético, su linaje es lo más parecido a la población paleolítica que había durante el Último Máximo Glacial -la época de máxima extensión de las capas de hielo durante el último período glacial-", estima Oppenheimer. "Hay quien dice que la lengua vasca llegó en tiempos relativamente recientes, pero opino que lleva mucho más tiempo en la zona. Probablemente sea una reminiscencia de los tiempos paleolíticos y siempre estuvo aquí".
Políticos nacionalistas británicos usaron los libros de Oppenheimer sobre genética para dar peso a sus razonamientos. "Ocurre como con la Biblia o el Corán. Cada uno lo interpreta como quiere para que se ajuste a sus creencias. No se debe usar la genética para ser competitivo, excluyente o criticar a otros".
Este médico dice que llegó a surgir una "mezcla" entre el euskera y el algonquino
"Hay tribus nativas que actualmente siguen usando el 'lauburu"
Hay constancia histórica de que del siglo XVI en adelante los vascos viajaron al estuario del río San Lorenzo (Canadá) por la caza de ballena, la pesca del bacalao, el comercio de pieles... "Hubo un asentamiento de vascos en ese área y lo que discutimos es hasta qué punto hay conexión genética entre los americanos y los vascos". Para ello, Oppenheimer se ha embarcado en una investigación que lidera la fundación cultural Jauzarrea y la UPV.
Este reputado genetista sostiene que en aquella época existió una "conexión lingüística entre los vascos que fueron a Canadá y los americanos nativos". Así llegó a surgir una "mezcla" entre el euskera y el algonquino, lengua nativa americana, que hablaban los habitantes originarios de la costa este. "Quedan pocas palabras actualmente en el registro histórico, pero hay constancia evidente de ello. Era una lengua compartida posiblemente para comerciar. Tuvieron una relación amistosa, no colonial", explicó ayer a EL PAÍS.
Pero no solo hay un nexo lingüístico entre ambos pueblos, sino cultural "en un sentido más amplio", advierte Oppenheimer. "Hay tribus nativas que actualmente siguen usando el lauburu en su cultura como un elemento simbólico".
El experto británico aseguró ayer que hay "similitudes" entre la población vasca y la británica. "Hay marcadores de linaje genético comunes, como el cromosoma Y y el ADN mitocondrial. En el caso del Rh negativo, su "frecuencia es muy elevada tanto en las islas británicas como en la población vasca. No solo este sino otro tipo de genes, como algunos protectores de enfermedades", apunta Oppenheimer. Pese a todo, el genetista considera que aún hay que "ahondar" en ese árbol genealógico.
"La población vasca ha permanecido aislada mucho tiempo no solo genéticamente sino también culturalmente. A nivel genético, su linaje es lo más parecido a la población paleolítica que había durante el Último Máximo Glacial -la época de máxima extensión de las capas de hielo durante el último período glacial-", estima Oppenheimer. "Hay quien dice que la lengua vasca llegó en tiempos relativamente recientes, pero opino que lleva mucho más tiempo en la zona. Probablemente sea una reminiscencia de los tiempos paleolíticos y siempre estuvo aquí".
Políticos nacionalistas británicos usaron los libros de Oppenheimer sobre genética para dar peso a sus razonamientos. "Ocurre como con la Biblia o el Corán. Cada uno lo interpreta como quiere para que se ajuste a sus creencias. No se debe usar la genética para ser competitivo, excluyente o criticar a otros".
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