permitiría extender el tratamiento con yodo
La terapia génica basada en NIS podría abordar un amplio espectro tumoral
Una terapia génica que se basa en la expresión de NIS bajo control de la telomerasa permite el tratamiento con yodo radiactivo en un amplio espectro de tumores. El trabajo, que se publica en el último número de The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, tiene vertiente terapéutica, diagnóstica y de monitorización del tratamiento.
Raquel Serrano | 26/09/2011 00:00
DE izquierda a derecha Cleofé Fernández, José Luis Bonal y Venancio Martínez. (José Luis Pindado)
Diversos cánceres
El trabajo, en el que han colaborado grupos nacionales e internacionales, demuestra que es posible aplicar el tratamiento con yodo radiactivo a múltiples tipos de cáncer mediante la terapia genética. "NIS es una molécula que se expresa en el tiroides y que es la transportadora de yodo; ha sido la herramienta para intentar luchar contra tipos frecuentes de cáncer en humanos, como pulmón, colon, mama, melanoma y ovario. Nuestro ensayo destaca porque ésta es la primera vez que se observa que mediante dicha técnica génica se podría abordar el melanoma", según De la Vieja.
Los autores han insistido en este último aspecto relacionado con melanoma: el trabajo demuestra por primera vez que el melanoma es un tumor candidato al tratamiento con yodo radiactivo. "Es la primera vez que se aplica terapia génica con NIS en melanoma. Anteriormente empleaban el promotor específico de un tipo de tumor y comprobaban, in vivo o in vitro, si era efectivo o no. La ventaja es que ahora disponemos de un promotor general que en melanoma también funciona", según De la Vieja.
Para ello, los investigadores han trabajado con una aproximación génica, que usa el promotor de telomerasa, y que se basa en la introducción de vectores virales para que expresen NIS en un amplio espectro de cánceres. No obstante, han recordado que la terapia génica que trata de desarrollar vectores (virales y no virales) que transporten NIS a las células cancerosas para que capten yodo y poder así tratarlas lleva años analizándose y se ha empleado en algunos modelos de cáncer. "La mayoría de los estudios se han restringido a tipos específicos de cáncer (próstata, colon o hígado, por ejemplo) con vectores virales específicos, por lo que este trabajo es la primera aproximación que consigue tratar prácticamente todos los tipos de cáncer con el mismo vector", según Riesco.
Los virus genéticamente modificados fueron generados por el equipo francés del profesor Geroges Vassaux. Posteriormente, los investigadores aprovecharon el potencial de la telomerasa, una proteína esencial para la inmortalización de las células malignas que se expresa en todos los cánceres humanos, pero "no en la mayoría de los tejidos normales. A partir de esta propiedad se generaron los vectores virales, adenovirus no replicativos, capaces de expresar NIS en aquellas células activas en telomerasa o célula cancerosa en general", ha matizado Riesco.
De la Vieja también ha destacado que, una vez que se inocularon los virus, tanto in vitro como in vivo, se observó una elevada especificidad de NIS para células tumorales, ya que no se expresa en células normales. "El vector es específico de células tumorales sin importar de qué tumor se trate".
Más aplicaciones
Riesco insiste en que en tejidos normales de hígado u ovario, por ejemplo, el vector es muy selectivo y no se expresa, lo que significa que el yodo sólo se dirige a los tejidos tumorales. "Este hecho es importante para poder seleccionar a qué tejidos debe dirigirse la terapia", lo que redundaría en una menor toxicidad terapéutica.
Además de su potencial terapéutico, Riesco ha apuntado la ventaja de que el procedimiento puede convertirse en técnica diagnostica de imagen muy sensible, ya que "el yodo radiactivo se puede visualizar mediante gammagrafías, lo que permitiría localizar dónde se encuentra el tumor, máxime cuando la lesión es pequeña, o la metástasis".
Una tercera aplicación, según los investigadores, sería la de monitorización del tratamiento porque es posible volver a introducir, una vez aplicada la terapia, el radioisótopo para comprobar que no quedan restos tumorales.
(J Clin Endocrinology Metabolism 2011; 96(9): E1435-43).
No hay comentarios:
Publicar un comentario