INNOVACIÓN | Medicina nuclear
Una ayuda 'casera' para diagnosticar a los bebés
Carmen Ramírez, en el centro, junto a los responsables de Enfermería del hospital. | H. R. S
Carmen Ramírez lleva casi 30 años trabajando como enfermera especialista en radiodiagnóstico. A lo largo de su dilatada experiencia ha aprendido que, para enfrentarse al día a día de la práctica clínica, no sólo hacen falta conocimientos, sino también grandes dosis de imaginación y creatividad.
Ella ha tenido que emplear estas dos herramientas sobre todo en la atención de bebés y recién nacidos, unos 'pacientes especiales' que no siempre pueden adaptarse a instrumentos y dosis pensadas para adultos y para los que a veces hay que idear técnicas y dispositivos 'caseros' pero eficientes.
Generalmente, sus 'trucos' no han traspasado las paredes del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, el centro donde trabaja. Sin embargo, una de sus ideas podría llegar pronto a otros profesionales gracias a una patente realizada a través del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC) y de la Oficina de Transferencia de Tecnología del sistema sanitario público de Andalucía (OTT-SSPA).
Se trata de un dispositivo que facilita la administración de contrastes a pequeños que deben someterse a pruebas diagnósticas del aparato digestivo alto.
Con las herramientas disponibles, no es fácil lograr que los más pequeños ingieran las sustancias necesarias para las pruebas, explica Ramírez. Algunos tienen problemas para succionar o ingerir el contraste líquido y los biberones tienen una capacidad demasiado grande para las pequeñas cantidades que hay que administrar, aclara.
En ocasiones, puede utilizarse una jeringuilla, pero entonces se corre el riesgo de que se dañe la mucosa de la boca de los pequeños, continúa Ramírez, quien, un día, pensó que "colocando una tetina en la jeringuilla se podrían solventar estas complicaciones". Su idea se plasmó primero en un modelo 'casero', pero ya se ha diseñado un prototipo que, en una pieza única, combina un sistema de inyección y una tetina fija.
"Mejora la seguridad porque permite el control del contraste que se administra y la protección de la mucosa oral. Además, también reduce el riesgo de fugas", señala Ramírez, quien remarca que este sistema "permite conseguir imágenes con más calidad y disminuir el tiempo de realización de la prueba".
De momento, esta enfermera está a la espera de que alguna empresa se interese por la comercialización del dispositivo. Según explica, su utilidad no se limita al uso pediátrico, sino que también puede servir de gran ayuda en otros campos, "como en geriatría, en personas con problemas neurológicos e incluso en el ámbito veterinario", señala.
Ella ha tenido que emplear estas dos herramientas sobre todo en la atención de bebés y recién nacidos, unos 'pacientes especiales' que no siempre pueden adaptarse a instrumentos y dosis pensadas para adultos y para los que a veces hay que idear técnicas y dispositivos 'caseros' pero eficientes.
Generalmente, sus 'trucos' no han traspasado las paredes del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, el centro donde trabaja. Sin embargo, una de sus ideas podría llegar pronto a otros profesionales gracias a una patente realizada a través del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC) y de la Oficina de Transferencia de Tecnología del sistema sanitario público de Andalucía (OTT-SSPA).
Se trata de un dispositivo que facilita la administración de contrastes a pequeños que deben someterse a pruebas diagnósticas del aparato digestivo alto.
Con las herramientas disponibles, no es fácil lograr que los más pequeños ingieran las sustancias necesarias para las pruebas, explica Ramírez. Algunos tienen problemas para succionar o ingerir el contraste líquido y los biberones tienen una capacidad demasiado grande para las pequeñas cantidades que hay que administrar, aclara.
En ocasiones, puede utilizarse una jeringuilla, pero entonces se corre el riesgo de que se dañe la mucosa de la boca de los pequeños, continúa Ramírez, quien, un día, pensó que "colocando una tetina en la jeringuilla se podrían solventar estas complicaciones". Su idea se plasmó primero en un modelo 'casero', pero ya se ha diseñado un prototipo que, en una pieza única, combina un sistema de inyección y una tetina fija.
"Mejora la seguridad porque permite el control del contraste que se administra y la protección de la mucosa oral. Además, también reduce el riesgo de fugas", señala Ramírez, quien remarca que este sistema "permite conseguir imágenes con más calidad y disminuir el tiempo de realización de la prueba".
De momento, esta enfermera está a la espera de que alguna empresa se interese por la comercialización del dispositivo. Según explica, su utilidad no se limita al uso pediátrico, sino que también puede servir de gran ayuda en otros campos, "como en geriatría, en personas con problemas neurológicos e incluso en el ámbito veterinario", señala.
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