PSIQUIATRÍA | A propósito de un caso
Huir sin saber por qué
El protagonista de la película 'El maquinista' sufre un trastorno disociativo. | El Mundo
- La fuga disociativa va acompañada de una dificultad para recordar el pasado
- Algunas personas simulan el trastorno para escapar de la Justicia
Ocurrió hace unos meses en una localidad madrileña. Un buen día, un hombre de mediana edad salió de su trabajo pero no volvió a casa. Desapareció durante seis jornadas, hasta que fue encontrado por la Policía en un estado de confusión y llevado al Hospital de Getafe. Allí comprobaron que sufría amnesia retrógrada autobiográfica: recordaba lo que había hecho en la última semana -fundamentalmente, pasear junto al río-, pero había olvidado completamente su vida anterior.
Tras ser valorado en el Servicio de Psiquiatría del citado centro, el afectado fue derivado al Centro de Salud Mental de la misma población, donde un equipo de médicos analizó cuidadosamente sus circunstancias, diagnosticó el trastorno que padecía e inició el tratamiento. Por lo curioso y excepcional de la patología, dichos profesionales decidieron dar a conocer este caso en la 'Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría'.
Aparentemente, nuestro protagonista no tenía ningún motivo para escapar de su hogar. Ese es, precisamente, uno de los rasgos característicos de lo que se conoce como fuga disociativa. Quienes la experimentan no tienen por qué presentar razones poderosas para esfumarse de la noche a la mañana. Lo que sí ocurre la mayoría de las veces es que los afectados han tenido alguna vivencia traumática o estresante. Y así fue también en esta ocasión, puesto que, al tirar del hilo y entrevistar a sus familiares, quienes atendieron a aquel hombre descubrieron que era consumidor de cocaína (supuestamente en abstinencia en los últimos tiempos), padecía depresión desde hacía 17 años y tenía problemas económicos y de pareja.
El afectado tenía intacta lo que se conoce como memoria procedimental, que es la que se necesita para vestirse, caminar, leer y escribir. Sin embargo, ya no sabía conducir ni cocinar, a pesar de que era cocinero de profesión desde hacía 30 años. Sí que presentaba recuerdos generales (una canción, un personaje público o un lugar), pero no de su propia vida. Poco a poco, fue recuperando su memoria biográfica, pero no la relativa a su relación de pareja, el consumo de tóxicos o su entorno laboral.
La fuga disociativa es uno de los trastornos disociativos, que en su conjunto afectan a menos del 2% de la población y constituyen un problema de salud de creciente interés. Suponen una alteración de las funciones integradoras de la conciencia, la memoria, la identidad y la percepción del entorno. Junto con el que nos ocupa, otro de los más llamativos y cinematográficos es el denominado trastorno de identidad disociativo (antes denominado personalidad múltiple), que consiste en la coexistencia en un individuo de dos o más personalidades múltiples.
Tanto la huida con incapacidad para recordar como la personalidad múltiple son objeto de picaresca por parte de quienes desean zafarse de un conflicto con la Justicia. Los psiquiatras forenses son los encargados de desenmascarar a los simuladores que fingen una patología de este tipo para no ser declarados culpables de un robo o un asesinato. "Hay gente que desaparece y se lleva todo el dinero de su empresa. Las fugas que reportan algún tipo de beneficio plantean dudas sobre su origen psiquiátrico", reflexiona Jesús Cobo, del Servicio de Salud mental de la Corporación Sanitaria Parc Taulí de Sabadell (Barcelona).
Traumas infantiles
Este psiquiatra y otros especialistas llevaron a cabo un análisis de 36 casos de trastorno disociativo tratados en su hospital y hace dos años publicaron sus resultados en la revista 'Actas Españolas de Psiquiatría'. La principal conclusión del estudio fue que, tal y como se había observado previamente en otras poblaciones occidentales, la aparición de estos trastornos mentales está relacionada con los traumas infantiles en general y, en especial, con los abusos sexuales.El diagnóstico se basa exclusivamente en la clínica, es decir, en los síntomas. Para ello son especialmente útiles los cuestionarios destinados a esclarecer las experiencias de los afectados y la frecuencia con la que aparecen. Por ejemplo, se les pregunta si han tenido la vivencia de encontrarse en un lugar sin tener idea de cómo llegaron allí, si se les ha aproximado gente que les llama por otro nombre, si han tenido dificultades para reconocer a miembros de su propia familia o amigos, si han olvidado momentos importantes de su vida, si experimentan que el entorno que les rodea no es real o si no se reconocen cuando se miran al espejo.
En teoría, no existe ninguna alteración orgánica relacionada con este tipo de patologías que, a diferencia de otros trastornos psiquiátricos, no están relacionadas con ningún daño estructural en el cerebro. Sin embargo, en los últimos tiempos se han llevado a cabo estudios de neuroimagen que demuestran que las personas afectadas sí presentan diferencias funcionales, como una menor actividad metabólica en ciertas regiones cerebrales relacionadas con la recuperación de los recuerdos autobiográficos.
En cuanto al tratamiento, el doctor Cobo explica que se basa en dos enfoques: el biológico y el psicológico. "Es difícil que el trastorno disociativo se presente aislado", comenta. "Generalmente va asociado a depresión u otros problemas". Por eso, se administran antidepresivos, ansiolíticos, antipsicóticos... Igual de importante es la psicoterapia. Pero no todas las personas se recuperan igual de bien. "No siempre se obtienen resultados inmediatos", manifiesta el especialista.
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