ENTREVISTA: MERIENDA CON... ARTURO ÁLVAREZ-BUYLLA
"No demos falsas esperanzas sobre el alzhéimer"
JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS 21/10/2011
El neurólogo Arturo Álvarez-Buylla es, junto a Leonard Cohen y Riccardo Muti, uno de los tres galardonados que intervendrán esta tarde en la ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias. A él le ha correspondido el de Investigación Científica y Técnica y lleva una semana sin parar. "Vine a Asturias por primera vez en 1978 y, sí, esta es muy distinta a otras visitas", dice irónico. Un día va a los Picos de Europa y otro se reúne con 100 asturianos que llevan su apellido. O con 100 periodistas que quieren tomarse un café con él. Manzanilla en su caso. Álvarez-Buylla es mexicano pero ahora está en casa. Todavía recuerda el hórreo que había en el Club Asturias de México DF, la ciudad en la que nació en 1958. Su familia se estableció allí después de pasar por la URSS.
Tanto trasiego tiene una causa. El científico se llama Arturo por su abuelo, un militar ovetense pionero de la aviación en España que fue fusilado a los 41 años por mantenerse fiel a la República. Ocurrió en marzo de 1937 y en Ceuta. Era Alto Comisario para el Protectorado de Marruecos y pagó con la muerte su decencia. "A mi abuela la llevaron presa a un convento y mi padre nunca volvió a ver vivo al suyo, se fue a la URSS", recuerda su nieto. "Mi padre se emocionaba cuando contaba que al recibir los grados como doctor se acordó del empeño de su padre porque estudiara medicina". También era piloto pero nunca le interesó el ejército: "Nos inculcó que una fábrica de armas construye aparatos para matar".
Profesor de Neurocirugía en la Universidad de California, Álvarez-Buylla se siente un privilegiado por los maestros que tuvo en México: "El exilio republicano fue una escuela fantástica para mí. La casa de mi abuelo materno siempre estaba llena de intelectuales. Pero a la vez éramos muy mexicanos. Tal fue la acogida del país". Tiene la prudencia de "alguien que viene una vez al año", pero también memoria de sus primeros viajes: "Lo que ha hecho la democracia es ejemplar. Es cierto que es una monarquía, pero la España actual ha hecho realidad muchos de los ideales de la República. Sé que ahora hay desempleo y que la gente se queja, pero la ciencia, las artes y la sociedad han avanzado mucho en 30 años".
Hijo, hermano y esposo de científicos, Arturo Álvarez-Buylla ha recibido el Príncipe de Asturias por sus estudios sobre la regeneración de neuronas en cerebros adultos, algo que durante décadas se consideró imposible. Aunque el propio jurado relacionó sus investigaciones con nuevas vías para el tratamiento del alzhéimer y el párkinson, él aclara que su trabajo es investigación básica. "Soy optimista porque en 20 años el conocimiento del sistema nervioso ha crecido enormemente, pero no demos falsas esperanzas a la gente. ¿Que cuánto nos falta saber sobre el cerebro? ¿Cómo saberlo si no sabemos dónde está el 100%?".
Conmovido, el neurólogo cuenta que a su laboratorio llegan a menudo consultas que no puede resolver. Incluso al hotel le ha llegado estos días la carta de una madre contándole el caso de su hijo. Son días raros para Arturo Álvarez-Buylla. Piensa en el pasado y en el futuro pero no pierde de vista lo que tiene delante: "No tenga prisa por mí, termine su café".
El neurólogo recibe hoy el Premio Príncipe de Asturias de Investigación
Tanto trasiego tiene una causa. El científico se llama Arturo por su abuelo, un militar ovetense pionero de la aviación en España que fue fusilado a los 41 años por mantenerse fiel a la República. Ocurrió en marzo de 1937 y en Ceuta. Era Alto Comisario para el Protectorado de Marruecos y pagó con la muerte su decencia. "A mi abuela la llevaron presa a un convento y mi padre nunca volvió a ver vivo al suyo, se fue a la URSS", recuerda su nieto. "Mi padre se emocionaba cuando contaba que al recibir los grados como doctor se acordó del empeño de su padre porque estudiara medicina". También era piloto pero nunca le interesó el ejército: "Nos inculcó que una fábrica de armas construye aparatos para matar".
Profesor de Neurocirugía en la Universidad de California, Álvarez-Buylla se siente un privilegiado por los maestros que tuvo en México: "El exilio republicano fue una escuela fantástica para mí. La casa de mi abuelo materno siempre estaba llena de intelectuales. Pero a la vez éramos muy mexicanos. Tal fue la acogida del país". Tiene la prudencia de "alguien que viene una vez al año", pero también memoria de sus primeros viajes: "Lo que ha hecho la democracia es ejemplar. Es cierto que es una monarquía, pero la España actual ha hecho realidad muchos de los ideales de la República. Sé que ahora hay desempleo y que la gente se queja, pero la ciencia, las artes y la sociedad han avanzado mucho en 30 años".
Hijo, hermano y esposo de científicos, Arturo Álvarez-Buylla ha recibido el Príncipe de Asturias por sus estudios sobre la regeneración de neuronas en cerebros adultos, algo que durante décadas se consideró imposible. Aunque el propio jurado relacionó sus investigaciones con nuevas vías para el tratamiento del alzhéimer y el párkinson, él aclara que su trabajo es investigación básica. "Soy optimista porque en 20 años el conocimiento del sistema nervioso ha crecido enormemente, pero no demos falsas esperanzas a la gente. ¿Que cuánto nos falta saber sobre el cerebro? ¿Cómo saberlo si no sabemos dónde está el 100%?".
Conmovido, el neurólogo cuenta que a su laboratorio llegan a menudo consultas que no puede resolver. Incluso al hotel le ha llegado estos días la carta de una madre contándole el caso de su hijo. Son días raros para Arturo Álvarez-Buylla. Piensa en el pasado y en el futuro pero no pierde de vista lo que tiene delante: "No tenga prisa por mí, termine su café".
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