El infradiagnóstico se debe tanto al paciente como al especialista y sistema sanitario
A menudo, la persona que padece depresión no está suficientemente diagnosticada y, por tanto, no se le puede tratar de forma correcta. Rafael Casquero, psiquiatra y médico de Familia, ha explicado en el congreso de Semergen los factores de riesgo y las causas de infradiagnóstico de la depresión.
De todo su trabajo, Casquero resalta que, a menudo, no hay facilidad para ofrecer un diagnóstico, y eso implica que en no pocas ocasiones la persona con depresión no esté suficientemente diagnosticada y que, por tanto, no se le pueda tratar de forma correcta.
Factores de riesgo
Existen numerosos factores de riesgo para contraer una depresión. Entre ellos, se encuentran los antecedentes familiares, posibles abusos sexuales, traumas infantiles, trastornos de la ansiedad en la familia y el consumo de sustancias en los padres, que va a condicionar un entorno desfavorable. "Las situaciones de pobreza y soledad, las diversas enfermedades crónicas y las pérdidas recientes son también causas que nos permiten intuir el riesgo de una depresión", afirma Casquero.
Según el especialista madrileño, la estructura del sistema sanitario o, incluso, las circunstancias del propio médico están en la raíz del infradiagnóstico que se detecta en esta patología.
Por lo que respecta al enfermo, el déficit de diagnóstico puede alcanzar hasta el 60 por ciento de los casos, "porque el paciente desconoce que tiene una depresión y se lo explica mal al médico, o porque no quiere hablar sobre ello para que el especialista no le etiquete como enfermo mental. Además, existe el peligro de que se dé una banalización de la enfermedad", apunta.
En el caso de los profesionales, Casquero detecta algunas lagunas formativas, ya que los médicos terminan la carrera con cierto desconocimiento o con "miedo al contagio emocional".
El sistema sanitario también aporta su grano de arena al infradiagnóstico: "En consultas muy saturadas, el especialista no tiene tiempo material para realizar diagnósticos precisos a todos sus pacientes".
Síntomas somáticos
Casquero también llama la atención sobre las depresiones que tienen pocos síntomas o que son fundamentalmente somáticas. "Estos síntomas engañan y hacen que el enfermo muchas veces no tome conciencia de que padece una depresión".
Por último, concluye que hay que tener cuidado con los tratamientos farmacológicos, "sobre todo con los inflamatorios, ya que son dañinos para el estómago, el riñón y el hígado. Los médicos de Familia tendríamos que ser más restrictivos con ellos".
Preguntas frecuentes en depresión
Con el material del simposio se va a presentar un libro que se llamará F.A.Q. en depresión, patrocinado por el laboratorio AstraZeneca. Va a tener un interés práctico porque se aleja del planteamiento teórico de esquemas ajenos a la consulta. Habrá tres bloques: diagnóstico, clínica, y los síntomas y el manejo terapéutico de las depresiones cuando no han respondido al primer tratamiento.Preguntas frecuentes
1. ¿Por qué es necesario indagar en los antecedentes personales de las personas deprimidas? Es frecuente que la depresión tenga un componente genético, que otros familiares hayan padecido la enfermedad anteriormente. Sin embargo, a veces es difícil diferenciar la parte genética de la ambiental. El niño se forma en la familia y, por tanto, aunque no se herede, en ocasiones el impacto de una familia problemática afectará al niño, provocándole depresión. 2. ¿Es conveniente o contraproducente explorar la ideación autolítica? Las ventajas de explorar la ideación autolítica son mucho mayores que los inconvenientes, porque es la forma de poder analizar una situación peligrosa, concienciar y poner remedio. A la hora de explorarla, hay que hablar del tema sin transmitir juicios de valor, en un ambiente confidencial, respetuoso y apoyando afectivamente. 3. ¿Cómo identificar una respuesta subóptima en un paciente con depresión? Cuando una depresión es tratada, lo primero que mejoran son los síntomas depresivos y el bienestar. Sin embargo, los síntomas somáticos tardan más y a veces no desaparecen. Con este tipo de síntomas, hablamos de una depresión con un tratamiento subóptimo o con síntomas residuales. 4. ¿Será una depresión o una enfermedad física? A menudo la depresión se acompaña de patologías físicas, enfermedades infecciosas, neurológicas, etc. La depresión en general puede ser la puerta de entrada de múltiples enfermedades y puede agravar la morbilidad y mortalidad. Por tanto, tratar la depresión que acompaña a estas enfermedades va a mejorar el pronóstico, tanto de la depresión como de las enfermedades. 5. ¿Qué enfermedades mentales acompañan a la depresión? Muchos trastornos afectivos, como el trastorno bipolar, trastornos depresivos breves recurrentes, etc. También hay otros psiquiátricos como los de personalidad o los narcisistas. 5. ¿La depresión es un cuadro independiente de la ansiedad o forma parte de la misma enfermedad? Esta pregunta produce preocupación entre los médicos de Familia. Realmente, la depresión y la ansiedad comparten mecanismos etiopatogénicos, epibiológicos y muchos tratamientos. Además, con frecuencia la vulnerabilidad genética es común. Por otro lado, los síntomas ansiosos y depresivos a menudo van asociados, es decir, cuadros de ansiedad en el tiempo desencadenan una depresión mientras que al revés es menos frecuente. En cuanto a los psicofármacos antidepresivos y ansiolíticos, la asociación de depresión y ansiedad es del 15 por ciento, y cuando se producen asociadas hay una mayor cronicidad, mayor deterioro de la persona, peor calidad de vida y peor respuesta al tratamiento, por lo que aumenta el índice de suicidios.Cómo poder detectar la simulación de un trastorno depresivo
Rafael Casquero explica que, a veces, los pacientes simulan una depresión y es difícil que los facultativos se den cuenta. Por ello, propone una serie de trucos que podrían servir al médico. Lo primero, y más importante, es que hay que buscar la coherencia entre la comunicación verbal y no verbal. De las dos, la segunda es la prioritaria, precisamente porque es la que menos puede falsearse. "Debemos fijarnos en que la expresión facial y los movimientos corporales del paciente indiquen, de verdad, un sentimiento depresivo", recomienda Casquero. También ayuda la información del entorno, que puede dar pistas de que esa persona no tiene ningún síntoma depresivo. Otro aspecto importante es la historia clínica. En ella se pueden encontrar notas de otros especialistas que han registrado que esa persona carece de síntomas específicos o que recurre a la simulación con frecuencia. "Además, es muy interesante la observación por parte del especialista fuera de la consulta", dice el psiquiatra. En los casos de simulación, las personas presentan síntomas psicológicos "desproporcionados o falsos, debidos fundamentalmente a incentivos o motivaciones externas, como puede ser el no querer ir a trabajar". También pueden ser incentivos externos que faciliten asumir el papel de enfermo. "Con este incentivo concreto, los pacientes aspiran a lograr que su entorno más cercano se preocupe más por ellos o que les atienda más, entre otros aspectos". Si el médico no se da cuenta de estas simulaciones, puede llevar a la persona a una baja laboral de entre 30 y 90 días.
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