Las terapias tienen un elevado porcentaje de éxito para evitar crisis epilépticas
La asistencia temprana puede eliminar el deterioro cognitivo que acompaña al síndrome de West no tratado
Raquel Serrano | 28/11/2011 00:00
Los pequeños espamos que padecen los bebés de entre cuatro y doce meses de vida pueden ser perfectamente compatibles con formas precoces de epilepsia que, de no tratarse tempranamente y de manera adecuada, dejan secuelas neurológicas de por vida. La aparición de "estos sutiles espasmos, que pueden pasar totalmente desapercibidos a los padres, se corresponden con el síndrome de West", explica a DM Nuria Pombo San Miguel, presidenta de la Fundación Síndrome de West, entidad organizadora del IV Congreso sobre Avances en Epilepsia Pediátrica y Autismo, que se ha desarrollado en la Fundación Ramón Areces, en Madrid, bajo la coordinación de Agustín Legido, jefe de la Sección de Neuropediatría del Hospital Infantil Saint Christopher, en Filadelfia (Estados Unidos).
Causas diversas
Para esta enfermedad, que afecta a uno de cada 4.000 nacidos en el mundo, lo que supondría unos 10.000 casos en España, la atención temprana es fundamental para "abortar las crisis y toda una serie de complicaciones posteriores, como la hipotonía, que van limitando las capacidades cognitivas y motoras de los niños afectados", según Pombo.
Cualquier tipo de alteración cerebral -malformativa, infecciosa, asfíctica o metabólica- puede generar síndrome de West. Actualmente se ha demostrado el peso de ciertos genes en el West sintomático o secundario, pero en otro amplio grupo de casos, West idiopático o criptogénico, las causas se desconocen, lo que imprime un mejor pronóstico.
El tratamiento farmacológico sigue siendo el pilar del manejo de la enfermedad. "La administración de la hormona adreno-corticotropa consigue un porcentaje de éxito en la eliminación de las crisis muy elevado, aunque, lógicamente, se acompañe de los efectos secundarios propios de los corticoides".
Pese a ello, para la presidenta de la Fundación, lo esencial es "cortar las crisis epilépticas de raíz", hecho que, según los últimos datos presentados por los especialistas en este congreso, no se consigue en aproximadamente un 20 por ciento de los afectados. "En este porcentaje no se logran controlar las crisis, lo que significa que el deterioro cognitivo sigue avanzando".
Esfuerzos conjuntos
No obstante, Pombo se muestra optimista porque, en estos momentos, el mercado farmacológico dispone de hasta 22 fármacos que dan idea de los esfuerzos que se hacen continuamente en investigación. El síndrome de West, que en aproximadamente un tercio de los casos puede asociar un trastorno del espectro autista, está considerado como enfermedad rara, aunque relativamente minoritaria y, por tanto, dispone de menos recursos, hecho que no favorece a estos niños que, además de precisar un tratamiento farmacológico, necesitan otros apoyos complementarios, como la fisioterapia o manejo psicológico.
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