Recomiendan la profilaxis en pacientes con enfermedades autoinmunes y riesgo de embolia pulmonar
Madrid (29/11/2011) - E.P.
La embolia pulmonar tiene una incidencia anual en Estados Unidos de más de un caso por cada mil habitantes, y una de mortalidad similar al infarto de miocardio superior al quince por ciento en los primeros tres meses después del diagnóstico
Cuando los pacientes son hospitalizados por un trastorno autoinmune, tienen un riesgo mucho mayor de sufrir una embolia pulmonar durante los siguientes 12 meses, por lo que la profilaxis podría estar justificada en estos casos, según las conclusiones de un artículo publicado por la revista The Lancet y escrito por el doctor Bengt Zoller, del Centro de Investigación de Atención Primaria de la Salud de la Universidad de Lund y del Centro de Investigación Clínica del Hospital Universitario de Malmo, en Suecia, y sus colaboradores.
El tromboembolismo venoso es un problema de salud importante, por lo que la embolia pulmonar es una complicación potencialmente mortal.
El estudio analizó a más de 500.000 pacientes ingresados en un hospital en Suecia entre 1964 y 2008 por cualquiera de los 33 desórdenes autoinmunes estudiados. Los tres trastornos autoinmunes más comunes fueron artritis reumatoide, tiroiditis de Hashimoto y la enfermedad de Graves. Otros, incluyen psoriasis, enfermedad crónica reumática cardiaca, y enfermedad de Crohn.
El riesgo general de embolia pulmonar durante el primer año, después del diagnóstico de un trastorno autoinmune, fue 6 veces mayor que para los pacientes sin un trastorno autoinmune. Las 33 enfermedades autoinmunes se asociaron con un aumento significativo del riesgo de embolia pulmonar durante el primer año después del ingreso.
Sin embargo, algunas enfermedades tienen un riesgo particularmente elevado de embolia pulmonar en comparación con los pacientes sin un trastorno autoinmune, por ejemplo, la púrpura trombocitopénica inmune (11 veces más riesgo), la poliarteritis nodosa (13 veces) y la polimiositis o dermatomiositis (16 veces).
El riesgo global disminuyó con el tiempo, al año de ingreso en el hospital. De hecho, durante el primer año el riesgo fue un 50 por ciento mayor durante el primer año, frente a un riesgo del 15 por ciento a los 5 años y, finalmente, un 4 por ciento más de riesgo 10 años más tarde. El riesgo fue mayor para ambos sexos y en todas las edades.
Según los autores, los resultados muestran que los trastornos autoinmunes influyen en el riesgo de hospitalización por embolia pulmonar en hombres y mujeres de todas las edades que padecen alguna de las 33 enfermedades autoinmunes que se asociaron con un riesgo significativamente aumentado de tromboembolismo pulmonar, durante el primer año después del ingreso.
Estos descubrimientos también muestran que los trastornos autoinmunes, en general, debe ser considerados no sólo como trastornos inflamatorios, sino también como síndrome de hipercoagulabilidad. Los autores creen que la profilaxis podría estar justificada en pacientes ingresados con enfermedades autoinmunes, o por lo menos en los trastornos para los cuales el riesgo de embolia pulmonar es muy alto, según reconocen.
El tromboembolismo venoso es un problema de salud importante, por lo que la embolia pulmonar es una complicación potencialmente mortal.
El estudio analizó a más de 500.000 pacientes ingresados en un hospital en Suecia entre 1964 y 2008 por cualquiera de los 33 desórdenes autoinmunes estudiados. Los tres trastornos autoinmunes más comunes fueron artritis reumatoide, tiroiditis de Hashimoto y la enfermedad de Graves. Otros, incluyen psoriasis, enfermedad crónica reumática cardiaca, y enfermedad de Crohn.
El riesgo general de embolia pulmonar durante el primer año, después del diagnóstico de un trastorno autoinmune, fue 6 veces mayor que para los pacientes sin un trastorno autoinmune. Las 33 enfermedades autoinmunes se asociaron con un aumento significativo del riesgo de embolia pulmonar durante el primer año después del ingreso.
Sin embargo, algunas enfermedades tienen un riesgo particularmente elevado de embolia pulmonar en comparación con los pacientes sin un trastorno autoinmune, por ejemplo, la púrpura trombocitopénica inmune (11 veces más riesgo), la poliarteritis nodosa (13 veces) y la polimiositis o dermatomiositis (16 veces).
El riesgo global disminuyó con el tiempo, al año de ingreso en el hospital. De hecho, durante el primer año el riesgo fue un 50 por ciento mayor durante el primer año, frente a un riesgo del 15 por ciento a los 5 años y, finalmente, un 4 por ciento más de riesgo 10 años más tarde. El riesgo fue mayor para ambos sexos y en todas las edades.
Según los autores, los resultados muestran que los trastornos autoinmunes influyen en el riesgo de hospitalización por embolia pulmonar en hombres y mujeres de todas las edades que padecen alguna de las 33 enfermedades autoinmunes que se asociaron con un riesgo significativamente aumentado de tromboembolismo pulmonar, durante el primer año después del ingreso.
Estos descubrimientos también muestran que los trastornos autoinmunes, en general, debe ser considerados no sólo como trastornos inflamatorios, sino también como síndrome de hipercoagulabilidad. Los autores creen que la profilaxis podría estar justificada en pacientes ingresados con enfermedades autoinmunes, o por lo menos en los trastornos para los cuales el riesgo de embolia pulmonar es muy alto, según reconocen.
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