SIMPOSIO | Panorama del trastorno
El momento clave de la enfermedad celiaca
El trigo es uno de los cereales que contiene gluten. | Ap
Los especialistas calculan que el 1% de la población española padece enfermedad celiaca. Estas personas tienen una intolerancia permanente al gluten, que es una proteína presente en cereales como el trigo, el centeno o la cebada, entre otros, por lo que deben eliminar estos productos de su dieta para evitar complicaciones. Sin embargo, la gran mayoría de los enfermos desconoce que lo son.
"Sólo uno de cada seis o siete pacientes se diagnostica adecuadamente, por lo que muchos se pierden", ha explicado a ELMUNDO.es Eduardo Arranz, presidente de la Sociedad Española de Enfermedad Celiaca durante el simposio 'Soluciones emergentes para la Celiaquía' que ha organizado esta semana en Madrid la Fundación Ramón Areces y el Colegio Oficial de Químicos de Madrid.
Este encuentro, que ha reunido a los principales especialistas en la materia, ha servido de altavoz al Proyecto PACE (Proyecto de Ayuda a los Celiacos Españoles), una iniciativa que reclama esfuerzos para abordar la problemática de la enfermedad celiaca desde un punto de vista multidisciplinar, es decir, tanto desde la óptica de salud pública, y la mejora de la detección y los tratamientos, como desde la industria de fabricación de alimentos sin gluten, la detección de la proteína o la formación del profesorado escolar.
Uno de los principales mensajes que se han lanzado en el simposio hace hincapié en los importantes logros que en los últimos años se han logrado sobre el conocimiento de la enfermedad y las técnicas de diagnóstico disponibles. Sin embargo, expertos como Amado Salvador Peña, profesor emérito de la Universidad Medisch Centrum de Amsterdam (Holanda), también han subrayado la importancia de que estos logros se traduzcan pronto "en una mejor identificación de los casos" y en una uniformidad de los criterios empleados para la detección.
"Estamos en una encrucijada en cuanto que tenemos que saber cómo aunar todas las herramientas de las que disponemos para diagnosticar de una forma más eficaz", ha coincidido Arranz.
"Hay que valorar muy bien y hacer estudios que valoren el coste y la eficacia para encontrar esos pacientes que se escapan y cuya falta de diagnóstico está acarreando también gastos al sistema sanitario", ya que una enfermedad celiaca no detectada puede acarrear trastornos tan dispares como infertilidad, ataxias o depresión.
El gluten será sin, duda, un elemento clave a investigar en el futuro ya que, según ha explicado Arranz, cada vez hay más evidencias científicas de que esta proteína también puede causar síntomas gastrointestinales a personas que, en puridad, no son celiacos.
"En pruebas diagnósticas, como la serología, dan negativo y muchos tampoco tienen lesiones intestinales, pero vemos que cuando retiramos el gluten de su dieta experimentan una importante mejoría", señala.
"Tenemos que estudiar a fondo esa sensibilidad y ver cómo debe ser el abordaje de estos pacientes", añade.
Según su punto de vista, para el futuro es fundamental seguir apuntalando la colaboración entre especialistas en la práctica clínica, genetistas, inmunólogos y tecnólogos de los alimentos, entre otros expertos.
"Sólo uno de cada seis o siete pacientes se diagnostica adecuadamente, por lo que muchos se pierden", ha explicado a ELMUNDO.es Eduardo Arranz, presidente de la Sociedad Española de Enfermedad Celiaca durante el simposio 'Soluciones emergentes para la Celiaquía' que ha organizado esta semana en Madrid la Fundación Ramón Areces y el Colegio Oficial de Químicos de Madrid.
Este encuentro, que ha reunido a los principales especialistas en la materia, ha servido de altavoz al Proyecto PACE (Proyecto de Ayuda a los Celiacos Españoles), una iniciativa que reclama esfuerzos para abordar la problemática de la enfermedad celiaca desde un punto de vista multidisciplinar, es decir, tanto desde la óptica de salud pública, y la mejora de la detección y los tratamientos, como desde la industria de fabricación de alimentos sin gluten, la detección de la proteína o la formación del profesorado escolar.
Uno de los principales mensajes que se han lanzado en el simposio hace hincapié en los importantes logros que en los últimos años se han logrado sobre el conocimiento de la enfermedad y las técnicas de diagnóstico disponibles. Sin embargo, expertos como Amado Salvador Peña, profesor emérito de la Universidad Medisch Centrum de Amsterdam (Holanda), también han subrayado la importancia de que estos logros se traduzcan pronto "en una mejor identificación de los casos" y en una uniformidad de los criterios empleados para la detección.
"Estamos en una encrucijada en cuanto que tenemos que saber cómo aunar todas las herramientas de las que disponemos para diagnosticar de una forma más eficaz", ha coincidido Arranz.
"Hay que valorar muy bien y hacer estudios que valoren el coste y la eficacia para encontrar esos pacientes que se escapan y cuya falta de diagnóstico está acarreando también gastos al sistema sanitario", ya que una enfermedad celiaca no detectada puede acarrear trastornos tan dispares como infertilidad, ataxias o depresión.
El gluten será sin, duda, un elemento clave a investigar en el futuro ya que, según ha explicado Arranz, cada vez hay más evidencias científicas de que esta proteína también puede causar síntomas gastrointestinales a personas que, en puridad, no son celiacos.
"En pruebas diagnósticas, como la serología, dan negativo y muchos tampoco tienen lesiones intestinales, pero vemos que cuando retiramos el gluten de su dieta experimentan una importante mejoría", señala.
"Tenemos que estudiar a fondo esa sensibilidad y ver cómo debe ser el abordaje de estos pacientes", añade.
Según su punto de vista, para el futuro es fundamental seguir apuntalando la colaboración entre especialistas en la práctica clínica, genetistas, inmunólogos y tecnólogos de los alimentos, entre otros expertos.