PSIQUIATRÍA
Cuatro de cada diez casos de depresión son hereditarios
JANO.es · 04 Marzo 2010 13:30
Las variables genéticas condicionan el nivel de vulnerabilidad de cada individuo hacia el trastorno, según un experto.
“Los estudios genéticos en familias han demostrado fehacientemente el componente de la heredabilidad biológica de los trastornos depresivos. Se ha estimado el peso de este componente en un 35-40%”. Así lo afirma Javier Meana, investigador y catedrático de Farmacología de la Facultad de Medicina de la UPV, e investigador del CIBERSAM (Centro de Investigación en Biomedicina en Red de Salud Mental), durante el XVIII Curso de actualización en Psiquiatría, que tiene lugar los días 4 y 5 de marzo en Vitoria.
“Los primeros abordajes del estudio de potenciales alteraciones biológicas en sujetos con depresión se realizaron a finales de las década de los 60 del siglo pasado”, explica el científico. En los últimos diez años, “diversos estudios de genómica funcional y proteómica han intentado conocer las potenciales alteraciones biológicas presentes en sujetos con depresión, con resultados no muy alentadores”, añade.
Los estudios de neuroimagen in vivo han demostrado la existencia de áreas de interés, cuya alteración morfológica y/o funcional está presente en el cerebro de sujetos con depresión. Todos estos hallazgos parecen estar modulados por particulares perfiles genéticos que muestran una sensibilidad específica a esas alteraciones.
El experto señala que “los datos actuales apuntan a que la presencia de ciertas variables genéticas representaría una mayor vulnerabilidad a eventos externos, de naturaleza estresante, cuya consecuencia afectaría de manera diferencial a unos sujetos respecto a otros.” Esto indicaría “diferentes niveles de vulnerabilidad a la depresión”. En este contexto, los actuales estudios de Epigenética pretenden conocer “cómo factores externos dejan huella en el genoma de los individuos desde fase tempranas de la vida (abusos sexuales, falta de cuidado maternal, etc.)”. Según el catedrático, “esta huella podría facilitar la aparición de episodios depresivos en la edad adulta”.
Las hipótesis más recientes apuntan, indica Meana, “a la importancia de reacciones de tipo inmunitario como factores que perpetuarían e incrementarían la sintomatología depresiva.”. Además, “son cada vez más frecuentes los estudios epidemiológicos que asocian enfermedades de naturaleza autoinmune con síntomas depresivos”.
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